La cotización del oro ha batido este lunes un nuevo récord en las transacciones asiáticas, confirmando su condición de valor refugio en tiempos de pandemia y de tensiones entre China y Estados Unidos, aunque la caída del dólar también ha contribuido a su subida.
Lo más importante: el oro llegó a su máximo absoluto de 1.944,71 dólares la onza —el valor del oro se mide tradicionalmente en dólares— el lunes poco después de las cinco de la madrugada (hora peninsular española), y cotizaba en torno a 1.933 dólares a las a las siete y media de la mañana. Su anterior récord en sesión data de septiembre de 2011, con 1.921 dólares la onza.
La cotización del metal amarillo se ha apreciado más del 27% desde principios de año. Los analistas predicen que el oro superará pronto la barrera de los 2.000 dólares. Algunos expertos llegan incluso hasta predecir una futura cotización del oro a 3.000 dólares la onza, lo que persuade a varios inversores de que no es demasiado tarde para seguir especulando con este metal.
Ahora que la epidemia de coronavirus empeora en muchos países, los inversores eligen el oro, el eterno valor refugio en tiempos de crisis. Las medidas de flexibilización monetaria decididas por la Reserva Federal estadounidense (Fed) hicieron bajar el dólar, lo que ha aumentado todavía más su atractivo. Como el valor del oro se expresa en dólares, una caída de la divisa estadounidense hace que el metal precioso sea más barato para los compradores que utilizan otras monedas.
«Las fuertes alzas son inevitables a medida que entramos en un período similar al aparecido después de la crisis financiera global, cuando los precios alcanzaron niveles récord debido a la cantidad de dinero inyectada por la Fed en el sistema financiero», ha declarado Gavin Wendt, analista de MineLife.
Al ser la oferta de oro constante en el tiempo —comparada con la de otras materias primas como, por ejemplo, el petróleo—, el metal amarillo goza de una imagen de estabilidad. Entre 2018 et 2019, la producción minera apenas cambió, registrando un alza de 1%, y solamente el aumento del reciclaje permitió aumentar la oferta en un 3%.
Aunque el oro es muy apreciado por los inversores, tiene en cambio conocidos detractores, como el multimillonario Warren Buffett, que lo denosta por su improductividad. Anteriormente, el economista John Maynard Keynes se había mofado del precioso metal al calificarlo de «reliquia bárbara».