Un barón federativo recuperará la presidencia de la RFEF
Se mantiene la línea continuista que inició Ángel María Villar en 1988 y que sólo se vio rota por el período de Luis Rubiales
La Real Federación Española de Fútbol volverá a ser gobernada por uno de sus barones a partir del próximo 16 de diciembre. En concreto, por uno de los 19 presidentes territoriales que siguen siendo, porque así se lo permite la Orden Ministerial, los únicos que tienen un puesto seguro en la nueva Asamblea General constituida el pasado 25 de noviembre y que tendrá que ser quien decida el elegido para ponerse al frente del estamento federativo. Ello sucede en un período crucial para el fútbol español, de preparación del Mundial del 2030, que será concedido junto a Marruecos y Portugal el próximo 11 de diciembre por la FIFA.
Y no se trata de un aspecto baladí que la RFEF vuelva a manos de uno de sus barones. Supone el regreso a una tendencia existente durante 30 años con Ángel María Villar y que se rompió en el 2018 con la irrupción de Luis Rubiales, reelegido dos años después, y cuyo mandato ya sabemos cómo ha acabado.: con su dimisión el 20 de septiembre del 2023 y la inhabilitación por tres años de FIFA, además de los procesos penales que tiene abiertos actualmente con la justicia española.
Louzán, Merchán o Gomar
Ahora falta saber quién será el nuevo mandamás de la Federación deportiva más importante de España. Tres son las opciones a día de hoy. Por un lado, está el gran favorito que es el presidente de la Federación Gallega, Rafael Louzán. Ostenta este cargo desde el año 2014 y después de ser presidente del PP en Pontevedra. Pero precisamente de su etapa en la política pesa sobre él una pena de siete años de inhabilitación impuesta por el Juzgado de lo Penal de Pontevedra. Inhabilitación que está suspendida por la Audiencia Provincial de Galicia y pendiente de la resolución del Tribunal Supremo que tendrá lugar a principios de febrero del 2025.
El directivo gallego entiende que la actual Orden Ministerial que regula los procesos electorales en las federaciones deportivas españolas le habilita para poder ser candidato. En concreto, el artículo 17 donde dice textualmente que podrá ser candidata a la presidencia cualquier persona, española y mayor de edad, que no incurra en causas. Por un lado, habla de «incapacidades, inelegibilidad o incompatibilidad, de acuerdo con lo previsto en la normativa de la correspondiente federación deportiva española». Además, en el siguiente punto añade: «No estar inhabilitada para ocupar cargos directivos o de representación en el ámbito deportivo por resolución firme en vía administrativa dictada por el órgano disciplinario competente, ni estar inhabilitada para el desempeño de cargo público o de representación por sentencia judicial firme, ni estar inhabilitada en el ámbito deportivo por resolución definitiva de un Tribunal Deportivo, una federación nacional o internacional».
Una visión que no es compartida por el Gobierno y el CSD (Consejo Superior de Deportes) como máximo órgano deportivo del país porque entienden que los propios Estatutos de la Federación imposibilitan al directivo gallego a poder presentarse. En concreto, el artículo 19 relativo a los requisitos para ostentar condición de miembro y donde, en su punto cuatro, dice textualmente «no estar inhabilitado para desempeñar cargos públicos». El Gobierno ya ha anunciado que, tan pronto Louzán sea un candidato oficial, elevará de urgencia al TAD una denuncia para que esto no se produzca.
Es donde aparece el segundo barón territorial en cuestión. Se trata del presidente de la Federación Extremeña, Sergio Merchán. Se le puede considerar como un recién llegado a los barones, porque ostenta el cargo desde el pasado 21 de junio, cuando se impuso en las elecciones. Recoge el testigo del anterior Pedro Rocha, que renunció al cargo para salir elegido como presidente de la RFEF el pasado mes de abril; y que ahora no ha podido optar a este proceso porque está inhabilitado por el TAD por un período de dos años. Inhabilitación por supuestamente haberse excedido durante el tiempo que estuvo al frente de la Comisión Gestora de la RFEF tras el bochorno de Luis Rubiales. La opción de Sergio Merchán es sólo en caso de que Louzán no pueda optar a la presidencia porque se lo impida el Tribunal Administrativo del Deporte (TAD). En ese caso, todos los apoyos del gallego (en torno a 55 avales) se irían inicialmente con los que han apoyado al extremeño (alrededor de 25)
Y luego está la opción de Salvador Gomar, presidente de la Federación Valenciana y que hace apenas unas semanas era entrevista aquí en THE OBJECTIVE. Hace ahora justo una semana, decidió retirarse de una posible lucha electoral en la que ha vuelto a entrar a raíz del acuerdo entre Rafa Louzán y Sergio Merchán. Salvador Gomar ostenta la presidencia de la Federación valenciana desde 2018, a donde llegó después de ser el Secretario General durante tres años. Ahora mismo, está en vuelto en la reconstrucción del fútbol valenciano tras el impacto de la DANA, pero con este movimiento recupera un deseo e intención que lleva tiempo teniendo en la cabeza.
