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Aston Martin ficha a Adrian Newey, el ingeniero que puede dar un coche ganador a Alonso

Si el asturiano aguanta como corredor hasta 2026 puede que tenga un monoplaza con el que ganar carreras

Aston Martin ficha a Adrian Newey, el ingeniero que puede dar un coche ganador a Alonso

El ingeniero Adrian Newey

Es la noticia del año en la Fórmula 1. Si el fichaje de Lewis Hamilton por Ferrari se tradujo en un comunicado de unas pocas líneas, el de Adrian Newey por Aston Martin ha sido retransmitido en directo por todas las cadenas de televisión que ofrecen la Fórmula 1. Jamás, nunca antes, había ocurrido esto lo que da la medida de la profundidad del hecho.

El mejor ingeniero de todos los tiempos sale de Red Bull casi dos décadas después de haber aterrizado allí en 2006. Desde entonces les ha hecho ganar en 120 ocasiones —hasta la fecha de publicación de este artículo—, y han logrado seis títulos de constructores y siete de pilotos. En el currículum del ingeniero consta que de su cabeza han salido ingenios que han sido capaces de recabar un total de 25 títulos entre las dos categorías.

Por la Fórmula 1 han pasado miles de ingenieros, algunos brillantes como el legendario Colin Chapman, John Barnard, Mauro Forghieri o Gordon Murray. Pero ninguno tan influyente, original y con un grado de eficiencia ganadora como el de Newey.

Las razones de su abandono de Red Bull, donde se dice que cobraba a razón de unos 18 millones de euros por temporada, no están claros y nadie parece querer explicarlo. Se habla de desavenencias con el director del equipo, Christian Horner, y de no soportar los vaivenes en las luchas por el poder interno. Muchos piensan que de seguir vivo el propietario de la marca de bebida energética, Dietrich Mateschitz, fallecido hace ahora un par de años, el técnico seguiría ocupando su asiento.

Adrian Martin Newey, de 65 años, ha llevado a lo más alto a Williams, McLaren, Red Bull y ahora pretende repetir sus logros con Aston Martin. Para hacerlo posible, el propietario de la escudería, el empresario y padre del piloto Lance Stroll —escudero de Fernando Alonso—, ha tirado la casa por la ventana, y ha robado a golpe de talonario a lo más florido del paddock.

Si hace dos años ya arrasó las plantillas de Mercedes o Red Bull, se habla de que ha pagado a Enrico Cardile, uno de los más altos responsables de Ferrari durante los últimos años, cinco veces su sueldo en Italia. En el caso de Newey, se habla de 30 millones de libras al año (unos 35,5 millones de euros) y esto ha levantado las suspicacias de otras escuderías.

Semejantes sueldos harían estallar los límites presupuestarios dispuestos por la actual reglamentación a la hora de invertir en mejoras sobre los monoplazas. Se habla de una jugada propia de un trilero de las finanzas, consistente en abonar parte del sueldo en acciones de la compañía, un movimiento que no se refleja en las regulaciones.

Por norma general, y en una pauta reconocible desde que llegó en 1988 al equipo de capital nipón Leyton House, Newey mejora de forma instantánea lo existente. Aterriza, toma nota, modifica los errores que encuentra su afilada visión, y aparecen pequeños cambios para que los grandes lleguen con posterioridad.

Se dice en los mentideros —de forma jocosa—, que Newey es capaz de ver a simple vista el flujo del aire, algo que resulta imposible. Lo que sí está probado es que siempre vadea las regulaciones con ideas originales y únicas. Ocurrió cuando montó alerones flexibles que variaban la geometría en marcha de sus coches, hizo soplar los escapes contra la propia carrocería para otorgar más carga aerodinámica, o abrió inverosímiles agujeros en el morro de sus bólidos que los pilotos taponaban con la mano en las rectas.

Su último concepto, visto con la llegada de la era del efecto suelo en 2022, consistía en un monoplaza muy alto que se comportaba de una manera con el ala trasera cerrada, y cambiaba a otra geometría con ella abierta, lo que le aportaba una cierta ventaja. Siempre va por delante, rompe las reglas con mucho ingenio, y todos le acaban copiando. Es, sin duda, el mejor de todos; tenerle a bordo añade un plus de velocidad.

