Escrivá propone retrasar la jubilación justo cuando el paro se dispara entre los mayores
El talento sénior, condenado al emprendimiento o el trabajo autónomo para seguir cotizando, según informes del Centro de Investigación Ageingnomics, de Fundación Mapfre
Justo cuando la reforma de pensiones que dirige el ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, José Luis Escrivá, demanda un retraso de la jubilación para nivelar las cuentas del Sistema, los datos de desempleo del colectivo de mayores de 55 años se han triplicado. Así queda de manifiesto en un informe del Centro de Investigación Ageingnomics, dependiente de la Fundación Mapfre y que dirige Juan Fernández Palacios, al que ha tenido acceso THE OBJECTIVE.
La tendencia de aumento del paro se registra desde 2008, hito clave mundial debido a la crisis financiera, así que no parece la tendencia al alza que sea proclive al cambio, justo cuando el ministro quiere acercar la edad efectiva de jubilación (en torno a los 62,5 años) a la edad legal, actualmente en 66 años y creciente en los próximos años hasta los 67, según las tablas oficiales del ministerio.
No solo eso, según el Mapa de Talento Sénior y un informe posterior de la misma procedencia, el II Barómetro del Consumidor Sénior, ocho de cada 10 ocupados sénior trabajan por cuenta ajena y su opción mayoritaria de colocación es el emprendimiento o el trabajo autónomo, justo cuando, además, esta cohorte de población ha sido el sustento de muchas familias en las crisis económicas y en la pandemia. De hecho, la población mayor de 55 años que trabaja por cuenta propia suma un total de 910.000 personas, que suponen un 27% de todos los autónomos españoles. Casi uno de cada tres autónomos en España es sénior.
El dato es aún más preocupante, ya que de los 508.000 parados mayores de 55 años registrados a octubre de 2021, frente a los 180.000 que había en 2008, hay 220.000 que llevan más de dos años buscando empleo, lo que supone el 43% de los desempleados llamados sénior, pese a estar en un rango de edad muy lejano a la edad legal de jubilación (actualmente en 66 años) y a la esperanza de vida, de 83,5 años en nuestro país según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE).
Otro aspecto que añade leña al fuego de la preocupación es el hecho de que la mayoría de los activos sénior se concentra en el grupo de 55 a 59 años (60%). El siguiente tramo reúne un 35% y a partir de los 65 años las cifras son irrelevantes. Todo ello confirma la cultura predominante en el país de un abandono temprano del trabajo y complica las aspiraciones de Escrivá.
«Para trabajar hasta los 66 años tiene que existir ese empleo», comenta un experto a THE OBJECTIVE. Por tanto, Escrivá afronta un serio desafío en materia de retraso de la edad de jubilación, pese a haber diseñado un sistema de desincentivos al abandono prematuro de la vida laboral coexistente con otras medidas como el alza de cotizaciones derivada del Mecanismo de Equidad Intergeneracional (MEI) y la aplaudida separación de los llamados gastos impropios -no contributivos- que venían sobrecargando las cuentas de la Seguridad Social antes de sus medidas.
En España, el colectivo de personas entre 55 y 70 años está formado por más de 8 millones de personas, de los que cerca de la mitad, 4,1, son población activa (18% del total de activos), es decir o bien son asalariados (3,6 millones) o están en plena búsqueda de empleo (508.000 personas).
En los últimos 12 años, entre 2008 y 2020, el número de personas mayores de 55 años ha crecido en 2,9 millones, de los que 1,6 son población activa, un dato que se debe principalmente al retroceso de la fecundidad y la acentuación del envejecimiento, y que pone de manifiesto que cada vez son más los sénior que emprenden y trabajan en España.
«Esta realidad convive con el hecho de que estamos lejos de las cifras de otros países, donde se aprovecha mucho más el talento sénior, y que, de no tomar decisiones urgentes, que permitan que dicho talento y experiencia aporte y más y mejor a la economía española, existe más riesgo de que en España se instale la idea de que superar los 50 años significa no tener futuro laboral», concluye los coautores del informe Rafael Puyol, Alfonso Jiménez, Iñaki Ortega y Elena Sanz.
Palacios y los coautores de los informes de Ageinomics destacan que «la falta de expectativas laborales para los sénior indica que es necesario tomar decisiones urgentes que permitan aprovechar más su talento, tal y como sucede en otros países europeos».