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Fútbol

Las raíces de Álvaro Carreras: el rapaz que fue carrilero desde que nació

El nuevo lateral izquierdo merengue, procedente de Ferrol y llegado desde el Benfica, apuntaba maneras desde pequeño

Las raíces de Álvaro Carreras: el rapaz que fue carrilero desde que nació

Álvaro Carreras durante su presentación como nuevo fichaje del Real Madrid. | Alberto Gardin (Zuma Press)

La pasada temporada, mientras veía un Benfica vs. FC Barcelona de la Champions League, llamó mi atención el espigado lateral con melena encargado de marcar a Lamine Yamal: Álvaro Carreras, se llamaba el chaval. Y es que no sólo estaba desactivando como nadie a la joven perla del fútbol español, también subía la banda con alegría, la cabeza arriba y contaba con una exquisita precisión en los centros.

No me resistí más y rápidamente metí su nombre en Google. Para mi sorpresa descubrí que Carreras había sido canterano del Madrid entre el 2017 y el 2020, que después había dado el salto a Inglaterra fichando, nada menos, que por el Manchester United, que posteriormente enlazó dos cesiones consecutivas al Preston North End y al Granada y que finalmente el Benfica lo tenía atado con un contrato por 6 temporadas tras su meteórica evolución hacia el fútbol profesional. 

Pero hubo un dato que me pareció aún más clave; el rapaz era de Ferrol. Población que sólo dista 18 kilómetros de mi casa familiar de veraneo en Galicia. Circunstancia que despertó todos mis instintos periodísticos y que he decidido poner en práctica al encontrarme aquí y tras su fichaje de vuelta por el Real Madrid.

«¡Están en la playa!»

Lo primero que hice al deshacer las maletas fue contactar con mi amiga Bárbara Pérez, presidenta del Club Marítimo ‘La Penela’ y residente ferrolana a la que pregunté directamente por Álvaro: «Lo he visto alguna vez y también conozco a familia que es estupenda. Saludan a todo el mundo y siguen viniendo mucho por la playa. Si los veo por aquí algún día te aviso».

Rápidamente pensé en la imagen de la presentación de Carreras con el Real Madrid junto a sus orgullosos progenitores (Paula y Francisco, Guardia Civil de profesión) derramando lágrimas de emoción abrazados a su hijo. Me cuadraba el relato. Y me encajó aún más cuando el domingo mi confidente me alertó sobre su anunciada presencia en la arena («¡Están en la playa!») y me acerqué de inmediato para presentarme a ellos y a su hija (también llamada Paula).

La conversación fue breve, pero agradable. Agradecieron sinceramente mi felicitación, reconocieron estar «muy felices» por la firma de su chico con el conjunto merengue y me explicaron que su vástago «se encontraba en Madrid», ya que «el día 4 arrancaba con los entrenamientos». Tras unos pocos minutos más charlando, los dejé tranquilos en sus hamacas, disfrutando de la excelente temperatura y con una visible mueca de satisfacción en los rostros.

«Toda la banda izquierda era de él»

Cubierta la faceta más personal del chico, me faltaba indagar en la futbolística así que Bárbara de nuevo me facilitó la labor «te voy a pasar el teléfono de su primer entrenador en el Racing de Ferrol, se llama Julián Aneiros, dile que le llamas de mi parte». Dicho y hecho.

Julían es un hombre de fútbol que por circunstancias de la vida dio un giro a su profesión, pero que puede presumir orgulloso de haber dirigido a Álvaro Carreras. «Tenía una técnica exquisita y toda la banda izquierda era de él, es carrilero desde que nació». Entonces ni Carreras ni Julián lo podían imaginar, pero esa capacidad de recorrido por la banda es lo que le acabaría llevando al Madrid de Xabi Alonso. 

Lo que sí intuyeron Aneiros y su segundo, Javi Rodríguez, es que «Álvaro absorbía los conceptos más rápido de lo normal, siempre prestaba atención y ejecutaba los ejercicios a la perfección». Esto en el fútbol formativo «puede marcar la diferencia para llegar a ser profesional». De hecho, Julián me destaca que en esa misma camada que entrenó en el Racing de Ferrol también estaba ‘Trilli’, canterano del Barça que acaba de venderlo al Real Valladolid «no sólo eran muy buenos, es que ambos se colocaban sobre el campo como si fueran profesionales desde benjamines». Carreras era el lateral izquierdo de aquel Racing y ‘Trilli’ el derecho.

Entonces pasó «lo normal en estos casos»: que «aparecieron los grandes». Después de una temporada en la que Carreras metió «ciento y pico de goles se lo llevó el Deportivo de La Coruña» y, sin previo aviso, apareció el Madrid, aunque no fue un camino de rosas.

Y es que el fútbol tiene vericuetos inescrutables. Tras tres temporadas en la cantera del Real Madrid Álvaro Carreras decide dar el trascendental paso de abandonar la casa blanca para fichar por él United. Y lo da, en parte, porque en su puesto competía con una locura de futbolista llamado David de la Víbora que parecía tenerle claramente ganada la progresión en La Fábrica. Lo que es la vida. Hoy, de la Víbora transita entre la ‘Kings League’ y el soccer estadounidense mientras que el Madrid ha pagado 50 millones al Benfica para recuperar a Carreras. Tal y como me asevera Aneiros «así de difícil y caprichoso es el fútbol».

Un deporte que para Carreras siempre fue lo primero «él tenía claro que quería ser futbolista y su familia le ayudó. A Manchester lo mandaron con su hermano mayor (Fran) para que lo arropara. De todas formas hay que ser muy valiente y jugársela y a Álvaro le ha salido bien». 

Julián me cuenta emocionado como se intercambia whatsapps con Carreras cada vez que marca un gol con la derecha (a pesar de ser zurdo) «le insistía mucho desde niño con que la pegara con las dos piernas» y me transmite la frase que más le repiten los excompañeros de Álvaro cada vez que se los encuentra por la playa: «es un desfase». Para terminar Aneiros me confiesa «lo vi hace poco y mi hijo le pidió la camiseta del Madrid. Yo que soy del Barça, y mi hijo se llama Leo, tengo que reconocer que una parte de mí quiere que ahora le vaya bien al Madrid porque eso significará que le va bien a Álvaro». 

Esta es la historia de Álvaro Carreras. Un chico formal, con una familia unida que siempre lo ayudó en su sueño de ser futbolista. Un ferrolano de raíces intactas que, dentro de unos días, estará cabalgando por esa banda izquierda del Madrid que un día ocuparon sus ídolos «Marcelo y Roberto Carlos». 

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