La ralentización económica amenaza con retrasar a 2023 la recuperación del PIB precovid
Así se desprende de los cálculos de la Fundación de Cajas de Ahorro (Funcas), que apuntan que aún falta por compensar «entre 6,5 y 7 puntos de PIB»
La revisión a la baja de las proyecciones económicas para España de cara a este año y el que viene realizada por la mayoría de organismos nacionales e internacionales también amenaza con retrasar hasta 2023 retomar los niveles de PIB precovid, con 49.000 millones de euros todavía por recuperar.
Así se desprende de los cálculos de la Fundación de Cajas de Ahorro (Funcas), que apuntan que aún falta por compensar «entre 6,5 y 7 puntos de PIB» -en términos reales, es decir, sin descontar la inflación- para volver al estado en el que la economía española se encontraba en 2019, antes de la pandemia.
«Dependerá de cómo cerremos el cuarto trimestre de este año y de cuánto crezcamos el próximo ejercicio. Nosotros prevemos un 6,1 % de subida para el 2022, con lo que podríamos recuperar ese nivel para el último trimestre. Pero si finalmente fuera menor, la recuperación se trasladaría al primer trimestre de 2023″, avanza a EFE el director de Coyuntura y Análisis Internacional de Funcas, Raymond Torres.
El Banco de España ya advirtió la semana pasada de que «los niveles de actividad económica previos a la pandemia no se alcanzarían hasta comienzos de 2023, aproximadamente», si los crecimientos medios rondan el 4,7 % este año y el 5,6 % el próximo, tal y como calculan la mayoría de analistas.
«La recuperación de la actividad es claramente incompleta, ya que el nivel del PIB en el tercer trimestre presentaba una brecha de 6,6 puntos porcentuales frente al de final de 2019. Además, el ritmo de recuperación es también más lento, ya que esta brecha era solo de 0,5 puntos en la zona euro o de 1,4 puntos en Italia«, argumentó en el Senado el gobernador de la entidad, Pablo Hernández de Cos.
El escenario es distinto para el Gobierno, que de momento mantiene intactas sus proyecciones: 6,5 % de crecimiento en 2021 y 7 % en 2022, lo que según sus cuentas permitiría recuperar lo perdido en la pandemia «en la segunda parte de 2022».
Unos 122.000 millones menos
Las cifras oficiales revelan que entre 2019 y 2020 el PIB español perdió 122.000 millones de euros; Funcas espera recuperar ya este año en torno a 73.000 millones, por lo que faltarían todavía otros 49.000.
La caída del PIB el pasado año se situó en el 10,8 % en términos porcentuales, muy por encima del 6,4 % de bajada registrada de media en la Unión Europea (UE).
También el BBVA Research aplaza la recuperación total: según su observatorio regional del cuarto trimestre de 2021, solo seis comunidades autónomas (Cantabria, Galicia, Castilla-La Mancha, Extremadura, Murcia y Aragón) «podrían recuperar en 2022 los niveles de actividad precrisis».
Razones exógenas y endógenas
Entre los motivos que explican este retraso en igualar el nivel económico anterior a la covid se encuentran causas externas, como el turismo extranjero o la inflación, pero también internas, como la ejecución de los fondos europeos «Next Generation».
«Este retraso en la senda de reactivación se debe, en gran medida, a la mayor dependencia de España con respecto de su sector turístico, cuya actividad se ha visto obstaculizada por las restricciones a la movilidad internacional», razonaba Hernández de Cos en su comparecencia ante el Senado.
De hecho, se espera que el país haya recibido a unos 30 millones de turistas foráneos durante el 2021, muy lejos todavía de los 83,7 que llegaron en el año récord de 2019.
«Aunque el turismo interior ha compensado una parte, el internacional se está recuperando más lentamente. Y con la variante ómicron, se retrasará aún más«, pronostica Raymond Torres, quien también cita los problemas en las cadenas de suministro como factor que dificulta la recuperación económica.
De acuerdo con el análisis del responsable de Funcas, en el caso español estos «cuellos de botella» han afectado especialmente a la industria del automóvil, a lo que se suma la subida generalizada de precios y el fuerte encarecimiento de la energía.
«La presión inflacionaria resta renta a las familias y por tanto, resta consumo», destaca Torres en alusión a uno de los mayores motores económicos del país, cuya evolución refleja que pese a existir importantes bolsas de ahorro persisten las reticencias a la hora de gastar en un contexto marcado por la incertidumbre debido a la crisis sanitaria.
Papel crucial también concede al «retraso en la puesta en marcha de los fondos europeos», que según sus datos se están «ejecutando con lentitud»: «No es solo su impacto directo, sino que además hay empresas que están demorando sus inversiones a la espera de saber qué ocurre con esos proyectos».