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Economía

Uno de cada tres proyectos empresariales quiebra en España antes del quinto año de vida

La pandemia empeora la supervivencia de las compañías y castiga a las que superan los cuatro ejercicios de vida

Uno de cada tres proyectos empresariales quiebra en España antes del quinto año de vida

Trabajadores de Alcoa reclamando una solución para su empresa. | Europa Press

El segundo año de pandemia ha empeorado de manera generalizada las tasas de supervivencia empresarial, hasta el punto de que solo un tercio de las empresas españolas sobrevive pasado su quinto año de vida. Esta es una de las conclusiones del último estudio realizado por Iberinform, filial de Crédito y Caución, al que ha tenido acceso THE OBJECTIVE, sobre longevidad empresarial, que estudia cada año la viabilidad de los proyectos empresariales. El deterioro se percibe especialmente entre las empresas con una antigüedad de entre cuatro y ocho años que han tenido que atravesar las abruptas caídas de facturación generadas por la pandemia, señala el estudio. 

El deterioro máximo se alcanza entre las empresas de cuatro años, donde el retroceso de las tasas de supervivencia es de seis puntos, de un porcentaje supervivencia del 73% al 67%. Esta caída es de cuatro puntos en las empresas de cinco y seis años (del 67% al 63% y del 61% al 57%, respectivamente) y de tres entre las de siete y ocho años de vida. El momento crítico de todo proyecto empresarial sobreviene a partir del tercer año, ya que la inyección inicial de capital permite a la inmensa mayoría de las compañías cumplir sin problemas los primeros 24 meses de vida, reza el informe. Sin embargo, a partir de ese punto, aquellas empresas que no son capaces de generar números negros afrontan un futuro incierto, agravado en la tesitura actual por el impacto de la pandemia y las restricciones a ella asociadas.

«En 2020 ya registramos un fuerte deterioro en los primeros peldaños de esa horquilla de consolidación, crítica para la supervivencia, que va del tercer al octavo año. El ejercicio 2021, un año marcado por el deterioro objetivo de la solvencia del tejido empresarial y niveles de facturación inferiores a 2019, ahonda en este empeoramiento de nuestras tasas de supervivencia, pero esta vez de forma mucho más clara y generalizada», señala el director general de Iberinform, Ignacio Jiménez.

En este sentido, el profesor del CEF Juan Fernando Robles comenta a este periódico que, «con la fuerte caída del PIB derivada de la pandemia, sin precedentes en la economía española, es lógico que haya aumentado la mortalidad empresarial y no solo entre las compañías creadas más recientemente, donde es muy acusada, sino también en empresas maduras con una larga trayectoria, sobre todo de los sectores más afectados o sus cadenas de suministro».

Añade Robles que la mortalidad empresarial en España es, en general, muy alta, debido a la escasa capitalización de muchas de las empresas que se crean, sobre todo en el segmento de las microempresas, y que la pandemia ha acelerado el proceso de extinción al que muchas empresas estaban abocadas y ha incidido en modificaciones insuperables en los planes de negocios de otras, lo que ha dado como resultado una mortalidad empresarial superior a la esperable en condiciones normales

Y Jiménez, de Iberinform, remacha que, de acuerdo con el estudio de su compañía, filial de Crédito y Caución, uno de cada tres proyectos empresariales en España quiebra antes del quinto año de vida. Uno de cada dos no llegará a cumplir el octavo, donde la tasa de supervivencia cruza el ecuador y queda recortada al 48%. Los años siguientes presentan todavía tasas de mortalidad superiores a los tres puntos porcentuales. A los 12 años, la tasa de supervivencia se limita ya al 35%. Es un punto de giro en la madurez de las empresas españolas. A partir de ese momento, las posibilidades de supervivencia aumentan sensiblemente.

Una de las razones de la fragilidad de las empresas en España es su escaso tamaño, predominado las micropymes, una característica que patronales como Cepyme y organizaciones como el Instituto de la Empresa Familiar (IEF) demandan a los sucesivos Gobierno que solucionen a través de una legislación más proclive y promotora de la ganancia de tamaño en las compañías.

El 66,1% de los autónomos sigue sin recuperarse del efecto de la pandemia en sus negocios y no ha conseguido todavía remontar su actividad ni el nivel de facturación previos a marzo de 2020, según los datos del XIII Barómetro de la Asociación de Trabajadores Autónomos (ATA), último públicado. Para el 22,3% de los autónomos que aún notan la crisis, la facturación de sus negocios se sitúa un 75% por debajo que antes de la pandemia, mientras que para un 60,9% esas cifras son un 50% más bajo Los problemas para igualar las cifras de facturación previas a marzo de 2020 hacen que un 30,2% de los autónomos encuestados se plantee cerrar su negocio y un 8,2% asegura que tendrá que cerrarlo. Sin embargo, el 66,1% de los trabajadores por cuenta propia que han participado en este Barómetro no contemplan esta posibilidad.

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