El Madrid despide un 2025 maldito: Mbappé y la Supercopa, claves para enderezar a los de Xabi
La dura realidad merengue nos dice que no se ha levantado ni un solo título

Kylian Mbappé durante un partido contra el Sevilla. | Oscar Manuel Sanchez (Zuma Press)
Termina un paupérrimo 2025 para el Real Madrid, un doloroso adjetivo para el club más grande del panorama futbolístico, así que es obligado el momento para la reflexión. Y es que repasando lo sucedido en estos 12 meses, la dura realidad merengue nos dice que no se ha levantado ni un solo título.
Los dos entorchados correspondientes a la temporada 24-25, la Supercopa de Europa y la Intercontinental, se alzaron al cielo en agosto y diciembre del 2024 y sí, evitan la campaña en blanco, pero superar los 365 días sin ‘tocar metal’ en Concha Espina son palabras mayores.
Se estuvo cerca en Sevilla, donde la Final de Copa contra el Barça estuvo ganada durante 7 minutos, y mucho más lejos en Arabia donde, a pesar de mantener la ventaja frente a los culés durante más tiempo (17 minutos), el resultado fue apabullante (2-5).
De hecho, gran parte de las desgracias madridistas en el 2025 provienen de tropezar con la piedra blaugrana una y otra vez, también por partida doble en Liga (0-4 y 4-3). 4 derrotas seguidas en total (3 en 2025) que llegaron a su fin el pasado mes de octubre en el Bernabéu con la victoria en El Clásico para los de Xabi Alonso (2-1).
Una de las pocas noticias positivas en un annus horribilis donde también se cayó merecidamente en la Champions contra el Arsenal y aplastados por el PSG en el Mundial de Clubes. Por si esto fuera poco, se despidieron dos mitos vivientes: Luka Modrić y Carlo Ancelotti.
Pero esto último es ley del fútbol. Nadie es eterno. Unos se marchan y otros llegan para ocupar su espacio de liderazgo en el imaginario madridista. Algo que cada vez asume con más gusto Mbappé.
Mbappé es tangible
El único éxito tangible del Real Madrid en el año 2025 se llama Kylian Mbappé. El talento de Bondy igualó el récord de goles en un año natural de Cristiano Ronaldo (59), al mismo tiempo que se alzó con el Trofeo Pichichi como máximo anotador del campeonato local (31) en su campaña de debut.
Y eso que el galo entró con cierta timidez al vestuario. Llamó la atención su perfil bajo los primeros meses, donde sí que marcó en las dos finales de Supercopa de Europa contra la Atalanta e Intercontinental frente al Pachuca, pero no asumía el papel de firme liderazgo que se le reclamaba.
Circunstancia que cambió por completo desde el arranque del 2025. Kylian se quitó la vergüenza a base de golazos y grandes partidos, aunque mantiene una espina clavada; cristalizar esos tantos en títulos colectivos para el equipo. Ese será su gran objetivo para el 2026. Empezando por la Supercopa de España en Arabia Saudí.
El poder de la Supercopa
La mayoría lo califican, tras Champions, Liga y Copa del Rey, como el cuarto galardón en importancia de la temporada. Y, probablemente, tengan razón, pero no conviene subestimar el papel emocional que tiene la Supercopa de España (que se disputa en Arabia) en el estado de ánimo de los equipos que la compiten y de los propios técnicos y jugadores.
Sirva como ejemplo la consagración de Fede Valverde como ídolo madridista en la final del 2020 cuando se sacrificó por el bien del grupo pegando una polémica patada a Morata y ganándose la merecida roja e, incluso, el reconocimiento del Cholo en la banda, que comprendió al instante que al uruguayo no le quedaba otra opción.
Con respecto a los entrenadores, una derrota en territorio arábigo le costó el puesto a Ernesto Valverde como técnico del FC Barcelona y, más recientemente, una victoria contra el Madrid cambió el rumbo de Flick en el banquillo culé. De altamente discutido persiguiendo de lejos al eterno rival en La Liga, a ganar el triplete nacional y hacer una gran Copa de Europa con Arabia Saudí como punto de partida.
La salvación de Xabi
A esa tabla de salvación debería de agarrarse Xabi Alonso. A levantar como sea la Supercopa de España, porque siendo realistas, aferrarse a los motivos meramente futbolísticos que (hoy) ofrece el conjunto del tolosarra son más bien un acto de fe.
De conseguirlo, Xabi puede tocar esa fibra emocional, ese clic anímico tan necesario para dar un giro de guion que enderece la temporada… y, de paso, amplíe su estadía en el banquillo de castellana.
