El alza mundial de materias primas como el aluminio o el acero, el encarecimiento del transporte o el Brexit elevan la presión sobre la industria conservera y la producción de alimentos básicos para los españoles como el atún enlatado o el tomate frito.
Las empresas tienen un panorama difícil porque los costes de producción están desorbitados, según declaran las patronales del sector a Efe, con motivo del Día Mundial de la Comida en Lata, que se celebra este sábado.
«Es una época de incertidumbre industrial. En un entorno inflacionista, en ciertos casos de escasez derivada de ajustes entre la oferta-demanda y complicaciones logísticas»», según el secretario general de la patronal de conserveras de pescado y de marisco (Anfaco), Juan Vieites.
«El coste de un bidón metálico ha subido un 40% y el de la electricidad un 450% en el último año», asegura el vicepresidente de la Agrupación Española de Fabricantes de Conservas Vegetales (Agrucon) y director general de Conesa Group, Manuel Vázquez.
Por otro lado, Vázquez señala que el alza de materias primas está propiciando la especulación y la «psicosis» que lleva a empresas a planificar un «exceso de almacenamiento» de materias primeras por miedo a que no haya suministro, lo que apuntala esa subida.
Márgenes estrechos
Los fabricantes aseguran que, de momento, los consumidores no notan la repercusión de esos costes en el precio de las latas pero, a juicio de Vázquez, «la situación es insostenible» para la distribución.
En el caso de las industrias, los márgenes dependen de la capacidad de las empresas para generar valor en el mercado y gestionar de forma eficiente sus gastos, influenciados por los valores globales del acero y del aluminio, así como los alcistas costes laborales que podrían «cambiar el marco de juego y hacer perder la competitividad», según Vieites.
Anfaco señala que será en 2022 cuando se note con detalle el impacto. Las industrias estiman que, a escala global, las previsiones dependerán de las acciones que se tomen en países como Estados Unidos o China, junto a la respuesta que pueda dar la Unión Europea. Pero auguran desajustes «si se recortan producciones de acero y aluminio para adaptarse a los requisitos del CO2 o se modifican las estrategias de reciclaje», según Vieites, quien también apunta que las normativas ambientales elevarán los impuestos sobre los alimentos «hasta valores que en algunos casos triplican lo actual». Vázquez añade que la revisión del mercado de emisiones de CO2 también repercutirá en los costes en las empresas.
Latas en cifras
España es el primer productor de la Unión Europea (UE) de conservas pesqueras (enlatadas y en otros envases) y el segundo mundial en el caso del atún, con 359.091 toneladas y 1.755 millones de euros, según Anfaco.
El consumo de estas conservas se situó en 224.388 toneladas (10,3 %) y gastaron 2.320 millones de euros (+11,3 %), de acuerdo a las cifras del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación.
Por otra parte, los hogares españoles compraron 669.924,6 toneladas de conservas de frutas y vegetales, por valor de 1.481,7 millones de euros, con un incremento anual del 13,4 % y del 14,8 % respectivamente, marcado por el confinamiento.
Vázquez destaca la alta penetración de las conservas de tomate frito en España, pues pueden encontrarse en «un 94,5 %» de los hogares. Por ello, resalta, los supermercados no solo han subido sus precios, sino que los han bajado «como producto reclamo».