El Atleti menos cholista del Cholo
La transformación de las esencias cholistas ha sido paulatina y parece que de momento irremediable
Nadie se podría imaginar que el Atleti recibiera nueve goles en tres partidos seguidos. Cinco goles en los dos últimos encuentros jugados en casa. Oblak, uno de los tres únicos porteros que han ganado cinco Zamoras en toda la historia de la Liga, lleva encajados 33 goles en apenas dos tercios de la temporada. Este Atleti es un coladero.
Estamos ante el Atleti menos cholista del Cholo. Nada que ver con el estilo que ha impuesto el entrador argentino durante diez años. Se decía que si el Atleti ganaba todos los partidos 1-0 era porque nadie era capaz de hacerle un gol a esa defensa infranqueable de Godín y los suyos. Pero todo ha cambiado. Y no es de ahora. La transformación de las esencias cholistas ha sido paulatina y parece que de momento irremediable.
Ya la pasada temporada el Atleti hizo una primera vuelta donde su estilo demoledor en ataque le llevó a conseguir una ventaja enorme sobre sus perseguidores. Ventaja que en la segunda vuelta se fue desinflando por la enorme presión de los dos grandes. Y la aguantó a base de resistencia cardiaca, para sus seguidores. Un final de vuelta con partidos en los que hubo penaltis en contra en los últimos minutos que daban al poste o que paraba Oblak. Y sobre todo remontadas in extremis en los últimos minutos. Un equipo con mucha más técnica, más gol, más nombres conseguía una nueva liga en la competición donde juegan los multimillonarios Real Madrid y Barcelona.
La actual temporada se afrontó con unas expectativas altas, con un plantel de jugadores ofensivos impresionantes: Suárez, Carrasco, Correa, Joao Félix, Lemar, la vuelta de Griezmann, o el fichaje del campeón olímpico brasileño Cunha. A ellos se sumó en el centro la estrella en la selección argentina y asistente de lujo de Messi, Rodrigo de Paul.
Pero pronto se vio que algo no funcionaba. La plantilla estaba descompensada. La intensidad defensiva había desaparecido. El equipo menos goleado de las cinco grandes ligas europeas en los últimos años encajaba ahora goles en todos los partidos. Las lesiones, la covid, las tarjetas convirtieron la defensa del Atleti en un filete blando y lleno de nervios, muchos nervios. Cualquier balón al área era una bomba de mano que la defensa no sabía despejar y que acababa explotando en la cara de Oblak. Fallos groseros en toda la defensa que se han sucedido sin solución. Para ayudar, la directiva malvendía en enero a Trippier. Este regalo al Newscastle, incomprensible para toda la afición, se intentaba paliar con dos fichajes humildes. Un correcto Rinildo y el veterano Wass. Un jugador que en su carrera apenas ha tenido lesiones y que en el Atleti ha durado cuarenta minutos tras una salvaje entrada de Ferran Torres en el Camp Nou. Otra vez una entrada impune como la que sufrió Griezmann en el Bernabéu y que supone casi dos meses sin jugar. Porque esa es otra. Un año más, el Atleti uno de los equipos que menos faltas hace, es de los equipos con más tarjetas. Cualquier suspiro de un jugador del Atleti es amarilla. Algo que acrecienta aún más la inseguridad de los defensas.
Este cúmulo de circunstancias, más un centro de campo en el que ningún jugador consigue frenar ni dar sosiego, ni mucho menos salida fácil y rápida al balón, han convertido al Atleti en otro equipo. Porque lo cierto es que empiezan bien, incluso marcando gol los primeros. Pero a la primera ocasión de defender se encuentran con goles por todas partes. Hasta Oblak sufre la parálisis. No se sabe si es que se descoloca pensando que su defensa no está bien colocada o es simplemente puro contagio del miedo que viven. De esta forma se han acostumbrado a encajar muchos goles. Este sábado contra el Getafe, tres en quince minutos, incluso ya ofreciendo invitaciones para penaltis de dos en dos.
A la vez, el Atleti está enseñando también un buen perfil golpeador. En Oporto, contra el Valencia o el Getafe, ha mostrado una épica capacidad de sobrevivir en los minutos finales. Un juego de coraje y lucha que se echa de menos en los primeros tiempos y en especial en las líneas defensivas.
Para el espectador son partidos vibrantes, espectaculares, con muchos goles. 18 goles en los tres últimos. Para el aficionado atlético, emocionantes cuando se gana y muy frustrantes cuando se pierde. Y para el Cholo, creo que son partidos incomprensibles. Es un apasionado del control del juego, de la intensidad en la lucha y siempre tuvo un objetivo máximo: dejar la portería propia a cero. Ninguno se está cumpliendo. La situación es complicada y cada partido es un nuevo intento de que funcione. Pero sin defensas, con un Koke agotado mentalmente y un De Paul que se ha desinflado sorprendentemente, no quedan muchos recursos defensivos.
A favor, la brillantez de Correa, Carrasco y Cunha. Los tres están llevando las riendas en el ataque al que se deben sumar la vuelta de los lesionados Llorente y Griezmann. Vista la situación en el Metropolitano se respira confianza absoluta en el Cholo y que el equipo consolide un puesto entre los cuatro primeros para asegurar la participación en la próxima Champions.
Y ojo con la Champions. El Atleti está ahora mismo viviendo el caos en su más extrema expresión. Un entorno caótico perfecto para que partido a partido, el viaje en la Champions pueda ser sorprendente.
En este Atleti del Cholo, todo puede pasar.