El derecho a trabajar de Dani Olmo y Pau Víctor
El CSD les permite poder trabajar seguro los tres próximos meses mientras resuelve. Lo analizamos todo en THE OBJECTIVE
Ya nadie pone en duda que estamos ante una situación especialmente llamativa la que han vivido los dos jugadores del Fútbol Club Barcelona, Dani Olmo y Pau Víctor durante estos últimos ocho días. Más allá incluso de su condición de jugador profesional de fútbol, como un trabajador normal y principalmente en su condición de ser humano.
El pasado 31 de diciembre a las 23.59 horas ambos futbolistas dejaron de «existir» contractualmente hablando para LaLiga de Fútbol Profesional, y como consecuencia de ello, para la Federación Española de Fútbol. Ambos organismos son los responsables de visar la licencia de un futbolista para poder jugar en nuestro país. Es la patronal quien tiene las competencias atribuidas para ello y es el estamento federativo quien lo valida en última instancia.
De modo que desde los dos futbolistas, desde que sonaron las campanadas que daban la bienvenida al año 2025; no gozaban de la «licencia» necesaria para poder ejercer sus funciones de futbolistas en el Fútbol Club Barcelona. Lo único que mantenido durante todo este tiempo es el contrato privado que ambos jugadores firmaron en su momento y que reconoce la existencia de una relación entre las partes. Contrato que no les habilitaba para poder hacer lo que más les gusta a ambos, poder jugar al fútbol.
La norma que ha dado pie a toda la polémica
El origen de toda esta rocambolesca situación parte de las normas de control económico que LaLiga ejerce sobre los 42 clubes profesionales de nuestro país. Norma que obliga a todos ellos a cumplir unos parámetros porque, en caso de no hacerlo, se le impide poder fichar o inscribir más jugadores. En el caso de Dani Olmo, flamante fichaje azulgrana del verano pasado, pudo hacerlo el pasado mes de agosto gracias a la lesión de su compañero Christensen y la posibilidad que les ofrece LaLiga de usar el 80% de la ficha del jugador lesionado. En el caso del canterano Pau Víctor, gracias a un pequeño margen encontrado el verano pasado para que pudiera estar en la primera plantilla. Pero estos privilegios concluían el pasado 31 de diciembre si para entonces el Barcelona no había solucionado sus problemas económicos con LaLiga. Algo que intentó hasta última hora sin conseguirlo.
Al quedarse ambos sin licencia desde las 23:59 horas del pasado 31 de diciembre, y según la propia normativa, inicialmente ya no podían volver a jugar esta temporada en el Barcelona a tenor de la normativa de la Federación Española en su artículo 130 de su Reglamento General que dice que: «Un/a futbolista podrá estar inscrito/a en un solo equipo de un club, sin posibilidad de ser dado de baja y alta por el mismo en el transcurso de la misma temporada, salvo caso de fuerza mayor o disposición reglamentaria. Asimismo, en el transcurso de la temporada, no podrá estar inscrito/a y alinearse en más de tres distintos». Lo mismo que el artículo 141 donde añade: «Los/as futbolistas cuya licencia se cancele, no podrán, en el transcurso de la misma temporada, obtener licencia en el mismo equipo del club al que ya estuvieron vinculados».
No era el primer caso que esta norma había sido efectiva. Existen casos como la temporada pasada con Samu Omorodion cuando fue fichado por el Atlético de Madrid procedente del Granada. El equipo rojiblanco quiso cederle de nuevo al club andaluz, pero se encontró con este tope legal porque ya había estado inscrito previamente en el club granadino. Acabó jugando en el Alavés. O incluso Gabri Veiga. El gallego se marchó a Arabia Saudí tras jugar varios partidos del principio de la temporada pasada en el Celta. El club gallego quiso recuperarlo en invierno pasado y le resultó imposible por esta misma norma. E incluso hay precedentes de jugadores que no pudieron ser inscritos por no cumplir los clubes estas normas económicas. Es el caso de Pedro León en el 2016, cuando entonces era jugador del Getafe. O más reciente el japonés Okazaki en el Málaga.
Los futbolistas están en un limbo futbolístico
El Barcelona logró ponerse al día económicamente hablando con LaLiga el pasado día 3 de enero. Pero entonces inicialmente ya era tarde. La situación a la que tenían que hacer frente ambos jugadores era surrealista. No sólo no podían jugar.
