El sector cárnico español, que atraviesa serias dificultades como consecuencia de la pandemia, tiene que enfrentarse ahora a una posible huelga que amenaza con poner en riesgo el abastecimiento de carne en vísperas de la Navidad. A esta situación se suma, además, el impacto de los costes producidos por la subida de la luz y de las materias primas, la caída de algunos mercados estratégicos de exportación, los ataques al sector y el descenso de los productos de origen animal.
En este contexto, CCOO y UGT han convocado una huelga para los días 25 y 26 de noviembre, así como para los días laborales comprendidos entre el 3 y el 8 de diciembre, coincidiendo con el puente de la Constitución. Esta huelga tiene como objetivo «defender y mejorar las condiciones laborales y salariales de las personas trabajadoras del sector a través del Convenio Colectivo Estatal tras 11 meses de negociaciones» con la patronal, según los sindicatos. Recientemente la patronal les ha enviado su última propuesta de mejoras, que no ha sido satisfactoria para los sindicatos por lo que han convocado dicha huelga.
A la huelga están llamados cerca de 105.000 trabajadores del sector de unas 3.000 empresas, las que aplican el convenio general (hay un convenio específico de pollo y conejo que quedaría fuera de esta convocatoria). Es decir, afectaría al cerdo, vacuno y caprino en plenas vísperas de Navidad, el momento de mayor consumo del año.
Pese a la convocatoria, patronal y sindicatos aseguran que siguen apostando por el diálogo, la negociación y el acuerdo. De hecho, ya hay prevista una nueva reunión de la Comisión Negociadora el 18 de noviembre, en la que se intentará alcanzar un acuerdo que evite las movilizaciones. No obstante, las posturas están alejadas.
Posturas alejadas
Fuentes de la patronal cárnica ANICE aseguran a THE OBJECTIVE que la industria cárnica está en un contexto económico muy difícil, pero aun así, y con un escenario tan desfavorable, las organizaciones empresariales «han hecho un gran esfuerzo en presentar una propuesta de consenso, que va más allá de los planteamientos iniciales de la negociación, a fin de acercar posiciones y satisfacer las peticiones de los sindicatos».
Estas mejoras se fundamentan en una propuesta de incremento salarial del 2,5% para 2021, 2022 y 2023 y una cláusula de revisión que garantiza el IPC en los salarios. También contemplan la reducción de la jornada ordinaria de 9 a 8 horas y la ampliación del plus de nocturnidad a todos los trabajadores que trabajen en horario nocturno.
«Hemos intentado aunar posiciones pero está siendo complicado, por nuestra parte estamos poniendo todo en el asador para llegar a un buen puerto», aseguran estas mismas fuentes. Sin embargo, no es suficiente para los sindicatos.
«El sector cárnico es un sector duro, penoso, entendemos que los trabajadores no tienen unas condiciones acordes a los beneficios de las empresas», asegura a THE OBJECTIVE Vicente Canet, portavoz de la mesa del convenio por parte de CCOO. Canet insiste en que la propuesta de la patronal está muy por debajo de sus expectativas. «Pedimos una reducción de la jornada laboral anual, una serie de mejoras relacionadas con la conciliación, que las personas tengan al menos la posibilidad de asistir al médico con sus hijos», reclama.
El representante sindical asegura que llevan 11 meses de negociaciones con avances muy pequeños. «Si vamos a la huelga y no hay ningún acuerdo antes, iremos a un conflicto duro porque se podría poner en riesgo el abastecimiento de carne», asegura Canet. Desde la patronal confían en que esa situación de desabastecimiento no llegue a producirse ya que la industria ha sabido responder a situaciones límite como la COVID-19[contexto id=»460724″] o Filomena.
No está en la cabeza de ninguna de las dos partes llegar a esa situación pero lo cierto es que las posturas están bastante encontradas de cara a la reunión del próximo día 18. «La situación del sector es muy complicada, está muy afectado y también influyen los costes laborales en la viabilidad de muchas empresas», aseguran fuentes de ANICE a THE OBJECTIVE. «No es que no se quiera hacer más, es que estamos en una situación muy difícil, complicada, de break-even», insisten estas mismas fuentes que aseguran que desde la industria cárnica han intentado llegar a un consenso y acercar posiciones pero lamentan que parece que por parte de la otra parte no están muy por la labor.
La luz pasa factura
Como está pasando en otras industrias, la Asociación Nacional de Industrias de la Carne de España ha manifestado recientemente que, si los precios de la luz continúan al mismo nivel de escalada que en los últimos meses, el sector cárnico podría entrar en números rojos.
El coste de la energía eléctrica ha pasado de una media anual en 2020 de 34,0 €/MWh a multiplicarse por seis en un año, con un precio actual de 207,14 €/MWh. Una tarifa que ha batido todos los récords, situando a este precio como el más caro de su historia.
Desde la patronal aseguran que, si los precios de la luz continúan al mismo nivel de escalada que los últimos meses, el sector cárnico podría enfrentarse a unas pérdidas de más de 500 millones de euros, con el consecuente impacto en el descenso de las cifras expuestas anteriormente.