La mano de Xabi se hace notar: dibujo variable, intercambio de posiciones y juventud al poder
Un esquema más ágil permitió al Real Madrid ganar con un jugador expulsado

Xabi Alonso. | Europa Press
El fútbol mueve pasiones entre sus fieles por esa condición incoherente en la que vive instalado. Sólo este deporte es capaz de que un equipo juegue mejor con un futbolista menos que su rival sobre la cancha o que una plantilla destrozada físicamente parezca fresca bajo un sol abrasador por el mero hecho de sobreponerse a las adversidades del destino.
Y es que todo eso le sucedió al Madrid la mañana (aquí noche) del domingo en Charlotte. Comenzó la contienda frente al Pachuca mexicano con la expulsión de Raúl Asencio a los seis minutos de partido, circunstancia que supo solucionar con altas dosis de compromiso y actitud. Dos particularidades inexistentes en el primer duelo ante el Al-Hilal que, ahora sí, dieron un aire diferente al equipo dirigido por Xabi Alonso.
Inicio catastrófico
La mala suerte de Asencio no conoce límites en este arranque del Mundial de Clubes. En el primer duelo ante el Al-Hilal cometió un penalti “evitable” cuando su rival se encontraba de espaldas a la portería y contra el Pachuca recibió la cartulina roja (siendo el último hombre) tras derribar a Salomón Rondón cuando este encaraba la portería rival.
Entrecomillo la palabra “evitable” porque así lo definió Xabi Alonso en la rueda de prensa postpartido frente a los árabes. Término con el que volvió a insistir, por cierto, al ser cuestionado cuando su equipo tuvo que bregar con uno menos ante los mexicanos. El de Tolosa no tiene pelos en la lengua: “Es mejor dejarle y encajar el 1-0 que quedarse con 10 todo el partido. Lo hablaremos con Raúl”.
Un inicio catastrófico para el canterano que, seguramente, no imaginó presentar este tipo de credenciales frente a su nuevo entrenador después de realizar una fantástica temporada. El exceso de ímpetu y ciertas dosis de nerviosismo le están jugando una mala pasada. Es justo apuntar que el talento de La Fábrica (que según apuntó Xabi “estaba triste” tras el partido) se ha ganado un mínimo de confianza, pero también que es el primero en ser consciente de que no puede repetir este tipo de errores. La competencia ha aumentado con la llegada del excelso y jovencísimo Huijsen y, además, Rüdiger ya cabalga sobre el terreno de juego.
Gonzalo derriba la puerta
Gonzalo es, junto a Dean y Güler, la gran noticia del Real Madrid en este Mundial de Clubes. Y eso que su protagonismo ha llegado de rebote debido a la grave gastroenteritis que padece Kylian Mbappé. Una casualidad del destino (reforzada por un técnico que parece decidido a apostar por las inferiores) que ha concedido una oportunidad como titular al delantero madrileño que no tiene pensado desaprovechar. De los cuatro goles que lleva el Madrid en este torneo ha participado en tres. Comenzó anotando el primer tanto de la competición contra él Al-Hilal a pase de Rodrygo y continuó iniciando la jugada que abrió el marcador vs Pachuca con una buena descarga de tacón y asistiendo de primeras a Arda para que hiciera el segundo.
Pero por encima de las participaciones directas en los goles del equipo está todo el trabajo ‘sucio’ que desarrolla: el arrastre de los centrales, sus caídas a banda, su faceta de asistente o su poderoso timing aéreo, a pesar de no ser un jugador especialmente espigado (1,82). Es, al fin y al cabo, un pelotero inteligente de esos que intuyen donde se van a cocer los detalles determinantes del encuentro.
Gonzalo viene de batir con el Castilla el récord goleador de la historia de la 1ª RFEF con 25 tantos y también de decidir la eliminatoria copera contra el Leganés con el primer equipo en un partido que se marchaba a la prórroga.
Una campaña 24-25 de ensueño culminada con una participación, hasta el momento, soñada en el Mundial de Clubes, donde está, no ‘tirando la puerta’, sino derribándola para que Alonso cuente con él entre los integrantes definitivos de la primera plantilla merengue.
La mano de Xabi
En el primer duelo, sólo la intuíamos, en el segundo ya pudimos verla. Y es que periodistas y aficionados somos así de ansiosos, pero la mano de Xabi Alonso ya se hace notar y contra el Pachuca pudimos apreciarla en diferentes vertientes de las que voy a subrayar cuatro.
Lo primero que hay que destacar son sus decisiones valientes y la capacidad de mover piezas. Después de la expulsión de Asencio lo lógico hubiera sido ver a un entrenador que quita un delantero (Gonzalo) y mete un central, pero Xabi no es de esos. Alonso retrasó a Tchouaméni a la posición del centro de la defensa y colocó a Güler como medio de creación escudado por Valverde y Bellingham. En el segundo tiempo, al ver que Vini no brillaba pegado a la banda, situó al brasileño por los pasillos interiores donde su desempeño fue más dañino y participativo.
Cuando el partido empezó a descontrolarse y el Pachuca llegaba con claridad, metió a Ceballos y Modric para tener la pelota y bajar el ritmo. Además, reforzó su apuesta dibujando una clara defensa de tres centrales y dos carrileros largos con la entrada de Rüdiger.
Los conceptos de Xabi Alonso empiezan a esbozar la idea de un Real Madrid que aspira a ser tan reconocible como lo fue su exitoso Bayer Leverkusen.