La Bolsa de Ámsterdam cuenta con cuatro siglos de historia repletos de hitos que han marcado el mercado financiero
Ni Londres, ni París, ni siquiera Wall Street. El comercio de acciones comenzó en Ámsterdam y allí se encuentra la bolsa de valores más antigua del planeta. Durante su larga historia ha sido testigo de grandes acontecimientos que han marcado el destino del mercado financiero en todo el mundo.
El nacimiento de la bolsa de valores se debe a la Compañía Holandesa de las Indias Orientales, una importante sociedad muy extendida por Asia y los Países Bajos. El poder de la compañía era tal que el objetivo de fundar la Bolsa no fue otro que recaudar fondos para financiar futuros viajes de negocios y enviar una gran flota de barcos al continente asiático.
De esta forma, la Compañía Holandesa de las Indias Orientales se convirtió en la primera empresa en vender acciones al público, realizando la primera oferta pública inicial en el año 1602.
La Bolsa de valores de Ámsterdam pronto se convirtió en el primer centro financiero moderno y comenzó a negociar acciones y bonos de papel. La libertad económica de los Países Bajos fue determinante para su desarrollo y para ser considerada la bolsa más importante del mundo durante siglos.
Enseguida el comercio de acciones de la Compañía Holandesa sirvió de referencia y cada vez más organismos gubernamentales encontraron su camino en el mercado público de capitales.
Primera crisis financiera: ‘Tulip Bulb Mania’
La Bolsa de Ámsterdam ha albergado acontecimientos de todo tipo. Sin ir más lejos, la que fue la primera gran crisis financiera de la historia. No se debió a una burbuja inmobiliaria ni al petróleo ni a una pandemia como la que estamos viviendo, sino a los icónicos tulipanes. Las típicas flores holandesas llegaron a los Países Bajos en la segunda mitad del siglo XVI desde Turquía y enseguida se popularizaron entre la nobleza y se convirtieron en un símbolo de riqueza.
En solo unos años, el precio del tulipán se multiplicó y en los Países Bajos se vivió una epidemia que acabó con gran parte de la población. Sin embargo, pese a que hubo un fuerte descenso de la población, el precio de los tulipanes continuó subiendo y se empezaron a realizar lo que ahora conocemos como contratos de futuro. Los compradores pagaban por adelantado a los productores, quienes prometían entregarles los tulipanes tras la cosecha.
Pero, como todo periodo de bonanza, llegó a su fin. La burbuja estalló por una mala cosecha y la desconfianza se generalizó entre la población ante la posibilidad de perder las garantías que se habían obtenido. La ‘Tulip Bulb Mania’ —así se llamó a este fenómeno— fue el primer caso de especulación masiva y las ciudades de Haarlem y Alkmaar se vieron especialmente afectadas.
Innovaciones bursátiles
Con los años, fueron introduciéndose en la bolsa diferentes innovaciones como los ya mencionados contratos a futuro, las ventas en corto e incluso la primera incursión bajista. Isaac le Maire, el mayor accionista de la Compañía, realizó la primera venta en corto de la empresa holandesa para, posteriormente, volver a comprarlas con ganancias y así adquirir acciones adicionales.
También fue en Ámsterdam donde nació el primer fondo de inversión del mundo. Abraham van Ketwich, un comerciante de la ciudad, lo creó en el año 1774. El fondo se llamaba Eendragt Maakt Mage (Unidos Estamos) y permitió a los inversores individuales reducir sus riesgos al repartir sus inversiones entre varias empresas.
La Royal Dutch Shell
Hacia la segunda mitad del siglo XIX la Bolsa de Ámsterdam vivió una nueva edad de oro, fruto de la Revolución Industrial. El auge económico fue tal que entre 1865 y 1900 el número de acciones cotizadas en la bolsa se disparó, pasando de 115 a 1.000.
En este periodo fue muy importante la incorporación de la Royal Dutch Shell, que en la actualidad es una multinacional con operaciones en todo el mundo y es la acción más importante de toda la Bolsa de Ámsterdam.
La importancia de la información bursátil
Desde las primeras operaciones de la Compañía Holandesa de las Indias Orientales en bolsa, los inversores eran conscientes de lo importante que era contar con acceso a información fiable y actualizada. De hecho, la gente acudía al intercambio no solamente con la intención de hacer negocios, sino también para enterarse de las últimas novedades bursátiles.
La importancia de la información quedó más que patente con el aumento de las inversiones extranjeras en los siglos XVIII y XIX. Con el fin de saciar esta necesidad de información bursátil, enseguida se tuvieron en cuenta nuevas técnicas para la difusión de estas comunicaciones relativas a la bolsa y los periódicos holandeses comenzaron a incorporar entre sus páginas este tipo de noticias.
Además, tanto la Bolsa de Zocher como la de Berlage incluyeron en sus instalaciones oficinas de correos, teléfonos y telégrafos con el fin de que la información viajase lo más rápido posible.
Una mirada hacia el futuro
El 22 de septiembre del año 2000 la Bolsa de Ámsterdam se fusionó con la de Bruselas y la de París, formando oficialmente Euronext. Así, las instituciones afrontaron unidas la adaptación al euro y la creciente competencia con las plataformas de comercio digital. En 2002 se anexionaron a Euronext la Bolsa de Lisboa y la Bolsa LIFFE de Londres.
Recientemente, Euronext ha iniciado negociaciones con la ‘Borsa Italiana’, la compañía que opera la Bolsa de Milán. La compañía ha explicado que “la combinación propuesta de Borsa Italiana y Euronext crearía un actor líder en los mercados de capitales continentales europeos, donde Italia sería el mayor contribuidor con sus ingresos al grupo Euronext”.
Queda claro que, a pesar del paso de los años, la Bolsa de Ámsterdam sigue haciendo historia.