La guerra de Unicaja se enquista (como la del PP) y amenaza la presidencia de Azuaga

La crisis interna de Unicaja tiene ciertos paralelismos con la que sufre el PP. El principal y más importante es la toma del control de ambas instituciones. Pero no es el única, ya que sendas guerras se están dando en el tiempo, se han enquistado en las últimas semanas y han provocado dimisiones.

En el caso de Unicaja está amenazada la presidencia ejecutiva de Manuel Azuaga. Un cargo al que se aferra desde que se pactó la absorción de Liberbank, pero que los acontecimientos recientes ponen más que nunca en cuestión, según señalan a THE OBJECTIVE fuentes financieras.

Las dimisiones de los consejeros independientes de la entidad, Manuel Conthe –hace siete días– y Ana Bolado -en la jornada de este martes- han debilitado las fuerzas de Azuaga para continuar como hasta ahora. La junta de accionistas de Unicaja, prevista para abril, deberá someter a votación a la reeleción de su puesto. Fuentes de Unicaja no quisieron hacer comentarios y se limitaron a señalar que todo se mantiene igual.

El acuerdo de fusión estipula que permanecería en el cargo «como máximo» hasta mediados de 2023. A partir de entonces, el presidente de la entidad deberá ser puramente institucional para cumplir con las exigencias del BCE. En ese momento, el consejero delegado del grupo y exmáximo responsable de Liberbank, Manuel Menéndez, tendrá que someterse a una revisión de sus funciones y de su cargo. Algunas fuentes auguran que el banquero asturiano acaparará para esa fecha todo el poder. Pero en algunos círculos de influencia de la malagueña rechazan que Unicaja vaya a perder el poder en la que a día de hoy es la quinta mayor entidad del país ni ahora ni nunca.

Preoupación del conflicto en Unicaja en el BCE

El conflicto es de tal magnitud que el escenario de que el plazo para que Unicaja deje en breve de controlar el grupo fusionado puede ser este verano. Un extremo que incluso el Banco de España y el BCE verían con buenos ojos, ya que analizan con preocupación lo que está sucediendo en el seno de la entidad. Y además porque defienden que los presidentes de los grupos financieros sean no ejecutivos.

Las cuentas para la reelección de Azuaga con las funciones actuales están en entredicho, ya que necesita no solo la aprobación de la junta sino que requiere de una mayoría reforzada previa del consejo de administración. Los números están más que ajustados después de las vacantes de Conthe y Bolado.

Estas serán serán cubiertas por personas nuevas, pero previsiblemente su entrada en el órgano rector será posterior a la toma de esta decisión. Uno de los nuevos vocales procederá de la familia Domínguez de la Maza (dueña de Mayoral), que tiene un 8% del grupo. Y otro, de perfil independiente y mujer, está en proceso de búsqueda para que se someta a la junta. Con ello, el equilibrio de fuerzas es tal que, según distintas fuentes consultadas, no sería nada descabellado que Azuaga deje ser presidente ejecutivo en la junta de abril.

Votos para que Azuaga retenga el poder

Tras las dimisiones y hasta que se ratifiquen estos nombramientos, el consejo queda compuesto por 13 miembros. Siete de procedencia de la antigua Unicaja, entre ellos el propio Azuaga tras las dos salidas, y seis de la extinta Liberbank. La reelección necesita al menos nueve votos a favor, por lo que requiere del apoyo de todos los miembros originarios de la entidad andaluza y varios ‘síes’ de los miembros de la firma asturiana.

Además, hay que tener en cuenta que en en el seno de la Fundación Unicaja, que controla el 30% del grupo bancario, hay también división interna, por lo que no está claro cuál será el sentido del voto de todos ellos. Y en todo este embrollo por el control de la entidad el presidente de la Fundación, Braulio Medel, en alguna ocasión se ha posicionado en favor de Menéndez y en contra de Azuaga.

En todo este escenario, las mismas fuentes sostienen que los vocales de Liberbank podrán aprovechar esta situación tan compleja y de batalla campal para que Menéndez llegue antes asumir plenamente las riendas de Unicaja. En principio, el acuerdo de la fusión se lo permite, pero otras fuentes califican que este adelanto sería una auténtica traición y que tendrá sus consecuencias.

Uno de los temores que existen en Málaga es que si Liberbank alcanza el poder podría trasladar la sede del grupo a Oviedo o a Madrid. No obstante, el pacto de la integración contempla que la ciudad andaluza acoja su base de operaciones centrales y fiscales.