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Operación remontada: «90 minuti en el Bernabéu son molto longo»

Si hay algún estadio del mundo donde pueda suceder lo imposible es en Chamartín

Operación remontada: «90 minuti en el Bernabéu son molto longo»

Mbappé celebra un gol con el Real Madrid.

Si el pasado martes a las 23 de la noche me preguntan por las posibilidades de remontada del Real Madrid frente al Arsenal les hubiera dado, siendo generoso, un 5% de opciones. El miércoles, sin saber muy bien cómo, subieron hasta el 15%, el jueves hasta el 25% y hoy, en la previa del partido, creo firmemente que el milagro de levantar un 3-0 en contra es posible.

No me pidan sesudos informes futbolísticos porque, analizando el último mes de competición por parte de los merengues, no los tengo. Me baso en intangibles, en la fuerza del Bernabéu, en la magia de la Champions, en el «miedo escénico» acuñado por Valdano y en que, como diría Juanito, «90 minuti en el Bernabéu son molto Longo». 

Me agarro a todos estos factores anímicos porque la Champions es el torneo más emocional que existe. De poco valdrán si (como en la ida) los que tienen que estar enchufados mañana no lo están. Y es que Chamartín será una caldera, pero para prender la llama de la misma antes se necesita a un equipo comprometido donde los líderes, los Mbappé, Vini, Bellingham y Rodrygo tiren del carro. 

Ellos con su actitud y su fútbol tienen que convencer al madridista de que la gesta es posible y no al contrario. 

Donde lo imposible se hace ‘Real’ 

Todo aquello que futbolísticamente suena disparatado puede hacerse real en Concha Espina. Sobre todo en Europa, donde el Madrid se ha especializado en demostrarlo.

La primera vez fue hace 50 años, en 1975, cuando en el marco de la antigua Copa de Europa el Real Madrid volteó un 4 a 1 al Derby County endosándoles una manita en la Castellana (5-1) . Santillana hizo el tanto definitivo en la prórroga (99′) para hacer sucumbir a los ingleses. 

En 1980 le tocó sufrirlo al Celtic en los cuartos de la Champions. El conjunto escocés traía un cómodo 2-0 de las islas. Resultado que no fue capaz de defender en la capital de España donde cayó por 3 goles a 0 con Santillana de nuevo dándoles la puntilla definitiva (85′). 

Pero si hay una temporada loca en lo que a remontadas se refiere (además de la 21-22) esa es la de la UEFA 84-85. En dieciseisavos la experimentó el Rijeka croata (por entonces Yugoslavo) tras ver como Juanito, Santillana y Valdano anulaban el 3 a 1 de la ida. En cuartos fue el Anderlecht quien pasó por el dentista: 3-0 en Bélgica y 6-1 en Madrid. Pero la locura definitiva se desató en las semifinales contra el Inter.

Fue después de caer por 2-0 en Italia cuando Juan Gómez ‘Juanito’ pronunció aquella mítica frase para amedrentar a los transalpinos que ha quedado grabada en la historia: «90 minuti en el Bernabéu son molto longo».

Mítica y premonitoria a partes iguales. 3-0 del Madrid y pase a la final de una Copa de la UEFA que acabaría ganando.   

Al año siguiente, en la 85-86, más de lo mismo. Milagro ante el Borussia Mönchengladbach en octavos tras asestarles un 4-0 en casa que hacía inútil el 5-1 que atesoraban los teutones en el primer acto de la serie eliminatoria. En semis, otra vez el Inter, sería aplastado (5-1) y remontado a pesar de llegar con una buena ventaja del Meazza (3-1). 

Toda una colección de imposibles que se hicieron ‘reales’ y que forjaron la leyenda del Madrid en Europa. Una mágica andadura que ha tenido sus réplicas en la historia reciente con un común denominador repleto de aura: el estadio Santiago Bernabéu.

También en la historia reciente

Las remontadas contemporáneas tienen un punto de partida «muy Real Madrid». Todo comenzó en Lisboa con el famoso gol de Ramos en el minuto 92.48. De ahí a la prórroga y después a ganar la ansiada décima con tres goles más de Bale, Marcelo y Cristiano para tumbar al Atlético de Madrid. 

En el camino a la undécima el templo vikingo se vistió de gala como en los añorados años 80 para apelar a la heroica en los cuartos de final de la Champions. La misión era clara: revertir el 2-0 con el que el Wolfsburgo había castigado al equipo de Zinedine Zidane en Alemania. 

Y entonces apareció él. Cristiano Ronaldo se erigió en salvador y protagonista absoluto al aniquilar con un hat-trick de época a la escuadra de la Baja Sajonia. Aquel impulso anímico fue fundamental para acabar alzando la orejona en Milán. 

Pero la mayor consecución de prodigios aconteció durante el transcurso a la decimocuarta. La conocida por el madridismo como «la Champions de nuestras vidas». Aquí la principal diferencia radicó en que no había que esperar a remontar tras un mal partido de ida, sino que las ‘machadas’ se producían tras tenerlo todo perdido en los encuentros de vuelta debido a iniciar los mismos con inexplicables excesos de confianza. 

En octavos contra el PSG se llegó a ir perdiendo por un parcial de 2 a 0 hasta que en 17 minutos de demencia colectiva se «abrieron las puertas del manicomio» con tres goles de Karim Benzema entre el minuto 61 y el 78.

En cuartos fue el Chelsea, vigente campeón, quien llegó a ponerse con 0-3 en el electrónico (después de perder por 1-3 en Stanford Bridge) para terminar recibiendo dos zarpazos de Rodrygo y Benzema (este en la prórroga) y ser apeados.

En semifinales, el Madrid rizó el rizo cuando, al ir abajo en el minuto 73′ por un parcial de 5-3, dio la vuelta a la situación con la entrada de Rodrygo Goes al campo en el minuto 89. 120 segundos después, en el 91, y tras un doblete del brasileño el marcador reflejaba un electrizante acumulado de 5 a 5. En una nueva prórroga Karim Benzema dictaría sentencia desde el punto de penalti.

El último episodio de esta increíble secuencia se produjo en las semifinales de la decimoquinta hace sólo un año. El Madrid claudicaba ante el Bayern por 0-1 al borde del pitido final. Entonces entró el canterano Joselu para hacer dos goles en el 88 y el 91 y meter al Madrid en otra final de la máxima competición europea.

Relatado todo lo anterior, entenderán que no me agarre (sólo) a motivos deportivos para pensar que el Madrid puede remontar el 3-0 de desventaja que trae de Inglaterra.

Me aferro a la épica, a la historia, al «miedo escénico» y a los intangibles de este equipo en la Champions porque el Madrid se lo ha ganado durante el transcurso del tiempo y porque si hay algún estadio del mundo donde pueda suceder lo imposible es en Chamartín donde, los rivales bien lo saben, «90 minuti son moto longo».  

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