En busca de la velocidad exacta: el mejor 'hombre del tiempo' del motor es español
José Luis García controla el tiempo por vuelta de vehículos que ruedan a miles de kilómetros sobre asfalto norteamericano, argentino o en las 24 horas de Le Mans
El 4 de marzo de 2022 fue una jornada muy especial para José Luís García. Fue el día en que se cerró un círculo, un círculo que se empezó a dibujar justo 8.256 días antes. Fue el periodo transcurrido desde el nacimiento de su hija Belén y aquel en que pudo detener el tiempo pulsando un botón.
García es un tipo de voz profunda, trato amable y sonrisa fácil, que mide toda y cada una de las acciones de su vida con las reglas que dicta un segundero. Si se habla con él es muy posible que al acabar sepa en minutos, segundos y puede que hasta décimas el lapso transcurrido en la charla. Y es que el tiempo y sus decimales son la materia prima de su producción empresarial. Desde La Garriga, a unos cuarenta kilómetros de Barcelona, controla el tiempo por vuelta de coches de carreras que ruedan a miles de kilómetros sobre asfalto norteamericano, argentino o en Emiratos Árabes.
Atrás quedó la época en que un pequeño grupo de cronometradores sentados en una grada manipulaban relojes de mano asignados a cada participante. Después llegaron dispositivos mecánicos, células fotoeléctricas, o los transponders onboard que aún se usan, pero en los circuitos mejor equipados del mundo hacen otra cosa. Cortan un filete de asfalto de lado a lado en los distintos sectores del trazado y entierran un sensor en forma de cable que detecta el paso de los bólidos. Este sistema remite un registro al sistema centralizado de las instalaciones, y este a su vez viaja a la velocidad de la luz hasta la sala de control en donde quiera que esté.
Y esta tecnología la tienen muy pocas empresas en todo el mundo y Alkamel Systems, propiedad de García y su esposa Pilar, es una de ellas. Es por ello que sentado en su asiento puede ver de un vistazo los tiempos por vuelta de varias categorías corriendo al unísono en circuitos de todo el mundo. Por ello y por el cambio horario, los vigilantes de seguridad del polígono industrial donde tiene sus instalaciones no se sorprenden cuando ven llegar a su personal a las tres de la mañana un domingo, o irse a las dos de la madrugada de esa misma noche a pesar de que de la nave no entre ni salga producto alguno.
Lo más probable es que hayan estado cronometrando una carrera en Tailandia, Argentina, o México a miles de kilómetros y en tiempo real. A veces, incluso, sin una sola persona de su organización in situ, aunque es lo menos habitual. Lo normal, sobre todo en eventos de calibre internacional como la Formula E, la Extreme E o el prestigioso campeonato de resistencia norteamericano IMSA, es que envíen a un equipo de personas a atender en vivo las necesidades del organizador.
La Fórmula 1 y la MotoGP, los reyes de la velocidad de las dos y cuatro ruedas a nivel planetario, tienen sus propios servicios de cronometraje y por ello se les resisten. Pero uno de los que confían a ciegas en Alkamel son las 24 Horas de Le Mans, la que muchos consideran LA CARRERA. A ese tipo de evento, al igual que la Formula E, García desplaza un par de vehículos de tipo medio cargados de equipamiento técnico. Su equipo transporta un cargamento de pantallas, sensores, sistemas de emisión de datos a nivel local, dispositivos de respaldo, generadores de energía autónoma o decenas de kilómetros de cable. El grueso de su personal vuela hasta el destino hasta diez días antes de cada evento en función de la intensidad de su tarea. Porque Alkamel no solo mide el tiempo sino que ofrece otros servicios, y tienen puesto un pie en el futuro.
En la compañía otean lo venidero de manera optimista y van a traducir su conocimiento a nuevos lenguajes. De la mano de Alejandro Agag, medirán el tiempo de la competición de lanchas eléctricas de próxima aparición E1 Series, así que sus cronómetros tendrán que hacerse acuáticos. Precisamente durante la entrevista había un destacamento de la compañía habilitando sus sistemas para cronometrar carreras de eScooters —patinetes eléctricos— en una pista de Málaga.
Medir el tiempo en el ciberespacio tampoco les resulta ajeno. El ACO, organizador de la mítica prueba de Le Mans, tiene una competición virtual paralela que usa sus servicios. «La fórmula de trabajo es muy similar. Recibimos los datos brutos de la simulación, y les damos sentido competitivo, asignamos un dorsal, nombre, redistribuimos al Live Timing ya sea en abierto o para usuarios restringidos, lo mandamos a la nube o los formateamos para obtener el mismo aspecto que las 24 Horas de Le Mans reales. La resolución gráfica es tan buena que a veces te puedes confundir y no saber muy bien si lo que mides es real o virtual, porque todo lo demás, datos, gráficos, mensajes en pantalla, son exactamente iguales, usamos lo mismo».