Dado este escenario, lo que es seguro es que será un presidente de territorial quien recupere el control federativo tras el descontrol de la etapa rubialista. Una etapa que no quieren que vuelva a repetirse, de ahí que la consigna inicial era clara desde el principio. No querían injerencia alguna externa de nuevo en la Ciudad del Fútbol de las Rozas.
Los treinta años de Ángel María Villar
Este control se remonta a finales de los años ochenta, cuando Ángel María Villar, presidente de la Federación Vizcaína de Fútbol, accedía a la presidencia de la RFEF. Eso fue el 29 de julio de 1988 y reemplazando en el cargo a José Luis Roca. Empezó así tres décadas de dominio total del directivo vasco y donde muy pocos osaron intentar plantarle cara en las urnas.
El primero fue precisamente en el proceso electoral de 1988. Se trató del entonces presidente de la Federación territorial de Andalucía, Eduardo Herrera. En aquella Asamblea el dirigente bilbaíno obtuvo el respaldo de 216 miembros y 182 apoyaron a Herrera. Hubo un voto en blanco y 12 nulos.
Cuatro años después, Ángel María Villar no tuvo rival y fue elegido el 30 de junio de 1992 como único candidato y con mayoría absoluta. Contó con 125 votos de los 127 emitidos. Algo similar se produjo cuatro años después, cuando el 3 de junio arrancó su tercer mandato tras lograr el apoyo de 131 de los 150 miembros de la Asamblea. En el 2000 de nuevo asistimos a otro paseo triunfal del directivo vasco cuando contó con el respaldo de 137 de los 147 votos.
Una rivalidad que se remonta a 2004
Fue en noviembre del 2004 cuando apareció un rival al reinado total de Ángel María Villar. Se trata del que hasta poco antes había sido su secretario general, Gerardo González. Una victoria apretada porque apenas se impuso por veinte votos (98 a 78). En el año 2008 volvimos al escenario demoledor de Ángel María Villar logrando 114 de los 165 apoyos existentes entonces. Lo mismo que en el año 2012, donde volvió a ganar en solitario con el respaldo de 161 de los 167 votos existentes entonces.
Fue en el último proceso electoral, celebrado en abril del 2017, cuando volvió a tener como rival al que hasta meses antes había sido su secretario general, Jorge Pérez. Comicios que volvió a ganar, pero que pudo disfrutar bien poco, porque el 18 de julio se destapaba el caso Soule con el directivo vasco como uno de los posibles implicados, y en diciembre de ese año era inhabilitado por el TAD español, obligando a celebrar unos nuevos comicios de manera urgente. Elecciones que tuvieron lugar el 20 de mayo del 2018 y donde Luis Rubiales, exjugador y expresidente de AFE, se impuso a Juan Luis Larrea, presidente de la Federación Guipuzcoana de Fútbol, y que tuvo que asumir el control federativo tras la inhabilitación de Ángel María Villar.
Empezó entonces el dominio de Luis Rubiales, que acabó a raíz del polémico beso a Jenni Hermoso en la final del Mundial femenino del 20 de agosto del 2023. Han sido los únicos cinco años donde un outsider ha podido hacerse con el trono federativo en los últimos casi cuarenta años. Pedro Rocha, presidente de la extremeña, recuperó el control en abril de este mismo año. Y ahora será la Asamblea General quien decida quién debe regir este mundo federativo de fútbol. Seguro será un hombre de dentro. Nada externo. De hecho, las opciones externas encabezadas por el CEO del Grupo IFA, Juanma Morales, no ha logrado los avales necesarios. El próximo 16 de diciembre saldremos de dudas.