Los españoles se apuntan a los implantes capilares de Turquía
En España se ofrecen clínicas especializadas más caras que en Turquía, pero están proliferando otras, con tarifas similares a las turcas, que tampoco son de fiar
El turismo de implante capilar en Turquía es desde hace tiempo un clásico al que han contribuido millones de personas de todo el mundo, muchos de ellos españoles y españolas. Porque aunque muchos piensen que injertarse pelo es cosa de hombres, los datos corroboran que también lo es de mujeres. En cualquier lugar del mundo se realizan operaciones de implante de pelo, pero Turquía ha alcanzado una fama inusitada especialmente por sus bajos precios, no tanto por la calidad de los injertos.
Turquía tiene, además, el aliciente de que existen paquetes turísticos específicos: al igual que en otros destinos se incluyen actividades y visitas a los lugares típicos, hay paquetes vacacionales con destino Turquía que incluyen el viaje, la estancia y la visita a un especialista capilar, que no siempre lo es. Así se tiene la opción de conocer un poco el país y no únicamente el entorno de la clínica, que no siempre es una clínica.
Una apuesta de Estado
Turquía comenzó a destacar como destino capilar debido a los precios bajos, al escaso tiempo de espera y a la calidad de los injertos, que llevó al Gobierno turco a apostar por esta práctica y fomentarla como reclamo turístico. Después, esa proliferación y apoyo han contribuido a que los centros capilares surjan como las setas en otoño y no todos ofrezcan las garantías mínimas.
Pese a todo, el Ministerio de Salud turco sigue confiando en que en el año 2023 se alcancen los dos millones de turistas anuales que llegan al país con la finalidad de acudir a «servicios médicos y/o estéticos», en su mayoría implantes capilares que prometen al paciente el alta en la misma jornada y reincorporarse a sus rutinas en un par de días. Al menos esa es la idea.
Desde 1.600 euros
Desde España, hay opciones de viajes a Turquía que combinan lo vacacional con dejar de ser calvo e incluyen vuelos, alojamiento e intervención en Estambul por 1.600 euros, mientras que en nuestro país se anuncian precios, solo por tratamiento e intervención, que van desde los 2.500 a los 9.000 euros. Las referencias más baratas en España a veces tienen letra pequeña y acaban saliendo más caras de lo anunciado, aunque otras presumen de una tarifa fija: «2.995 euros», «3.995» o «4.990 sin sorpresas». También está la fórmula «79€/mes». Hay donde elegir.
La diferencia entre los precios de Turquía y España solía ser notable y las garantías también, pero parece que están calando en España esos mismos precios bajos con técnicas que tampoco aportan seguridad. Así lo desvela uno de los dermatólogos más célebres de España, el doctor Miguel Sánchez Viera, director del Instituto de Dermatología Integral de Madrid (IDEI), que fundó hace 21 años, y toda una autoridad en alopecia, cáncer de piel, trasplante capilar o dermatología estética.
«El implante capilar no siempre está indicado»
«El principal mercado exterior donde se realizan implantes capilares low cost sigue siendo Turquía. Sin embargo, en los últimos años, viendo que gran cantidad de pacientes con alopecia acudían a ese país a realizarse este tratamiento, han ido apareciendo en España multitud de clínicas que ofrecen implantes capilares, en muchos casos sin límite de folículos implantados, a los mismos precios que ofrecen en Turquía», asegura Sánchez Viera. El doctor apunta igualmente la facilidad para acceder a ellos y el riesgo que conllevan: «En muchos casos, ofrecen presupuestos online rellenando una simple encuesta y sin una valoración previa por parte de un especialista, sin tener en cuenta que el implante capilar no siempre está indicado en todos los casos de alopecia».
Miguel Sánchez Viera es un amplio conocedor de las prácticas que se realizan en Turquía. De hecho, algunas de ellas han acabado en sus manos porque después de las intervenciones han surgido problemas y han acudido a él para que se lo solucione: «En demasiadas ocasiones, en Turquía no se realiza un estudio previo de cada paciente, que es imprescindible para decidir si es conveniente un injerto. No se suele rechazar a un potencial cliente y un estudio previo conllevaría instalaciones, material y profesionales, aumentarían los costes y no compensaría».
Las prisas no son buenas
«Tras los estudios previos que se hacen en España, muchos de los que se injertan pelo en Turquía incluso lo tendrían desaconsejado. Además, otra pega de algunos de esos viajes, en ocasiones express, es que las prisas no son buenas y en caso de complicaciones, cualquier modificación se traduciría en un desembolso añadido», dice Sánchez Viera.
