Lo que Fernando Alonso no ha pedido a Aston Martin pero tiene en su catálogo
El bicampeón ya hace vida de la mano de su nueva empresa, y de entrada le han puesto en las manos las llaves de un espectacular Aston Martin DBX 707
A Fernando Alonso no le extendieron una alfombra roja sino verde —el color corporativo de su nueva escudería— para firmar su contrato. Le dieron todo lo que pidió sin poner demasiadas pegas, y aunque se dice que aunque hubo algún contacto preliminar al acuerdo, no fueron más que meras insinuaciones de pasillo. Lo que parece cierto es que tras un enfado con su última escudería, Alpine, el asturiano se fue derecho a los gestores de Aston Martin, expuso sus condiciones y tardaron menos de un cuarto de hora en estrechar sus manos a falta de firma.
Desde entonces el bicampeón ya hace vida de la mano de su nueva empresa, y de entrada le han puesto en las manos las llaves de un espectacular Aston Martin DBX 707. El SUV con motor Mercedes, como su nuevo monoplaza, se denomina así por el número de caballos que alberga bajo su capó. Ya ha sido visto circulando con él por Mónaco, lugar donde reside últimamente. Lo que no les ha pedido, y ya puestos podría haberlo hecho, es un piso. Porque la marca de deportivos británicos también le da a lo de la inmobiliaria. Basta con darse un garbeo por el número 300 del Biscayne Boulevard, en Miami, para quedar epatado por la espectacular torre que lleva su nombre.
El largo brazo de las licencias
Se desconoce el grado de relación existente entre la marca de coches y la inmobiliaria que promueve este impactante edificio de 66 plantas, pero de lo que no hay duda es que recibe el nombre de los deportivos británicos. No solo eso: si eres el afortunado propietario de uno de sus triplex de la azotea, junto con las llaves de la puerta, la del portal, y el mando del garaje, recibirás otras llaves… Las de un Aston Martin Vulcan valorado en 2,3 millones de euros. De este modelo solo se han fabricado dos docenas de unidades, así que sería exclusividad por partida doble.
El apartamento que lleva ‘adherido este coche como regalo de bienvenida’ es un tres plantas, que distribuye sus mil ochocientos veintinueve metros cuadrados entre las plantas 63, 64 y 65 del edificio. Con vistas a la Bahía de Miami, dispone de siete dormitorios y ocho cuartos de baño, terraza y piscina privada, y un spa personal. El comprador también recibirá un libro de edición limitada denominado Unique. El ejemplar de cinco kilos incluye un código QR que te dirigirá a una partitura original encargada a una orquesta de diez instrumentos inspirada en la atmósfera que rodea a la torre. Incluye fotos históricas de Aston Martin y una foto de la reina Isabel II recorriendo la fábrica de la marca. Y hay más lujos y dispendios propios de ricachones con una cartera del tamaño del Mulhacén. Dentro del ático hay una escalera de vidrio con un pasamanos inspirado en las curvas del emblema de Aston Martin, y fuera de él aunque dentro del edificio, un helipuerto, gimnasio con equipo de entrenadores personales, y una galería de arte armada en colaboración de Julian Lennon, (el hijo de John Lennon). Por si todo esto fuera poco, se suma una galería comercial, salas de meditación, tratamiento corporal, sala de cine, restaurantes privados, campo de golf virtual, sala de boxeo, y hasta un muelle de atraque para yates y veleros.
Fondos reservados
El problema es que se rumorea que el asturiano cobrará entre cinco y 25 millones de euros por temporada, depende a quien le preguntes. Sea cual sea la cifra exacta, si acaba siendo cierto que irá vestido de verde durante dos, es poco probable que la nomina no le dé como para pagar los 59 millones de dólares —unos 55 de euros al cambio de hoy— que cuesta este ático. Fernando Alonso Díaz no es particularmente caprichoso, y se sabe que su vida es discreta en el apartado de gastos e inversiones. Siempre podrá pillarse otro de los 391 apartamentos, que alguno queda, y que se venden desde el nada módico precio de 6.457.900 dólares de los modestos tres dormitorios y 328 metros cuadrados. Puede parecer una locura de precio, pero cuando sabes que el precio medio de la propiedad es de 32.728.950 de dólares este te parece casi un chollo.
El que no tuvo dudas acerca de pillarse algo similar al ver que era un negociazo fue su excompañero Lewis Hamilton. El siete veces campeón del mundo adquirió en 2017 un ático de similares características en Nueva York, y en el que apenas vivió. Se sabe que dos años más tarde lo vendió a un misterioso comprador de Seattle que desembolsó la nada despreciable cantidad de 49,5 millones de dólares. La jugada le salió redonda, como el círculo que rodea a la estrella de Mercedes al británico, porque se embolsó 5,6 millones de dólares al pegarle el pase. Desde entonces, el nuevo propietario comparte ascensor y recibos de la comunidad con personajes como The Weeknd, Justin Timberlake, Jessica Biel, Harry Styles, Jake Gyllenhaal, o Meg Ryan.
Al que le ha salido solo regular una jugada relacionada con lo inmobilario es al novato Nyck de Vries, recién fichado como piloto titular de Alpha Tauri. El holandés llegó a un acuerdo en 2018 con un empresario de la construcción a través del que le concedería un préstamo de 250.000 euros. De Vries pagaría unos intereses moderados hasta que fuese piloto de la máxima categoría, y todo quedaría olvidado si en 2022 el joven no estaba subido en uno de estos coches. La titularidad le ha llegado este 2023, pero en 2022 sí que participó en una prueba, como suplente de Alex Albon, operado de apendicitis por la vía de urgencia. Ahora Jeroen Schothorst, que es como se llama el reclamante, solicita la totalidad de la deuda al carrerista. Será un juzgado de Amsterdam el que dirima quién va a hacerse cargo de la cantidad. El juez siempre podrá decir que con ese dinero no se puede pagar un apartamento como el de Lewis Hamilton, o los del edificio Aston Martin, pero sí que le da al que sea para pillarse un deportivo parecido al de Alonso. Cuestión de echar números, porque las cifras salen, al menos para lo del coche.