Xabi debe frenar la caída libre: tropezar en Atenas no es una opción
Decía Ancelotti hace unos días que «un empate en el Real Madrid es la antesala de la crisis»

El entrenador del Real Madrid, Xabi Alonso.
Crece la inquietud en el Real Madrid. Básicamente, porque aquello que podía parecer un susto o una mala semana con los pinchazos en Anfield y Vallecas se ha convertido en una peligrosa tendencia con un tercer traspié consecutivo. Esta vez en Elche. Decía Ancelotti hace unos días que «un empate en el Real Madrid es la antesala de la crisis». Pues imagínense si encadenas una derrota y dos igualadas en línea…
Las circunstancias se agravan cuando miras por el retrovisor y ves al Barça, a un solo punto, pisándote los talones. Circunstancia impensable hace hoy justo un mes. Y es que el 26 de octubre el Madrid se imponía en el Clásico dejando a los culés a cinco unidades de distancia. Parece que hubiera pasado un siglo.
La única lectura positiva a la que se puede agarrar el conjunto de Xabi Alonso es la meramente objetiva: la tabla clasificatoria. Y no es poca cosa. El Madrid sigue liderando La Liga y, si esta noche saca un buen resultado en Grecia, seguirá formando parte de los privilegiados con pase directo a las eliminatorias finales de la Champions League.
Asignatura pendiente
Nadie concibe nada que no sea ganar a los helenos (que marchan en la 31ª posición de la tabla), por dos motivos. Porque se puede armar gorda y porque no saben lo que es vencer en esta Copa de Europa. Eso sí, no bastará con los tres puntos, la imagen debe acompañar. Sólo por esta vía se puede empezar a recomponer aquello que ha empezado a desvanecerse lejos del Bernabéu.
De hecho, esa es la asignatura pendiente del Madrid, porque todos sus pinchazos se han producido lejos de Chamartín. Las derrotas en el Metropolitano y Liverpool y los empates en la barriada vallecana y el Martínez Valero contrastan con las ocho victorias consecutivas en su propio estadio. Y ojo que el road trip no termina aquí. Aún faltan por visitar Girona y Bilbao antes de actuar de nuevo como local contra el Celta y el Manchester City, ya en el mes de diciembre.
El duelo contra los de Pep ha alcanzado tintes decisivos a pesar de llevarse cuatro meses de competición. Por aquello de que a los de Xabi les cuesta contra los equipos grandes y también por eso que les comentaba de la imagen. Me consta que es una fecha señalada en rojo por la zona noble merengue. Y no es de extrañar. Puede ser una noche para sacar conclusiones importantes.
‘Mbappé-dependencia’ y ‘Vini-ausencia’
No hay otra para los de Alonso que enderezar el rumbo y, para eso, tienen que aparecer las estrellas. Principalmente Kylian Mbappé. Coincide que el parisino lleva tres partidos seguidos sin marcar (Liverpool, Rayo y Elche), los mismos que su equipo lleva sin celebrar victorioso.
La ‘Mbappé-dependencia’ es un hecho. Ha anotado 18 goles en 17 partidos y, durante los mismos, el Madrid sólo ganó dos (Mallorca y Juventus) en los que no viera puerta, que han sido cinco en total.
Los goles de Vini tampoco vendrían mal. Ha pasado de su mejor arranque de siempre con la camiseta del Madrid, con cinco goles y cuatro asistencias en las primeras ocho jornadas, a enlazar siete contiendas sin ver portería. En la Champions League aún no se ha estrenado. La ‘Vini-ausencia’ se viene produciendo desde su suplencia en Getafe unida a su polémica sustitución y cabreo en el Clásico.
¿Cumpleaños feliz?
Ayer Xabi sopló 44 velas. Y debería tener infinitos motivos para estar contento. Fundamentalmente, porque ha vuelto a la que fue su casa y tiene al equipo bien situado en las dos competiciones, pero lo cierto es que cada vez se le ve más cortante y evasivo en las ruedas de prensa y con un rictus de mayor preocupación.
Nada nuevo si ocupas el banquillo del Madrid y llevas un mes sin ganar, me dirán ustedes. Nada nuevo si tienes que lidiar con una plantilla repleta de estrellas donde la más volcánica está claramente disgustada con sus suplencias y sustituciones, les digo yo.
Y es que entrenar al Madrid es un arte que requiere de psicología y contundencia a partes iguales, pero sobre todo de resultados. Y tropezar en Atenas no es una opción.