Este proceso digital no está libre de anécdotas. «En la época de pandemia no hubo Le Mans, la carrera real, pero si que hizo carrera virtual. Nos quedamos muy sorprendidos cuando nos llegó ‘lo de AWS’ (Amazon Web Services) En la carrera de Le Mans servimos el tiempo por vuelta en directo y lo ven al mismo tiempo miles de aficionados. Esto lo atiende una máquina, un ordenador. Cuando se satura de trabajo, si lo hiciéramos por nuestra cuenta, necesitaríamos tener otra máquina lista para iniciar servicios redundantes. Por eso alquilamos esa funcionalidad a AWS. Ese día arrancaron un montón de máquinas porque hubo picos de treinta millones de usuarios, cuando lo normal pueden ser veinte o treinta mil. Menudo facturón nos mandaron aquel día (risas)».
El último cliente que ha engrosado el portfolio de Alkamel ha sido el prestigioso certamen de turismos germano DTM. A pesar de circunscribirse a Alemania es de un enorme peso específico en el universo de la velocidad. El responsable de la categoría, el ex piloto de Fórmula 1 Gerhard Berger, no ha encontrado un mejor proveedor de servicios en todo el Viejo Continente.
Cuando comenzaron en 2005 eran cuatro personas y se movían en una ranchera. Desde entonces han crecido hasta rozar la treintena de técnicos en una plantilla que crece cada año. ¿Su secreto? La búsqueda por la perfección, desarrollar su propio software y a veces hardware, y colaborar de manera muy estrecha con los organizadores.
«Nunca hemos perdido un cliente. Es más, hasta nos preguntan cosas en plena carrera cuando tienen dudas para imponer sanciones, neutralizarlas o para contrastar cuestiones reglamentarias. Evolucionamos permanentemente con la idea de dejar contentos a los promotores. Siempre encontramos una solución, somos muy flexibles. A algunos solo les damos servicios de cronometraje, pero por ejemplo a Fórmula E añadimos gráficos para TV, servicios online para visionado remoto, pantallas de datos en la calle de boxes, o el servicio de acceso a Internet para los equipos. Las señales en pista a base de banderas está mutando hacia pantallas de LEDs que marcan el status de la prueba. También las ponemos y manipulamos, o montamos una sala de dirección de carrera repleta de pantallas de circuito cerrado donde unos días antes había una habitación vacía».
Categorías como la Ferrari Challenge o el WEC —Campeonato del Mundo de Resistencia— son controlados desde La Garriga, pero no siempre es fácil. «La pandemia ha sido la que impulsó esto del cronometraje remoto. En IMSA, la resistencia norteamericana, tuvimos otro tipo de problema. Temíamos que no nos dejasen entrar al país o salir de él a cuenta de las restricciones al movimiento. Lo que hicimos fue que la casi media docena de empleados que manejan esta categoría estuvieron viviendo allí seis o siete meses. Al principio los clientes eran algo remisos a esto de hacer las cosas desde lejos pero cuando han visto que se abarata y el resultado es el mismo lo van aceptando con cierta satisfacción. En test y entrenamientos si el circuito tiene habilitado el hardware adecuado, no pisamos las pistas. En carreras si, pero no mandamos a tanta gente como antes. Ocho personas al DTM, veinte o más a Le Mans… depende un poco de las instalaciones y número de servicios».
«Una de las claves es que hay un enorme espíritu competitivo entre el personal. Somos todos muy locos de las carreras», afirma José Luís. Tan es así que él mismo participa en rallies, y no solo eso, sino que propia hija Belén es piloto de monoplazas.
Por eso el 4 de marzo fue un día tan especial para él. Las W-Series, «Formula 1 de las chicas», estaban entrenando a pocos kilómetros de su casa y Jose Luís estaba presente en el Circuito de Montmeló. De pie y apoyado de brazos en la larga mesa corrida repleta de papeles, miraba la pantalla y se quedó en silencio al acabar la tanda de pruebas. Hizo una rápida cuenta mental y le salieron 8.256 días. Belén García, nacida el 27 de julio de 1999, había marcado el mejor crono en la jornada de entrenamientos. Su padre bajó la cabeza, cerró los ojos, y solo las baldosas de vinilo grises de la sala pudieron ver el blanco de su dentadura. El ‘hombre del tiempo’ sonreía como nunca antes.