Qué es eso que llaman sensación térmica
Una cosa es la temperatura que marca el termómetro y otra cómo percibe el cuerpo humano ese dato unido a otros factores como el viento y la humedad
Buena parte de la población dispone en su móvil de una aplicación que apunta la temperatura de la jornada y de los próximos días. Llevamos un medidor de la temperatura encima y eso ha hecho que muchos se fijen en otro dato que se apunta al lado, que se refiere a la sensación térmica y que desconocen a qué atiende. Esta otra cifra puede coincidir con el dato de la temperatura, pero solo será así si no hay más factores que influyan en esa temperatura medida en grados centígrados. La suma de otras condiciones meteorológicas contrastada con la temperatura se traduce en cómo nos afecta el frío o el calor. Es decir, en la sensación térmica, que también se expresa en grados centígrados.
Y es que la sensación térmica viene a valorar cuánto calor o frío sentimos los seres humanos, cómo nos afecta el frío o el calor teniendo en cuenta la temperatura que marca el termómetro más la valoración de una serie de parámetros meteorológicos añadidos. La combinación de la temperatura con el viento y con la humedad representan el concepto de sensación térmica, e influirá en ella todo mecanismo que altere la temperatura. Así, los valores pueden verse alterados notablemente según la estación del año.
En invierno y verano
En invierno, este valor depende de la combinación de temperatura y viento, ya que la combinación de estos factores es lo que hace aumentar la sensación de frío: la diferencia entre la temperatura de la piel y la del aire, y el efecto del viento, que acelera la pérdida de calor corporal. Así, como apunta Meteo Navarra, un día con una temperatura de 0ºC sin viento, la sensación térmica tendrá ese mismo valor, pero si soplara un viento de 25 km/hora (7m/s) la sensación térmica sería de -6ºC.
El dato de la sensación térmica se calcula en invierno para valores de temperatura inferiores a 10 ºC, mientras que en verano se hace para valores a partir de 20ºC. Durante la estación calurosa también experimentamos más o menos calor a una misma temperatura, aunque en este caso se debe a la combinación de temperatura y humedad relativa. Los días de mucho calor, una humedad relativa alta aumenta aún más la sensación de calor debido a que la evaporación del sudor, que es el principal medio para disminuir el calor corporal, se ve dificultada por el exceso de humedad presente en el aire.
El viento y la humedad
El cuerpo humano mantiene una temperatura que ha de rondar los 37 grados y para ello cada persona dispone de un mecanismo de autorregulación que permite que sea idónea cuando las condiciones meteorológicas son más adversas: demasiado bajas o demasiado altas. Si las temperaturas son bajas, se mantiene un menor flujo sanguíneo que se traduce en retener más calor corporal, mientras que si son altas se procura más flujo de sangre que ayuda a perder calor mediante la transpiración. Pero este mecanismo de autorregulación puede verse afectado por otros elementos que dificulten su funcionamiento, como el viento, que ayuda a perder calor al tiempo que aumenta en nosotros la sensación de frío; y la humedad, que aumenta la sensación de calor y va en contra de una buena transpiración.
Cómo nos afectan estos parámetros -temperatura más viento y humedad- representa la sensación térmica. Si se produce por efecto del viento, nos hará sentir más frío de lo que marca el termómetro, pero si se trata de sensación térmica por efecto de la humedad, equivale a una temperatura mayor que la indicada por el termómetro y se refleja en sentir más calor. La sensación térmica por efecto del viento incide directamente en la pérdida de calor del cuerpo. A mayor velocidad del viento, menor temperatura. Si esa sensación es por efecto de la humedad, aumentará la sensación de calor. Una humedad alta dificulta la transpiración corporal, mientras que si es baja se facilita la evaporación del sudor corporal y la pérdida de calor, con lo cual la sensación térmica será menor que la temperatura del aire. Lo ‘ideal’ es tender a tener una sensación de comodidad, que se produce cuando el calor disipado es más o menos igual al calor producido.
Incidencia en el entorno
Las sensaciones que experimentamos los humanos tras la combinación de la temperatura con el viento y con la humedad representa el concepto de sensación térmica, que también afecta a nuestro entorno. Por ejemplo, la velocidad del viento influye notablemente en el enfriamiento de las tuberías del agua, que se congelarán a mayor velocidad si sopla viento frío durante las heladas. De hecho, el consumo de calefacción de una vivienda puede verse aumentado debido a que el viento incide directamente en la transferencia de calor sobre los edificios. Así, el consumo de combustible para calefacción puede incluso duplicarse si hay vientos muy potentes.
No podemos medir la sensación térmica con un termómetro, pero a cambio las aplicaciones de los smartphones nos facilitan este dato que marca con mayor precisión cómo nos afecta en la práctica la suma de diferentes factores a la temperatura real. A veces puede haber variaciones de varios grados e incluso ver el dato de la temperatura en positivo y el de la sensación térmica en negativo. En todo caso, siempre que el viento y la humedad se hagan notar en exceso, el valor de la temperatura no coincidirá con cómo incide realmente en las personas.