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Fútbol

Vinícius baila y el fútbol español rabia

El conjunto azulón trató de desquiciar al ‘canarinho’, pero esta estrategia terminó por jugar en su contra

Vinícius baila y el fútbol español rabia

Vinicius Junior 'baila' ante el conjunto azulón. | Oscar Manuel Sánchez (Zuma Press)

Lo bueno de estar presente la noche del pasado domingo en el Coliseum getafense es que nadie me puede intoxicar sobre lo que aconteció o no con Vinícius Júnior, que no fue otra cosa que un plan perfectamente establecido por parte del conjunto de Bordalás para sacarlo de quicio. El problema para los azulones es que el tiro les salió por la culata. 

Inquina sí, miedo también

Que el brasileño es el futbolista del Real Madrid al que más se machaca a domicilio desde tiempos de Cristiano Ronaldo es tan evidente como que a ambos se les tiene un temor proporcional. Es más, diría que Vini ha empezado a comprenderlo y está empezando a usarlo a su favor.

Todavía andaba calentando por la banda cuando el estadio de la capital del sur empezó a cantarle al unísono «¡Balón de Playa, Vinícius Balón de Playa!». Mala idea, pensé yo, esto es gasolina para este tipo de jugadores tan reactivos… Y en estas, cuando el electrónico marcaba el 54’, Xabi lo llamó para ingresar al terreno de juego.

Según pisa el campo, Juan Iglesias ya le dice algo. De inmediato, duelo con Kiko Femenía y tarjeta amarilla para el del Getafe que, al quedar condicionado, es sustituido por Nyom. El franco-camerunés sale con una idea evidente: desquiciar a Vinícius, pero el que acabó desquiciado fue él. Sólo lleva 39 segundos sobre el terreno de juego cuando le suelta el brazo al cuello y le pega una patada abajo al canarinho sin balón de por medio. Y claro, tarjeta roja directa. Para completar la desacertada táctica azulona, ‘Sancris’ ve dos tarjetas amarillas en 10 minutos. La segunda, tras una evitable patada a Vinícius cuando ya había soltado el balón. El Getafe se quedaba con 9. 

Parte de guerra: Vini en sólo 29 minutos sobre el césped, rompe el partido provocando dos expulsiones en el rival y atrayendo toda la atención, incluida la del público hacia sí. Se le tiene inquina, y mucha, pero lo sucedido en Getafe demuestra que los equipos y aficiones también lo temen. Por eso la tribuna le menosprecia sin haber pisado el campo, por eso los equipos se coordinan para minar su moral. Saben que es muy bueno y tratan de desactivarlo, pero Vinícius entendió como darle la vuelta a la tortilla.

Omertá a la carta 

Reina una especie de omertá (esa ley del silencio que tanto vemos en el cine de mafia) en el mundo del fútbol por la cual rara vez se desvelan las constantes provocaciones verbales que se dedican los jugadores entre sí durante los partidos. Y digo «rara vez» porque curiosamente dicha ley se rompe más de lo normal si Vinícius está de por medio. No fue así cuando al expulsado ‘Sancris’ le cuestionaron por las supuestas provocaciones del 7 madridista: «No, él hace su fútbol y ya está. Error mío, ya te lo he dicho. Para la siguiente aprendo» concluyó.

Muy diferentes son las cosas en el caso de Juan Iglesias. El vallisoletano (al cual se le ve claramente espetar con vehemencia a Vinícius en las imágenes de Movistar: «Por eso te odia todo el mundo») se saltó el famoso código al reconocer lo siguiente en declaraciones a Joseba Larrañaga en la COPE: «¿Es algo relacionado con lo malos que sois, que tenga dos Champions o que os vais a segunda? Sí, son cosas del estilo, no estás muy lejos». 

Llama la atención que cuando tuvo una trifulca similar con el barcelonista Gavi (imágenes que capturó DAZN), donde el culé le decía repetidas veces que «era malísimo», no desvelara nada, pero claro denunciar al español no da tantos réditos como hacerlo con el brasileño. Que se lo digan a Maffeo…

Impacto desde el banquillo 

Volvió a suceder. Por tercera vez en la temporada (Oviedo, Marsella y Getafe) y tras 11 partidos disputados, Vinícius partió como suplente de lujo. Una táctica que Xabi Alonso interpreta como decisiva: «Vini puede tener un gran impacto desde el banquillo». El objetivo del tolosarra es doble: dar descanso a su estrella para paliar la agotadora agenda internacional (algo que le ha costado comprender al 7, aunque lo va asimilando) al tiempo que aprovecha su potencia para romper los encuentros en los últimos instantes, que es donde se decide todo. Y funciona. Vinícius sale extramotivado en los segundos tiempos y rinde mejor que nunca (así lo dicen las estadísticas) cuando arranca de inicio.

El resultado es inmejorable. Vini disfruta y, por tanto, baila. Y cuando Vini baila, esa gran parte del fútbol español que no puede ni verle, rabia.

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