Vivendi prepara 80 millones para inyectar en Prisa y apuntalar la renegociación con la banca
La compañía francesa se prepara para participar en la ampliación de capital que el editor de ‘El País’ lleva semanas estudiando
El grupo Vivendi prepara unos 80 millones de euros para invertir en el grupo Prisa cuando el Gobierno de Pedro Sánchez apruebe su solicitud para subir su inversión en el editor de El País desde el actual 10% hasta el 29%, según informó a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) el pasado mes de octubre.
Como ha confirmado THE OBJECTIVE con fuentes cercanas al proceso, la compañía francesa espera que esta autorización se produzca en las próximas semanas, lo que le permitiría participar -y ser el principal protagonista- de la ampliación de capital que Prisa lleva semanas estudiando.
En el trasfondo de esta operación está la deuda de Prisa que en estos momentos se negocia con la banca acreedora. El grupo espera cerrar en las próximas semanas nuevas condiciones para pagar su deuda de 855 millones de euros y el dinero recaudado en la ampliación de capital serviría para amortizar parte de esta deuda en los próximos meses. Fuentes oficiales de Prisa indican a este diario que no hay intención de realizar una operación de este calado.
En estas condiciones, la inversión de Vivendi tendría un triple efecto en Prisa: permitiría costear la ampliación de capital, reducir deuda y consolidaría el núcleo de poder del editor de El País con Amber (29%), Vivendi (29%) y Telefónica (9,4%). Un proceso de desembarco que estaría completo antes de finalizar el próximo año 2022 si es que Moncloa da el plácet.
Las fuentes consultadas por este diario indican que el grupo francés ha constatado el escaso interés de los actuales accionistas de Prisa por vender su paquete accionarial bloqueando cualquier opción de crecer mediante compras a los actuales accionistas.
Bloqueo de los accionistas
Ni los Polanco (7,4%), ni los mexicanos Carlos Fernández (5%) y Roberto Alcántara (5%), ni el Santander (4,2%) están por la labor, conscientes de que la entrada de Vivendi refuerza el núcleo duro de la compañía al que llevan meses oponiéndose sin lograr encontrar una mayoría opositora lo suficientemente consistente.
Esto ha obligado a Vivendi a buscar otras alternativas junto con su socio de referencia, Amber Capital. Estas opciones pasan por realizar una ampliación de capital esperando que el resto de socios rebeldes diluya su participación y permita a los franceses ganar posiciones. En estos momentos, y con la acción en mínimos históricos de 51 céntimos, el grupo tiene un valor en bolsa de 353 millones de euros.
Esto supone que Vivendi solo necesitaría 76 millones para cubrir el 20% que le faltaría hasta llegar a sus objetivos planteados en octubre. Una operación que no significaría un gran gasto para el grupo francés, que actualmente tiene una amplia liquidez tras vender el 10% del capital de Universal Music Group (UMG) por unos 3.500 millones de euros a Pershing Square Tontine.
Una inyección de capital que -solo con el dinero aportado por Vivendi- permitiría pagar el 10% de lo que adeuda Prisa a la banca y a su principal acreedor, Pimco. Un verdadero balón de oxígeno que ayudaría a que la banca suavizase las condiciones de pago pactadas solo hace un año tras cerrar la venta de Santillana España.
Prisa no se enfrenta a una situación de insolvencia en el corto plazo ya que su primer gran vencimiento se producirá en el año 2023, cuando deba abonar 147 millones de euros en créditos; y el siguiente llegará en 2025 con 753 millones. Sin embargo, las malas perspectivas de futuro en el sector de la prensa sumado a la caída de la facturación de Cadena SER y las malas perspectivas de El País hacen prever que la compañía tenga problemas para afrontar estos pagos.
Separación societaria
Estas malas previsiones económicas a medio plazo también han frenado el gran proyecto del presidente del grupo y representante de Amber Capital, Joseph Oughourlian, de separar societariamente Santillana y los medios del grupo.
El propio Oughourlian señaló hace un mes en un congreso de periodismo que las actuales condiciones del mercado desaconsejaban realizar un movimiento de estas dimensiones, paradójicamente el gran argumento con el que Amber junto a Telefónica apartaron al anterior presidente, Javier Monzón, que era apoyado por el Banco Santander.
Una operación que en realidad fue frenada por la banca. Separar societariamente Prisa implicaba repartir la actual deuda en dos sociedades diferentes, algo que los acreedores no aceptaron al no encontrar suficientes alicientes financieros, ni viabilidad económica.
Por otro lado, antes del verano también se frenó la venta de Santillana en Latinoamérica, una operación que estuvo muy avanzada, pero que las dos empresas interesadas en llevar a cabo rechazaron in extremis, al desplomarse financieramente por la crisis de la COVID-19 en Latinoamérica.