La campaña global para acabar con los orfanatos gana impulso
Sea cual sea el tipo de instalación, entre el 80 y el 90% de los niños que viven allí tienen al menos un progenitor vivo, según Unicef.
Hay juguetes blandos en las camas y carteles en las paredes. No más de tres niños por habitación. Una de las niñas que vive en la casa de cuatro habitaciones habla ilusionada sobre recibir maquillaje por su cumpleaños.
En esta casa comunitaria, en una calle arbolada de Bucarest, las pesadillas sobre los orfanatos de Rumanía parecen muy lejanas, informa AP.
Las historias de terror ha empezado a conocerse poco después de la caída del dictador comunista Nicolae Ceausescu en 1989: espantosos relatos sobre miles de niños golpeados, malnutridos y humillados en abarrotados orfanatos gestionados por el Estado.
Hoy en día, el número de niños en orfanatos en Rumanía se ha desplomado de más de 100.000 a unos 7.000, con un objetivo de cerrar todas las viejas instalaciones para 2023. Legiones de niños han sido reunidos con sus familias, hospedados en viviendas de acogida o reubicados en alegres viviendas de estilo familiar gestionadas por personal cualificado, como la del 6to distrito de Bucarest.
En todo el mundo se están llevando a cabo esfuerzos para sacar a los niños de los orfanatos. Bulgaria y las antiguas repúblicas soviéticas de Georgia y Moldavia han hecho avances. China dice que ahora puede atender a tres cuartas partes de sus huérfanos y niños abandonados a través de casas de acogida o adopciones. Ruanda pronto se convertirá en el primer país de África en eliminar los orfanatos.
Es un objetivo que sigue siendo difícil en muchos otros países. En India abundan los orfanatos de gestión privada con una endeble regulación, y en Nepal y Haití gestores de orfanatos poco escrupulosos en ocasiones pagan a los padres para que entreguen a sus hijos y después se benefician de donaciones de extranjeros compasivos.
La tendencia es ir desapareciendo los orfanatos. | Foto: Vadim Ghirda / AP
Sin embargo, los grupos humanitarios que trabajan para acabar con estos grandes centros creen que la tendencia está a su favor.
“Estamos casi al borde de conseguir un movimiento global para devolver los orfanatos a los libros de historia”, ha dicho la doctora Delia Pop, la directora rumana de activismo global para el grupo Homes for Children, con sede en Gran Bretaña y que ha trabajado para desmantelar orfanatos en 30 países.
No hay una cifra precisa de cuántos niños viven en orfanatos. La última estimación de Unicef es de 2,7 millones, pero la agencia ha indicado que muchos países no contabilizan adecuadamente a los menores en orfanatos de gestión privada.
Sea cual sea el tipo de instalación, entre el 80 y el 90% de los niños que viven allí tienen al menos un progenitor vivo, según Unicef.
“La mayoría de las veces es la pobreza lo que divide a estas familias”, ha dicho Shannon Senefeld, de Catholic Relief Services. “Los padres creen (…) que su hijo tendrá una forma de vida mejor si vive en un orfanato”.
Sin embargo, la investigación apunta a que la vida en estas instituciones a menudo causa daños duraderos en los niños. Incluso los orfanatos bien gestionados suelen carecer del afecto que maximiza el potencial de un niño, y muchos exponen a los menores a abusos y explotación.