Laporta aparta al Barça de su ADN y sus leyendas
El culé asiste atónito a que el presidente que se presentaba como el garante de las esencias reniegue ahora de ellas
Han pasado dos meses desde que el FC Barcelona anunciara la contratación de su nuevo entrenador, Hansi Flick, hasta que ayer celebrara su presentación. El alemán dejó más dudas que certezas y no aclaró ninguna de las muchas incógnitas que hay en la planificación de la plantilla, a solo tres semanas de empezar la competición. El presidente Joan Laporta pasó de emocionarse y soltar lágrimas de cocodrilo por convencer a Xavi de su continuidad para este curso, a despedirle 20 días después, sometiéndole a una auténtica humillación, inédita en el mundo del fútbol e impropia del prestigio que un club como el Barça. Acostumbrado a dar volantazos, el máximo mandatario azulgrana pasó de asegurar a finales de abril que «la continuidad de Xavi representa esa estabilidad tan importante para que los proyectos tengan éxito», (sin embargo, el Barça ha tenido seis entrenadores diferentes entre el primer equipo y el filial en tres años), a decir en julio que «creemos que lo mejor para esta plantilla es un entrenador nuevo» para justificar la llegada de Hansi Flick al banquillo azulgrana.
A lo largo de sus 59 años, el técnico alemán no ha tenido ningún contacto con el llamado ADN Barça, es decir, la metodología y el estilo de juego del Barça de los últimos 30 años. Al contrario, su propuesta es más de presión y transiciones rápidas en lugar de mucha posesión. De fútbol directo y menos elaborado. Dijo a los medios del club que le gusta «dar libertad a los jugadores cuando tengan el balón» en contraposición al característico juego posicional azulgrana. Laporta ya dejó bien claro que la fidelidad a la filosofía de juego del Barça quedaba aparcada. «A Flick le pedimos que gane. Seguro que preparará muy bien físicamente a los jugadores».
O sea, lo primordial ya no es respetar el estilo, sino ponderar la cuestión física. Y del «no es el qué, sino el cómo» de un relato lleno de marketing que se ha pasado al «hay que ganar, como sea». De hecho, el fichaje de Flick es coherente con las declaraciones que hizo Deco, el director deportivo del Barça, a la revista Nascer do Sol en febrero pasado, en las que ponía en duda el Cruyfismo y se mostraba partidario de un perfil de entrenador radicalmente distinto al de Xavi, que por aquel entonces había anunciado que lo dejaría a final de temporada. «Hay un método que está agotado y tenemos que descubrir a alguien que rompa con el pasado de una vez por todas y avance hacia un nuevo paradigma. En eso estamos de acuerdo con el presidente», aseguró el portugués.
Por tanto, el barcelonismo asiste atónito a que el presidente que se presentaba como el garante de las esencias en la campaña electoral reniegue ahora de ellas. A las puertas del 125 aniversario del club, que debería celebrarse en noviembre, pero que seguramente se pospondrá viendo el estado actual de las obras del nuevo Camp Nou, Laporta no solo está dispuesto a apartar el club de su ADN sino también de sus leyendas, perpetrando un cruel ataque al patrimonio sentimental culé.
El cumpleaños será un festejo incompleto por la ausencia de Leo Messi, el mejor jugador de la historia de la entidad, que se sintió engañado y maltratado por Laporta, que en lugar de ser el puente es el gran obstáculo para que el barcelonismo rinda su homenaje pendiente al argentino. Koeman, el héroe de la primera Copa de Europa del club, también fue víctima del menosprecio del presidente. Laporta consiguió que otro de los emblemas, Xavi Hernández, saliera por la puerta de atrás, siendo degradado. Hay muchas más otras figuras que se sienten alejadas del club por culpa del presidente. Algunas leyendas de las secciones también han sido vilipendiadas por Laporta.
El exjugador y exentrenador de baloncesto, Sarunas Jasikevicius dijo, en referencia al presidente, «es la segunda vez que salgo mal del Barça. La decepción es enorme, sin ninguna duda. El mal trato sigue ahora mismo». David Barrufet, el mítico portero de balonmano que más títulos ha ganado en la historia de la sección (71), también recibió el menosprecio del presidente. Igual que el entrenador de los 50 títulos, Xavi Pascual. Laporta también ha conseguido distanciar al club de su masa social. Oculta que se han perdido miles de socios que se han dado de baja durante el proceso de actualización del censo, solo un 25% de los abonados han renovado su asiento en Montjuic, ha intentado desmontar la Confederación Mundial de peñas y las asambleas de compromisarios son telemáticas para impedir la participación del socio en las decisiones del club.
En definitiva, Laporta está rompiendo con ese patrimonio inmaterial tan valioso y lo está separando, cada vez más, de esos valores que tiempo atrás representaba el més que un club.