España cerró 2020 con un desplome del PIB vinculado al turismo, que incluye la actividad directa e indirecta, de 106.000 millones de euros, una caída del 69% respecto a 2019, como consecuencia de la práctica paralización del sector desde el principio de la pandemia de la COVID-19 en marzo del año pasado. Esto supone volver a los niveles de hace 25 años, en 1995.
En contexto: Exceltur, la alianza para la excelencia turística, en la que están integradas 34 empresas de toda la cadena de valor, presentó este miércoles su informe sobre el cierre del año, que utiliza la metodología de la cuenta satélite del Instituto Nacional de Estadística (INE) para estos cálculos del PIB y dibuja un panorama desolador: el peso del sector en la economía española cayó del 12,4% que representaba en 2019 al 4,3% el año pasado.
Las restricciones han tenido un gran impacto en el empleo, con 728.000 puestos de trabajo afectados a final del año: 435.000 en expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE) y 293.000 personas que perdieron su trabajo. Si en la economía en su conjunto el empleo disminuyó en un 2,5%, en el turismo lo hizo en un 38 %, ha dicho en un encuentro con los medios el vicepresidente ejecutivo de Exceltur, José Luis Zoreda.
Este descalabro ha llevado a la alianza a demandar del Gobierno un «sólido» plan de apoyo y rescate al sector, homologable al de otros países de la Unión Europea, con un paquete de ayudas no reembolsables de 5.316 millones de euros para los próximos seis meses, la conversión del mecanismo de los ERTE en estructural y un rápido calendario de vacunación para liberar las restricciones a los viajes. En 2020, el desplome fue mayor en las llegadas de turistas internacionales –entraron 65 millones menos que en 2019 por los cierres de fronteras y las limitaciones a los viajes–, pero se dejaron sentir también en los movimientos interiores, que bajaron más del 40%.