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Fútbol

La competitividad del Madrid amenaza el favoritismo del Barça

A pesar de la mala racha merengue, nunca se ha de subestimar al club blanco cuando hay títulos en juego

La competitividad del Madrid amenaza el favoritismo del Barça

El delantero del Real Madrid Kylian Mbappé supera una entrada del barcelonista Jules Kounde. | Ismael Adnan (Zuma Press)

El Real Madrid llega más necesitado a la final de Copa que se disputa este sábado en el remozado estadio de la Cartuja de Sevilla. Recién eliminado de la Champions y con la liga muy cuesta arriba, es segundo, con cuatro puntos de desventaja cuando solo quedan 15 en juego. No quiere acabar la temporada con las manos vacías, y la Copa del Rey podría ser el único trofeo perteneciente a esta temporada que sume a sus vitrinas, como mínimo es el más factible a día de hoy. Por su parte, el Barça busca conquistarlo todo. Es, junto al PSG, el único equipo europeo que todavía aspira al triplete, y quiere igualar el marcador histórico en finales ante los merengues. A pesar de que la competición se inició en 1903, Barça y Madrid solo se han visto las caras en una final de Copa en siete ocasiones, con 4 victorias merengues y 3 del Barça. Sin embargo, la superioridad del Barça en esta competición es manifiesta. Los azulgranas son el «Rey de Copas» con 31 trofeos conquistados, mientras que los blancos han levantado este título en 21 ocasiones.  

El equipo azulgrana es el favorito en esta final que se disputa mañana en Sevilla porque llega en mejor forma. Los de Flick lideran la liga, están en semifinales de Champions, y ya han ganado la Supercopa de España de esta temporada ante los de Ancelotti, que sucumbieron en la final disputada en Arabia por 2-5, y además encajaron otra goleada (0-4) en el Clásico de liga disputado en el Bernabéu. 

Sin embargo, la historia demuestra que los blancos no necesitan ser favoritos para alzar el trofeo. De hecho, en los dos precedentes más recientes entre ambos en una final de Copa, en 2011 y 2014, el Real Madrid acabó levantando el título cuando el FC Barcelona llegaba con el cartel de favorito.

En 2011, el Barça de Guardiola, con Messi, Iniesta y Xavi, llevaba 3 años ganándolo todo, pero perdió ante el Real Madrid de Mourinho por 1 a 0 con el famoso gol de cabeza de Cristiano Ronaldo en la prórroga ante el portero azulgrana Pinto, que estaba bajo palos en sustitución del lesionado Víctor Valdés.

En la temporada 2013-2014, el Barça entrenado por el Tata Martino, que contaba con Messi y Neymar, llegó a la última jornada de liga dependiendo de sí mismo para ganar el título, pero se le escapó al empatar ante el Atlético en el Camp Nou. La final de Copa de esa temporada se recuerda por el gol anotado por Gareth Bale con una de las galopadas más icónicas, superando por velocidad al defensa azulgrana, Marc Bartra, que le acabó dando la victoria al Real Madrid.

Una vez recordada la capacidad competitiva del club blanco, hay que tener en cuenta el análisis más futbolístico, y ahí el favoritismo del Barça es manifiesto. El conjunto de Ancelotti ha ido sobreviviendo esta temporada a base de individualidades, tirando de la calidad de Vinicius o la inspiración de Mbappé. Paradójicamente, la llegada del francés ha supuesto un desequilibrio táctico. No solo tiende a caer por la banda que ya ocupa el extremo brasileño, sino que además su presencia coincide con Rodrigo y Bellingham. Demasiados delanteros, con perfiles y estatus de crack parecidos en un equipo que parece partirse por la mitad. En cambio, el Barça de Flick está basando su éxito en el colectivo y en la indiscutible calidad y ambición de sus jugadores, especialmente de Pedri, Olmo, Lamine Yamal y Raphinha, además de la capacidad goleadora de Lewandowski, que, a pesar de perderse la final por lesión, está cuajando una grandísima temporada con 40 goles anotados a sus 36 años.

El Barça tiene una idea táctica mucho más clara y eficaz, interpretada por unos jugadores cuyo momento de forma individual es superior al de las estrellas del Real Madrid. El de Flick es un equipo junto, compacto, que ataca con automatismos trabajados y con muchos jugadores. Especialmente, con llegada masiva de centrocampistas de segunda línea, como Olmo, Pedri o Fermín, que además se implican defensivamente, y con laterales profundos, como Koundé y Balde, que se perderá la final por lesión, y cuyo remplazo es Gerard Martín, con recorrido pero sin tanta presencia ni precisión en los metros finales. Sin balón, el equipo de Flick ahoga a sus rivales reduciéndoles el espacio al colocar la defensa cerca de la línea del centro del campo y ejerciendo una eficiente y coordinada presión pospérdida de unos delanteros y centrocampistas que no dejan pensar a los rivales en su salida de balón desde atrás. 

Este Barça somete a sus rivales con mucha posesión de balón, encontrando triangulaciones fáciles con el hombre libre al primer toque. Pero también domina las transiciones rápidas, con un tridente, que estará formado por Lamine, Ferran Torres y Raphinha, al que le gusta correr para ganar la espalda de la defensa rival. En la final se enfrentarán la consistencia táctica y la idea colectiva del Barça contra la competitividad y las individualidades del Real Madrid. Será interesante ver quién se acaba imponiendo. 

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