Los trabajadores de Nissan Barcelona: «Confiamos en que habrá faena»
Las plantas catalanas del fabricante de vehículos japonés echarán el cierre el 31 de diciembre si no se concreta ninguna propuesta
El tiempo apremia para los trabajadores de Nissan Barcelona. Las plantas de la Zona Franca, Montacada i Reixac y Sant Andreu de la Barca (Barcelona) bajarán la persiana el 31 de diciembre si ninguno de los proyectos que hay encima de la mesa para su reindustrialización sale finalmente hacia delante.
Penden de un hilo 2.525 empleados, que se ven abocados al paro y a salir a la calle a buscarse la vida con una edad media que ronda los 45 años. Sin embargo, bajo este climax de incertidumbre la plantilla del fabricante japonés en la Ciudad Condal saca fuerzas para no decaer en la lucha y se muestra convencida de que tendrán una segunda oportunidad.
Great Wall Motor (GWM), el gigante chino de la automoción, es hasta ahora la opción más factible. La empresa tiene hasta el 10 de diciembre para responder a la última oferta del Gobierno: más de 100 millones de euros de dinero público y una rebaja del alquiler de la planta de la Zona Franca.
La compañía asiática, con 500 redes de distribución en más de 60 países y vendiendo un total de 700.000 vehículos en el extranjero, no quedó muy contenta de la auditoría que realizó en la instalación y presionó al Ejecutivo y a la Generalitat de Cataluña para que mejorasen las condiciones. Otra de las cuestiones que más le preocupa es la parte relativa a la incorporación de la plantilla.
THE OBJECTIVE ha hablado con Francisco Expósito, trabajador de Nissan Barcelona desde hace 21 años -él tiene 46- en el área de montaje. Destaca el «nerviosismo» entre compañeros a falta de menos de un mes para que se produzca el cierre, pero también saca coraje y señala que «si se va la empresa china, llegará el Hub de Descarbonización de Barcelona (D-hub)», liderado por la firma catalana QEV Technologies. También opta a los terrenos el fabricante de motos eléctricas Silence.
«Soy optimista de que habrá faena. Confío plenamente en el comité de empresa. La ideal del Hub también es muy bonita porque toda todos los tipos de movilidad. Yo estaría contento con cualquiera de las dos opciones, lo que queremos es trabajar», subraya Expósito.
GWM no desembarcaría en Barcelona hasta 2023. Durante la primera mitad del año que viene Nissan se encargará desmantelar las factorías y luego el fabricante chino tiene otros tantos meses de trabajo por delante para adaptar las líneas de producción a sus coches. La empresa ha llegado incluso a cuestionar la capacidad productiva de la planta de la Zona Franca tras elevar sus previsiones de fabricación de 150.000 a 300.000 unidades anuales.
Por su parte, el Hub tardaría más en funcionar al necesitar un mayor nivel de adaptación de los centros. En ambos casos, los trabajadores consumen paro mientras tanto o tienen la opción de buscar algún empleo temporal. Estos denuncian que solo se les ha ofrecido cursos de formación y no la posibilidad de entrar en un Expediente de Regulación Temporal de Empleo (ERTE).
«No se pueden dar más oportunidades»
Según relata Expósito, en principio, volverían el total de trabajadores afectados por los despidos de Nissan, aunque es consciente de que en una negociación siempre tienen que perder algo ambas partes y que hay un excedente de plantilla de unas 100 personas.
Por otro lado, se muestra crítico con las administraciones. «No pueden dar más oportunidades. Las cartas estaban encima de la mesa y se ha pagado a una consultora -KPMG- para que agilice todo. No es posible que ahora llegue GWM y cambie la versión en una semana. Las familias tenemos que saber el 31 de diciembre qué empresa viene y si absorbe la plantilla. No entendemos por qué GWM se demora tanto. El Ministerio de Industria no lo debería permitir», sentencia.
En la misma línea se muestra su compañera Vanesa Fernández, de 38 años y con 18 trabajados en Nissan Barcelona. «Si no es Great Wall Motor, confiamos en que algo venga», apostilla. También critica con dureza la «falta de claridad» del Ejecutivo con la parte social y acusa a Nissan de intentar beneficiarse de una situación en la que miles de personas pueden perder su empleo.
«Nissan tiene mucha culpa. Es muy fácil negociar con el dinero de otros y encima ha querido beneficiarse. Nosotros somos productivos y hemos cumplido con todo. Nunca han tenido pérdidas con nosotros», resalta.
«Proyecto fiable y digno»
De este modo, lo más importante para ella es que, tras un año y medio de incertidumbre desde que se anunciara el cierre en mayo de 2020, llegue un «proyecto fiable y digno» con visión de futuro. Su marido trabaja con ella y acumula 21 años en la compañía.
«Los dos nos quedaríamos en la calle. Tenemos un cúmulo de sentimientos, vivimos tensión y pena. Llevamos media vida aquí y teníamos la tranquilidad de trabajar en una multinacional. Ahora, los plantes se trastocan con una cierta edad y tres hijos», afirma con rabia.
Tras la última reunión de la mesa de reindustrialización, la ministra de Industria, Comercio y Turismo, Reyes Maroto, quiso trasladar «tranquilidad». En el grupo de trabajo participan el Ejecutivo, la Generalitat, los sindicatos y KPMG como asesora.
Industria también ha planteado la opción de que en las plantas catalanas se instale Tess Defense, adjudicataria de 1.200 millones para el mantenimiento de los blindados del Ejército de Tierra. Fuentes de la negociación consultadas por THE OBJECTIVE califican esto como una «cortina de humo» por parte del Gobierno al saber que la Generalitat se opondría.
Fuentes de Nissan aseguran que respaldarán la decisión que tomen miembros de la comisión, «siempre que vaya en interés de todas las partes y sea asumible por la empresa».
Plan de ahorro. La marcha de la firma japonesa de la Ciudad Condal como fabricante se enmarca dentro del plan de reestructuración que desarrollará durante los próximos años para volver a la competitividad y a través del cual estima ahorrar 2.530 millones de euros en costes, dejando atrás Europa y centrándose en China, Japón y Norteamérica. Sí sigue operando en los centros de Ávila y Cantabria, que fabrican componentes para la alianza Renault-Nissan-Mitsubishi y entre los dos suman unos 1.000 trabajadores.