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Ancelotti se ha ganado morir con las botas puestas 

Tras el pobre desempeño ante el Barça en la final de la Supercopa, el técnico se halla ante una encrucijada

Ancelotti se ha ganado morir con las botas puestas 

El técnico del Real Madrid CF, Carlo Ancelotti. | Zuma Press

Túnel de vestuarios del King Abdullah. Acaba de terminar la Supercopa de España y, mientras los jugadores del Barça celebran sobre el césped, la plantilla merengue en bloque (con Ancelotti a la cabeza) se dirige destrozada al vestuario. 

Los veo pasar a dos metros escasos. Las caras son largas, hasta el suelo, pero sin gestos, sin muecas. No se oye nada, ni el vuelo de una mosca. Tampoco hay consuelo de un compañero hacia su igual. Y es que todos tienen la certeza de que los han barrido. El Madrid camina como un autómata. Sin rumbo. Creo que es la primera vez en mi vida que escucho nítidamente el silencio.

Ancelotti sigue

Y es que es muy duro que tu eterno rival te haga una manita ante los ojos del mundo, pero la circunstancia se agrava cuando, camino a las duchas, revives que no hace ni tres meses que te endosó otros cuatro en tu propia casa. Nueve dolorosos goles que sólo a Carlo Ancelotti y (seguro) a Zinedine Zidane no les costarían el puesto en el Real Madrid.

Porque así va a ser. El Real Madrid no piensa en decisiones ni inmediatas ni drásticas con respecto a su entrenador. Ancelotti viene de ganar un doblete la temporada pasada y, a pesar del errático inicio de la actual, ya ha sumado otros dos títulos para sus vitrinas (Supercopa de Europa e Intercontinental) que por el momento bastan.

Eso sí, Carletto viene jugando con fuego los tres últimos meses: dos derrotas contra el FC Barcelona, otras dos contra el Liverpool y el Milán en Europa y otra más en San Mamés reflejan una peligrosa dinámica que lo podría acabar quemando.

¡No se ficha!

Y para evitar las llamas, el experimentado técnico italiano va a tener que tirar de ingenio y de una importante dosis de valentía.

Me explico: de ingenio porque tras peinar el mercado en busca de posibles gangas, el Madrid no ve nada clara la opción de acudir a la ventana invernal. O los centrales son muy caros, muy viejos o (por el contrario) muy inexpertos o los medios están por las nubes y, encima, el año que viene te los tienes que comer con patatas si hubiera un cambio de entrenador. Un callejón sin salida para Ancelotti al que solo le queda la vía de retocar el equipo del que ya dispone.

Y es ahí donde entra en juego la ya nombrada valentía, porque para hacer funcionar a esta plantilla habría que mover algunas piezas y sentar a otras tantas, y no sé yo como le caería eso al manejo del grupo.

Parece claro que Tchouameni no ha calado como medio desde que fichó por el Real Madrid, pero lo que es una evidencia es que le faltan muchísimos conceptos como defensa central. Lo lógico sería poner a Raul Asencio en su actual puesto, pero para ello tienes que sentar a un fichaje de 80 millones de euros o devolverlo a su posición original.

Descartada esta posibilidad. El lateral derecho se plantea como segunda preocupación. Tras la grave lesión de Carvajal, Lucas Vázquez tapa el agujero. El gallego hace lo que puede, pero no es suficiente. Fede Valverde es una notable solución de urgencia pero Ancelotti tendría que convencerle para retrasarlo desde el medio campo. Una quimera.

Lo mismo pasa con el flanco izquierdo. Camavinga luce de lujo en ese sector. Se desempeña un poco alocado, cierto, pero mejor que Mendy y que Fran García. El problema es que al francés no le hace precisamente ilusión jugar ahí. 

La carta de la Champions 

Y ¿saben qué? Conociéndolo desde hace cinco temporadas (sumando sus dos etapas), no veo a Carletto haciendo tantos malabares (como mucho trasladando a Asencio al flanco defensivo derecho). Ancelotti es un entrenador tradicional al que le ha ido estupendamente con su libro de estilo: respetar las jerarquías y tirar de unos 14 futbolistas fijos más algún actor secundario. 

Además, sabe que el colchón de los títulos conseguidos le da una vida extra y que todavía le queda la competición fetiche para el Real Madrid por disputar, la Champions League. Eso sí, para alcanzarla necesita levantar a unos pupilos que no parecen tan convencidos de que esto sea posible tanto como lo estuvieron en 2022 0 2024.

Ahí es donde entran sus 30 años de experiencia y la validación de 24 chicos que, como mínimo, deberían ayudarle a morir con las botas puestas. Se lo ha ganado. 

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