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Fórmula 1

Para el mundo es el GP de Mónaco pero para media parrilla de la F1 es 'la feria del pueblo'

Hay diversos motivos para que los pilotos vivan en los dominios de Alberto Grimaldi

Para el mundo es el GP de Mónaco pero para media parrilla de la F1 es ‘la feria del pueblo’

Lewis Hamilton pasa junto a las abarrotadas gradas del GP de Mónaco a bordo de su Ferrari. | Hoch Zwei (Zuma Press)

Es la carrera de Fórmula 1 por antonomasia. El Gran Premio de Mónaco es la prueba de mayor fuste, que destila más glamour, y en la que se dice que se firman la mitad de los contratos de la especialidad. Sin embargo, para la mitad de los pilotos de la parrilla, es como «la feria del pueblo».

La razón estriba en que los vecinos ilustres dentro de la especialidad que tienen domicilio permanente o temporal en los dominios del Príncipe Alberto II parece la lista de inscritos del mundial de velocidad. Lewis Hamilton, Max Verstappen, Lando Norris, Oscar Piastri, Nico Hülkenberg, Liam Lawson, George Russell, Oliver Bearman, Valtteri Bottas, el egresado Daniel Ricciardo y el director de Mercedes, Toto Wolff, tienen residencia permanente en la antigua cueva de piratas.

Charles Leclerc es aborigen, nació allí mismo. El campeón del mundo y comentarista Nico Rosberg tiene la nacionalidad y vive en la ciudad-estado casi todo el año. Por su parte, Fernando Alonso y Checo Pérez pasan largas temporadas, y el caso más curioso lo protagonizan el madrileño Carlos Sainz y su compañero en Williams Alex Albon.

No solo comparten box; las puertas de sus respectivos apartamentos están una frente a la otra en el mismo pasillo del mismo edificio. No necesitan llamarse por teléfono para decirse algo; les basta con pegar en la puerta de enfrente.

Los hay que viven en Inglaterra, Francia, Suiza o Dubai, pero esta preferencia mayoritaria por residir en Mónaco tiene varias causas. Una es tan sencilla como la cercanía al aeropuerto de Niza. Puede parecer trivial, pero el aeródromo más cercano se encuentra a siete minutos en helicóptero del centro urbano.

La otra opción es ir en coche, particular o taxi, y el trayecto es de unos 25 kilómetros. Cuando recorres 120.000 kilómetros a año, el equivalente a tres vueltas al mundo, no es la distancia tu enemigo, sino el tiempo que lleva tanto viaje. Reducir los periodos para acudir a los otros 23 Grandes Premios que se disputan en el calendario es fundamental.

Mónaco es el segundo país más pequeño del mundo tras la Ciudad del Vaticano. Su índice de seguridad es altísimo, su policía es cualquier cosa menos amable, y la seguridad es extremada. En suelo monegasco viven unos 12.000 millonarios, que viene a ser un tercio de la población, y podría decirse que apenas hay delincuencia.

No solo esto, sino que el vecindario es exquisito y la discreción es norma. No hay paparazzi, la gobernanza exige permisos por escrito a los fotógrafos profesionales que deseen realizar este tipo de tareas por sus calles, y los fans brillan por su ausencia en fechas ajenas al fin de semana de carreras. Si eres un piloto famoso, en Mónaco no te van a asaltar hordas de aficionados pelmas.

Y luego está ‘lo de los impuestos’

Pero si bien Mónaco está situado en una ubicación conveniente, que lleva por bandera la privacidad, y el suave clima mediterráneo es genial, el verdadero eje de todo es el dinero. Vivir en Mónaco es fiscalmente un chollo.

Los monegascos no tienen que hacer cada año la declaración de la renta, porque en su territorio no existe el impuesto sobre la renta. Tampoco impuesto sobre el patrimonio, ni impuesto local, ni impuesto sobre la propiedad, ni impuesto sobre las ganancias de capital. No pagan ni plusvalías, ni tasas sobre dividendos o intereses.

El impuesto sobre sucesiones y donaciones es nulo entre cónyuges y descendientes directos, aunque sí hay uno del 4 % para parejas en unión civil, un 8% para hermanos, un 10% para tíos y sobrinos. El IVA es del 20%, igual que en Francia, aunque existen tasas reducidas para productos esenciales: 5,5 % y 2,1%. El alquiler de propiedades está gravado al 1 %. Esto, que sería un infierno recaudatorio para el Ministerio que preside María Jesús Montero en nuestro país, es una bendición para los pilotos.

Fernando Alonso se subió al nuevo Aston Martin Valhalla, de más de mil caballos y casi un millón de euros.

Cambios muy rentables

Si cambian de domicilio fiscal de España, Alemania o Reino Unido, quiere decir que si cobran por contrato 40 millones de euros, serán 40 millones de euros los que ingresen en su cuenta bancaria. En los países citados, la hacienda local podría quedarse alrededor de la mitad. El único requisito es ingresar medio millón de euros en una cuenta bancaria local.

Pero en este paraíso tributario hay dos pilotos que no pueden beneficiarse de semejante ventaja financiera: Esteban Ocon y Pierre Gasly. No es que les caigan mal a los monegascos… es que al ser franceses, el convenio con sus vecinos iguala las condicionantes a las de su país de origen, y han de hacer su declaración de la renta donde Macron. Ni en un Fórmula 1 podrán huir los ciudadanos franceses de pagar el impuesto sobre la renta en su país.

Correr por sus calles supone tocar la gloria con las manos o el desastre, en un trazado ratonero, y con poco agarre. Un pequeño error equivale a un abandono automático sin posibilidad de recuperación, y todo a velocidades que rozan los 300 km/h.

Las fiestas de pueblo más caras del mundo

Más de 70 millones de personas verán el Gran Premio de Mónaco este fin de semana por televisión. Si para 20 de los deportistas más brillantes del mundo será la carrera donde lleven al extremo sus habilidades, para la mitad de ellos será como «las fiestas del pueblo».

Sevilla tiene su Feria de Abril, Pamplona los Sanfermines, Valencia Las Fallas, y Madrid San Isidro. Pero Mónaco tiene dos cosas al mismo tiempo: la carrera definitiva, la última que se perderá en la historia de la velocidad, y la feria del pueblo al mismo tiempo. Con toda seguridad, la feria de pueblo más rutilante y costosa del planeta.

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