El dermatólogo ha visto casos muy graves de injertados en Turquía, «que presentan cicatrices hipertróficas o atróficas que no debían producirse e infecciones poco habituales en este tipo de intervenciones, con frecuentes problemas de cicatrización que no deberían de darse cuando se realiza un implante capilar con todas las garantías». También ha tratado a otros que «han perdido pelo en la zona de la nuca, de donde se coge para hacer el trasplante» y a «pacientes a los que el implante no les ha funcionado debido a que no estaba indicado».
«Es necesario un diagnóstico preciso»
Todo esto se traduce en que hay personas que han acudido a Turquía llamados por sus ofertas en implantes capilares y luego «además de seguir con su alopecia, también han perdido cabello en la zona donante». Muchos de ellos no acuden después al especialista «simplemente por vergüenza, por lo que hay más casos de pacientes afectados por este tipo de implantes low cost de los que nos podamos imaginar», afirma el especialista.
La tricología es la disciplina dentro de la dermatología que se ocupa del cabello, y el éxito de un buen implante no está solo en una buena técnica; «Es necesario un diagnóstico preciso, para saber si el implante está indicado o no, una buena selección del paciente, ya que no todos los pacientes tendrán un resultado óptimo a pesar de una buena técnica, y, sobre todo, un buen tratamiento médico». Ante la proliferación también en España de estos centros que realizan implantes mediocres y poco seguros, Sánchez Viera alerta de que «lo principal es acudir a un centro con experiencia y con expertos no solo en implantar, sobre todo en diagnosticar y tratar el cabello».
Seis horas de operación y revisiones periódicas
Las operaciones de injerto de pelo que se llevan a cabo en Turquía duran unas seis horas y se realizan bajo anestesia local, con el paciente monitorizado. Es una técnica compleja que requiere formación específica y experiencia. El implante capilar más realizado es el que apunta Sánchez Viera, denominado FUE (Follicular Unit Extraction), pero hay más: «El paciente debe saber que para que el resultado del implante sea óptimo debe someterse a revisiones periódicas en las que el especialista le pautará, en caso de ser necesario, la combinación de tratamientos farmacológicos adecuado a su caso para que el resultado sea óptimo».
El doctor mantiene que la alopecia androgenética, la enfermedad responsable de la mayoría de los implantes, tanto en hombres como en mujeres, «requiere un tratamiento continuado». Los mejores resultados se ven en pacientes estables que mantienen ese tratamiento médico adecuado antes y después del implante: «La técnica que ofrece mejores resultados es la FUE, por la cual se extraen unidades foliculares directamente del cuero cabelludo de una en una, de forma que apenas queda cicatriz visible en la zona donante del cabello. Con la técnica FUT, anteriormente utilizada, se extraía una tira de la zona de la nuca por lo que podía quedar una cicatriz en esa zona, pero que realizada correctamente apenas era apreciable al ser ocultada por el cabello adyacente. Cada unidad folicular cuenta con 1-2-3 cabellos que son colocados en la zona a tratar en la misma dirección, ángulo y separación que el resto del cabello, por lo que el resultado es totalmente natural y el implante es inapreciable».
Pelo de muñeca
En Turquía también existen clínicas capilares ‘fiables’, que practican injertos y ofrecen calidad a precios más altos, similares a los de Europa, pero lógicamente esas no interesan. Las que atraen son «las regulares y las malas» porque tienen mejores precios casi siempre a costa de limitar la calidad. Muchos de los que no quedaron satisfechos tras pasar por el país otomano mantienen que los resultados no son naturales, que el pelo es «como de muñeca», algo que corrobora Sánchez Viera: «Suele ser muy evidente que hay un implante porque se nota dónde empieza o porque los cabellos son colocados en líneas, cuando el pelo jamás crece de esa forma».
A todo esto hay que sumar que muchas de las personas que realizan los injertos capilares no tienen la formación específica necesaria y podría injertarte pelo alguien sin cualificación alguna. Optar por una mala clínica barata en Turquía puede tener consecuencias graves y costosas. Hay quienes se deciden a reclamar y otros no lo hacen muchas veces por vergüenza. La proliferación de centros ha provocado que la oferta sea tan amplia que es complicado distinguir los que de verdad ofrecen calidad a precios competitivos, que los hay, de los que no son recomendables, que abundan mucho más. En España contamos con clínicas especializadas que se distinguen por la calidad de sus implantes, pero cuidado con esas nuevas que comienzan a inspirarse en los centros baratos y mediocres de Turquía.