La ley rusa sobre «propaganda gay» impide que las personas LGTBI (lesbianas, gays, transexuales, bisexuales e intersexuales) puedan manifestar su condición de la misma forma que el resto de los rusos. Bajo el pretexto de no exponer a los niños a la homosexualidad, una persona que realice una protesta LGTB puede ser castigada con hasta 50.000 rublos (algo más de 680 euros). El Partido Comunista del país llegó incluso a proponer una multa para todo aquel que salga del armario. El clima político que se respira en Rusia hace que la población LGTBI sufra más discriminación que en otros países. La asociación FARE (Football Against Racism in Europe o Fútbol Contra el Racismo en Europa) es consciente del problema y ha elaborado un informe, de cara al Mundial de Fútbol de Rusia 2018, en el que da cuenta de la situación. «El número de muestras homófobas está en aumento, como resultado de una amplia homofobia institucional en la sociedad, legitimada mediante la legislación», alerta la FARE.