La subida generalizada de los precios que llevamos meses viviendo ha llegado también al aceite de oliva, como habrán notado al acudir al supermercado. Detrás de esa subida se encuentran los disparados precios en origen del ‘oro líquido’. Según el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA), los precios en origen son actualmente un 70% más altos que al inicio de la campaña que acaba de finalizar -termina en septiembre- debido al incremento de los costes y a las situaciones meteorológicas.
Aunque en los últimos meses han empezado a observarse signos de cierta estabilización, los precios van a seguir siendo elevados en origen, a lo que hay que unir el aumento del precio de la luz, transportes y envasado, tal y como explican a THE OBJECTIVE fuentes del sector. Estas fuentes avanzan que las empresas van a ir repercutiendo poco a poco esos altos precios en origen para poder cuadrar sus cuentas. «Quien no haya repercutido el aumento de los precios en origen durante estos meses lo va a tener que hacer tarde o temprano porque las empresas no están para perder dinero», aseguran a este periódico estas mismas fuentes.
Recientemente el Grupo Dcoop, una de las grandes cooperativas agroalimentarias de España y la mayor productora oleica mundial, ya ha avisado de que va a subir los precios de sus productos. En la misma línea se ha pronunciado Deoleo, propietario de marcas como Carbonell. Deoleo está llevando a cabo un proceso de incremento de los precios de venta con el objetivo de reducir el impacto del aumento del coste de la materia prima, lo que, como la compañía anticipó, también está afectando al consumo de aceite.
Por otro lado, la subida de la luz afecta a todas las empresas en tanto que los costes de producción aumentan. «Todas las subidas de costes repercuten en el precio final del producto, en este caso a nuestras exportaciones», explica Rafael Pico, director general de ASOLIVA a THE OBJECTIVE. «El consumo se resiente a esas variaciones de precios, hay otros productos, no tan saludables como el aceite de oliva evidentemente, pero sí más baratos como pueden ser aceite girasol, canoja, soja…Cuando hay un diferencial importante en el precio de venta al público repercute en el consumo», asegura Pico.
De hecho, el sector ya calcula que el consumo en esta campaña que acaba de comenzar será menor al de la pasada precisamente por ese incremento incesante de los precios. La estimación de consumo nacional fijada en la última mesa sectorial de cara a esta campaña es de 500.000 toneladas, ligeramente por debajo de la anterior.
Descenso de las exportaciones
La Asociación Española de la Industria y el Comercio Exportador de Aceites de Oliva y Aceites de Orujo (Asoliva) ha informado de que, según datos del Departamento de Aduanas de España y de la Agencia de Información y Control Alimentarios (AICA), las ventas al exterior de aceite de oliva a granel han caído un 18% de mayo a septiembre respecto al mismo periodo de la campaña anterior, mientras que las exportaciones de aceite envasado han decrecido un 5% en este mismo periodo.
Unas caídas producidas por el aumento del precio en origen y que puede complicarse aún más los próximos meses con la crisis en el transporte. Es importante destacar que el 75% de la producción española se exporta y el 80% de esa exportación se realiza en barco. El aumento del coste de los fletes unido a la dificultad de encontrar barcos disponibles para esa exportación está incrementando aún más los precios del aceite de oliva español restándole competitividad frente a otros más baratos como el de Túnez.
En este sentido, otras fuentes del sector del aceite de oliva señalan a THE OBJECTIVE que la disminución del consumo nacional y esta caída de las exportaciones podría provocar precisamente una reducción en los precios. «Hay que ver lo que pasa en los próximos meses pero la lógica dice que esta cotización alta de los precios de origen se va a mantener en los primeros meses de la campaña (últimos meses del año y primeros del 2022)», aseguran estas fuentes. Conforme vaya disminuyendo la exportación y el consumo nacional los tenedores de los aceites de oliva -que son las cooperativas- tendrán que «mirar muy bien si se van a quedar con el aceite en sus almacenes o van a bajar los precios para aumentar el consumo», explican.