THE OBJECTIVE
Hastío y estío

Cierre 'Laporta' al salir

«Laporta es sabedor de que la ley no es igual para todos, pero pensaba que presidir una institución de mucho peso específico como es el Barça, podía conseguir que incumplirla fuera posible»

Cierre ‘Laporta’ al salir

El presidente del Fútbol Club Barcelona Joan Laporta. | Europa Press

Que la realidad no es igual para todos lo saben los ilusos, los soñadores y los que tienen los pies demasiado pegados al suelo. Tener ilusión no está mal si eres un niño y más en estas fechas. Están a punto de llegar los Reyes Magos y somos los mayores los que estamos más nerviosos ante ese momento. Los adultos sabemos que no nos hemos portado bien y que lo normal sería que nos traigan los mismos regalos de cada año. Esos objetos que nos emocionan lo mismo que el madrugón de un lunes o la vuelta a casa tras unas buenas vacaciones. Calcetines, camisas, corbatas, libros que son best sellers y también los más malos, perfumes que huelen a la desgana de quien lo compró, un pack de «sensaciones» que consiste en visitar un pueblo casi deshabitado, lo que no es debería hacer pensar, que tiene un hotelito rural más «encantado» que encantador, donde los animales no es que te despierten por la mañana de manera amable y musical, es que no te dejan dormir porque se meten en tu cama, a ningún insecto le gusta que le quiten el lugar donde duerme siempre. Una de sus actividades es visitar la bodega de la zona. Un vino que sabe distinto, tanto que no parece esa bebida, pero como te dan unos trocitos de queso para maridarlo te crees un experto gourmet. Pero los niños saben que se han portado bien y, por tanto, están deseando que lleguen. El trabajo bien hecho tiene su recompensa. 

Y aquí es cuando llega el protagonista de este artículo. A Laporta la llegada de la Navidad con su año nuevo y sus Reyes Magos, ha terminado de deslumbrarle. La luz cegadora ya estaba en sus ojos, pero el golpe de realidad ha llegado estos días. Se creía por encima del bien y del mal, como si fuera Pedro Sánchez, pero sin tener a la Fiscalía General del Estado de su parte. Laporta es sabedor de que la ley no es igual para todos, pero pensaba, y no estaba mal tirada, que presidir una institución de mucho peso específico como es el Barça, podía conseguir que incumplirla fuera posible. 

La gestión del Barcelona lleva tiempo siendo desastrosa. Bartomeu, el anterior presidente, ha sido el principal culpable de llevar a la ruina económica al club, con una deuda de mucho más de mil millones de euros. Laporta ganó las últimas elecciones del club prometiendo devolver a la institución al lugar que se merece. Sanear las cuentas y ganar títulos. Lo segundo lo ha conseguido en parte gracias a incrementar la deuda y a hipotecar el club para sus restos. El último esperpento es el caso Dani Olmo, el cual no podrá seguir jugando con el club al no poder prorrogarse su inscripción pendiente de realizar unos pagos. Laporta acababa de vender los palcos vips del Camp Nou por 100 millones de euros, pero ni aun así parece que la Federación Española de Fútbol vaya a saltarse sus normas para favorecer los intereses barcelonistas. El ridículo es espantoso. El club demuestra estar «apalancado», vendiendo su futuro para poder subsistir en un presente que se ve muy negro. 

Practicar una huida hacia delante que nadie sabe dónde acabará. El Barcelona sabe de su fuerza a nivel social no solo en Cataluña, sino también en España y en el mundo. Dejarlo caer sería algo más costoso a todos los niveles, que mantenerlo conectado a una máquina de billetes del Monopoly, que es como paga ahora este club. Respirar por los pulmones de los que sí pagan sus deudas.

La gestión de Laporta con el caso de Dani Olmo hace evidente lo poco en serio que se ha tomado algo tan grave como el riesgo grave de bancarrota del club. Pensar que no les van a dejar caer, o que por ser el Barsa les van a dejar hacer cosas que a otros no, habla de lo crecidito que está un hombre del que mengua a cada segundo un poco más su escasa o nula credibilidad. Ya se sabe aquello que se dice que cuando le debes mil euros al banco, el problema lo tienes tú, pero cuando la cantidad que se le debe es de varios millones de euros, el que está preocupado es el banco. 

Prometer y no cumplir se ha convertido en algo costumbrista en este país. Algo no noticiable. Laporta no ha tomado ninguna decisión acertada desde que volvió a presidir el club en la parte económica. Ha ridiculizado aún más la institución, pero nadie en el barcelonismo sale a decir nada. No solo está anestesiada la sociedad española ante su clase política, lo está cualquier grupo de personas que pertenezcan a algo, un equipo de fútbol, o la asociación de amigos del parchís. Un barcelonista serio pediría explicaciones de lo que está pasando en el club, y se las den o no, debería contestar con el chiste fácil: «Usted diga lo que quiera, pero cierre «Laporta» al salir, y no vuelva». 

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