Porque además ninguno de los dos podían ser cedidos o traspasados por el club azulgrana a cualquier otro equipo del mundo. Estaban en un limbo futbolístico. Ya sea de nuestra liga española como fuera de nuestras fronteras. En el primer caso de cesión, el Artículo 158 del Reglamento General dice textualmente que «Los clubes pueden ceder temporalmente o transferir definitivamente los derechos derivados de la inscripción de sus futbolistas profesionales, siempre que el/la futbolista preste su conformidad”.
En el caso del traspaso es el artículo 160 del mismo Reglamento General relativo a la transferencia definitiva de futbolistas donde concreta que «los clubes pueden transferir los derechos dimanantes de la inscripción y licencia de sus futbolistas en las condiciones que convengan, siempre partiendo de la resolución del contrato originario si lo hubiere y con la conformidad, en todo caso, del/de la futbolista».
Durante estos días los jugadores han preferido esperar a que el club resolviera la situación, como así se produjo en el día de ayer de manera cautelar. Porque ambos, considerando este «limbo» , podían haber cancelado su relación contractual con el equipo azulgrana para buscar su futuro lejos de la entidad azulgrana. Por lo menos lo que les resta de temporada. Así se lo autorizaba el mismo Reglamento General de la RFEF en su artículo 133 «La cancelación de la licencia resuelve todo vínculo entre el/la futbolista y el club, permitiendo al/a la primero/a adscribirse en el que desee, tanto del lugar de su actual residencia como de otro, si bien su alineación estará condicionada a las disposiciones y previsiones establecidas en el presente Reglamento General.»
Porque los jugadores tienen derecho a ejercer su profesión que está recogida en el Real Decreto 1006 vigente desde 1985 y que regula las relaciones de los jugadores profesionales. En el punto cuarto del artículo 7 del mismo relativo a los derechos y obligaciones de las partes expone claramente que «los deportistas profesionales tienen derecho a la ocupación efectiva, no pudiendo, salvo en caso de sanción o lesión, ser excluidos de los entrenamientos y demás actividades instrumentales o preparatorias para el ejercicio de la actividad deportiva».
También el artículo 4 del Estatuto de los Trabajadores que recoge los derechos laborales de cualquier trabajador habla de “libre elección de profesión y oficio”.
No es menos cierto que el derecho al trabajo lo están ejerciendo en tanto que siguen entrenando, que es lo que exige el convenio colectivo AFE y Liga con el club. Pero no tener licencia les priva de poder jugar y además en el caso de Dani Olmo principalmente, le impide acudir con la selección según la normativa FIFA. Y estamos ante un jugador fundamental para Luis de la Fuente.
Precedente peligroso a futuro con el resto de clubes
Y este derecho al trabajo ha sido clave también en la resolución hecha pública ayer por el Consejo Superior de Deportes. Bien es cierto que se trata de una medida cautelar, mientras que estudian el recurso completo para el que cuentan con un plazo de tres meses; pero sólo esta medida hace presagiar que en el futuro se les permitirá mantener su licencia. En su escrito, el CSD habla de la «la existencia de perjuicios inmediatos y de difícil reparación, que afectarían a los derechos reconocidos en la vigente Ley del Deporte a los futbolistas Dani Olmo y Pau Víctor y a su seguridad jurídica».
Además, añade que «el CSD ha valorado que, según el artículo 27 de la Ley del Deporte, los deportistas profesionales tienen derecho “a una carrera deportiva conforme a sus potencialidades” y con todas las garantías y certidumbre». Y concluye que la «no adopción de esta medida cautelar causaría un perjuicio económico y deportivo grave para el club y, sobre todo, para los futbolistas. Esto podría dañar también los intereses de la selección española, así como del resto de las competiciones nacionales, incluida».
Así pues, los dos futbolistas consiguen lo que anhelaban durante estos últimos días, su derecho a poder trabajar. Pero ahora falta saber las consecuencias que esto supondrá en el futuro por el precedente que genera desde el punto de vista del cumplimiento de las normas de control económico de LaLiga y de las normas federativas. Aun así esto son cuestiones al margen. Dani Olmo y Pau Víctor ya pueden trabajar y volver a jugar al fútbol.