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La guerra en Ucrania amenaza con disparar la inflación en materias primas estratégicas

Desde los elementos más básicos, como el trigo o el aceite de girasol, a otros más sofisticados, como el paladio, clave para el sector automovilístico

La guerra en Ucrania amenaza con disparar la inflación en materias primas estratégicas

Desde los elementos más básicos, como el trigo o el aceite de girasol, a otros más sofisticados, como el paladio, clave para el sector automovilístico

La guerra en Ucrania amenaza con disparar los precios de las materias primas, desde las más básicas, como el trigo o el aceite de girasol, a otras más sofisticadas, como el paladio, clave para un sector ya en dificultades como es la industria automovilística.

Analistas consultados coinciden en que, a pesar de que uno de los principales problemas del Viejo Continente es su dependencia energética de Rusia, especialmente en Bosnia, Moldavia, Finlandia o Letonia, la incertidumbre política también pasará factura a aspectos tan cotidianos como son la tecnología y la alimentación.

La riqueza de Rusia

En opinión de la economista jefe de Singular Bank, Alicia Coronil, el clima geopolítico influye en el avance de los precios de elementos como el paladio, aluminio o níquel, dado el peso de Rusia en su producción y exportación.

A esta circunstancia apunta un reciente informe del ICEX, que advierte de que los minerales vienen representando entre el 60 y el 70% de las exportaciones de mercancías desde Rusia.

La Federación cuenta con una de las bases de recursos minerales más grandes del mundo: una sexta parte de las reservas de mineral de hierro está en Kursk, cerca de la frontera con Ucrania y a 200 kilómetros de la asediada ciudad de Járkov.

También destaca la bauxita, de la que se obtiene el aluminio; el cadmio, pigmento en pinturas; el boro, semiconductor utilizado en reactores nucleares y en la producción de hidrógeno, energía renovable del futuro, y el cobalto, frecuente en aeronáutica y presente, incluso, en prótesis de cadera.

Junto a ellos, el wolframio, fundamental en medicina por su aplicación a los rayos X, y el manganeso, común en suplementos vitamínicos, fertilizantes, latas, y componente de la gasolina, para eliminar el traqueteo en los motores. En la lista aparecen, además de los diamantes, donde Rusia ostenta la primera posición mundial en producción y reservas, metales de gran popularidad como el oro, consolidado como refugio seguro.

Según la Organización Mundial del Comercio (OMC), Rusia es el tercer productor mundial de oro, cuyos principales destinos son Reino Unido, Kazajistán y Suiza. No obstante, los expertos han puesto el foco estos días en el platino y paladio, de los que el país es el segundo mayor productor sólo superado por Sudáfrica, y que exporta a Estados Unidos, Reino Unido, Japón, Alemania y Suiza.

La onza de paladio ha superado la cotización del oro, y en la última sesión sus futuros rondaron los 2.800 dólares, aproximándose a los máximos del pasado 4 de mayo (3.000 dólares/onza), cuando se disparó por la falta de suministros.

Obstáculo para la automoción

El paladio es un elemento con múltiples aplicaciones, desde joyería a fotografía, pasando por coronas dentales y técnicas «in vitro». Su uso más conocido es en la industria automovilística, donde se utiliza como catalizador en los sistemas de tratamiento de los gases de los vehículos con motor de combustión interna, para reducir las emisiones tóxicas. Los expertos inciden en su escasez y en que la Unión Europea depende en un 40% de las importaciones desde Rusia.

A la pregunta de si la producción de vehículos, castigada por la pandemia y la crisis de los semiconductores, podría frenarse aún más, Coronil es clara: «es un riesgo elevado».

Y continúa: «Renault ha paralizado sus plantas en Rusia -su segundo mercado en Europa, con el 18 % del volumen total de ventas- ante la dificultad de recibir componentes, y Volkswagen detendrá la producción durante unos días en dos fábricas alemanas ante el retraso en la fabricación de piezas en Ucrania».

Pero los efectos no se limitan a Europa, ya que «se han visto afectadas empresas estadounidenses como Ford, que cuenta con una ‘joint-venture’ con tres fábricas en Rusia».

¿Y Ucrania?

Tras el declive más pronunciado en la producción de todas las antiguas repúblicas soviéticas -un 45% menos entre 1991 y 1998-, Ucrania es el «granero de Europa» porque el 56% de su territorio es tierra de cultivo de buena calidad.

Sólo en trigo, Ucrania y Rusia representan el 14% de la producción mundial, ocupando el primer y el quinto lugar, respectivamente, y casi el 30 % de las exportaciones, señalan en la Universidad de Illinois. Ahora, la situación ha causado una mayor volatilidad en estas materias primas, y los futuros del trigo con entrega en mayo, que se negocian en Chicago, están en máximos de 14 años por temor a un posible desabastecimiento.

Si la cosecha se ve obstaculizada en Ucrania, o si se bloquean las exportaciones, a los importadores, entre ellos China, que depende de su maíz, les resultará difícil reemplazar los suministros, avanza el experto en inversiones de Mirabaud Equity Research, John Plassard.

El país también posee recursos imprescindibles para la industria. Plassard, avisa: el sector de los semiconductores, lastimado aún por los cuellos de botella en China y por un fuerte aumento de la demanda, podría sufrir más si se cortan las exportaciones de neón. Ucrania produce alrededor del 70% de las exportaciones mundiales de este gas, y el 90% del que se utiliza para los semiconductores estadounidenses.

Fuente: EFE

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