Fernando Alonso + Adrian Newey

El sueño húmedo de cualquier piloto —y su equipo— es contar con un ingeniero así, porque no garantiza un coche ganador, pero si uno con el que se pueda pelear por victorias de forma casi asegurada. Desde 2009 y hasta hoy, Red Bull ha ganado carreras en todas las temporadas disputadas, a excepción de 2015, que no logró ninguna. Por contra, en 2023 las ganó todas menos una, en la temporada más arrolladora de la historia de la Fórmula 1.

Fernando Alonso y Adrian Newey. | Hoch Zwei / Zuma Press / ContactoPhoto

Newey siempre acaba triunfando, pero esto le lleva un tiempo. Ha de desarrollar sus ideas, adaptarse a unos nuevos mecanismos, un túnel de viento, un equipo a su alrededor, etc. Por el dinero que se dice que cobrará, nada hace pensar que se dedique a una mera consultoría, sino que meta la cuchara hasta el fondo en un equipo aparentemente muy bien financiado, con potentes proyectos de futuro, pero que a día de hoy deja de ser un equipo medianero, y no con un buen coche esta temporada.

Debido a las regulaciones técnicas, no podrá aplicar su ingenio sobre un Aston Martin hasta al menos el 1 de enero de 2025. Sin embargo, se dice que no podrá ser hasta marzo, por cuestiones contractuales con Red Bull. De esta guisa, la siguiente pregunta sería: ¿cuándo se podrá aprovechar de su ingenio Fernando Alonso?

Viene algo bueno de camino

Lo lógico, con el coche de 2025 ya en pleno proceso de construcción en las presentes fechas, y rodando en pista cuando le acomoden en la sede de Silverstone, es que se ponga manos a la obra con el coche de 2026. Con toda seguridad, una vez allí, pueda revisar el concepto del monoplaza de 2025. En teoría debería ser bastante similar al actual, puesto que las regulaciones apenas cambian… aunque en Aston Martin tienden a cambiar muchas cosas de un año para otro.

El piloto asturiano no tiene un coche a su altura desde 2012. Desde entonces, sus monoplazas han sido lentos, frágiles, deficientes, puñeteros de conducir, y le han negado la posibilidad de ganar carreras. El Ferrari F14 T de 2014 es considerado como uno de los peores bólidos en la historia de Maranello, o los McLaren-Honda salían a motor por carrera y le dejaron en la decimoséptima posición de pilotos en 2015.

Con el Alpine muchos esperaban victorias y acabó recaudando un solitario podio en dos años. En 2023, su primera mitad de temporada con Aston Martin, muchos de sus seguidores conocieron el éxtasis con varios cajones, aunque ninguna victoria; la 33 estuvo cerca hasta que las grandes escuderías solventaron sus problemas y le dieron caza. Este 2024 el panorama es sombrío, y su pelea es apenas por llegar a los puntos, esto es, del décimo en adelante. Su monoplaza no corre, y es el que peor rinde de entre todos los equipados con el poderoso motor Mercedes.

2026 y más allá

Si Fernando Alonso Díaz aguanta como corredor hasta 2026 o incluso más allá, cosa bastante complicada, en ese primer año con un coche-de-Adrian-Newey se podría plantear una situación bastante interesante. Con la escudería verde funcionando tras un lógico rodaje, con este ingeniero pariendo ideas, con dinero fluyendo tras la llegada de nuevos inversores, y con un grupo de los mejores técnicos que el dinero puede comprar deberían llegar resultados mecánicos tangibles.

Si a esto añadimos que en 2026 contarán con motores Honda, los propulsores que han otorgado los tres últimos títulos de pilotos, se darían unas circunstancias teóricas que Alonso jamás ha disfrutado en la última década. Muchos esperan que con Newey llegue la 33 y el tercer título, cosa que podría ser. Lo que sí sabemos es que sin él, no ha podido. La última vez que el bicampeón tuvo un coche ganador, pero al menos que le brindase posibilidades, fue en 2012. Por primera vez en más de una década, puede que vuelva a tenerlo.

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