Los cierres por covid en China amenazan con recrudecer la crisis de suministro a nivel global

La oleada de ómicron en China amenaza con una segunda embestida a la economía mundial. El gigante asiático, que mantiene su política de ‘covid cero’, ha vuelto a cerrar varias ciudades ante el crecimiento de los casos de coronavirus, lo que amenaza con incrementar aún más los problemas en la cadena de suministro global, sumándose así a las consecuencias de la guerra en Ucrania y el encarecimiento de los contenedores de transporte marítimo que se produjo el pasado año, y cuyos efectos se mantienen en la actualidad.

Todas las miradas están puestas en Shenzhen, una importante ciudad de negocios en el sur del país. Es conocida como la ‘Silicon Valley china’, pues es en este núcleo donde se concentran los más importantes proveedores tecnológicos. Allí se producen componentes electrónicos de Apple, Samsung o Huawei. No por casualidad cuenta con el cuarto puerto que más cantidad de contenedores mueve del mundo.

La paralización de la economía decretada por China el pasado 14 de marzo -con una duración de prevista de una semana- afecta también a esta ciudad, aunque el Gobierno de Xi Jinping trata ahora de combinar su estrategia de «tolerancia cero» ante la covid con el mantenimiento de la actividad empresarial.

El miedo a nuevos retrasos y el posible encarecimiento en la cadena de suministro global han llevado al régimen chino a replantear su estrategia sanitaria de forma excepcional en esta zona para evitar otro cuello de botella similar al de 2021. Para ello, China ha autorizado ahora la reapertura de cinco distritos de Shenzhen desde este pasado viernes 18 de marzo con medidas «dinámicas».

Una crisis «beneficiosa» para los países occidentales

La breve duración que previsiblemente tendrán estos cierres hace suponer, de acuerdo con algunos expertos, que el impacto será «mínimo». Así lo sostiene el economista Javier Santacruz Cano, quien cree que incluso esta situación puede ser «beneficiosa» para los países occidentales al permitir que los cargueros y los contenedores estén disponibles en otras zonas del mundo: «La afectación no es grande, porque China se ha convertido más en una fuente de tensión que de dar liquidez… Y esto puede relajar en cierta forma esa tensión».

«La producción china ya estaba tensionada antes de esto, y por eso en los países occidentales se está potenciando la producción nacional y se están diversificando los proveedores»

«La producción china ya estaba tensionada antes de esto, y por eso en los países occidentales se está potenciando la producción nacional y se están diversificando los proveedores», explica Santacruz en declaraciones a THE OBJECTIVE: «A corto plazo, no cambia demasiado». El economista pone de ejemplo la producción de la industria automovilística, que «ya estaba muy retrasada», por lo que considera que un parón de una semana «no es algo dramático»: «No se para la producción dos meses».

Otro golpe que «agudizará la inflación»

Menos optimista se muestra la patronal. El presidente de UNO (Organización Empresarial de Logística y Transporte de España), Francisco Aranda Manzano, advierte de que se esta situación «supone una puntilla más para el sector». «Tensionará aún más la cadena global de suministros y lastrará la competitividad de un sector esencial para las economías», además de «agudizar la inflación a la que nos venimos enfrentando desde hace ya meses».

«No obstante, las empresas de la cadena de suministro llevan meses replanificando operaciones continuamente para evitar el desabastecimiento. Y esta vez no será una excepción», apunta la patronal española de logística y transporte, que advierte de que «la crisis en la cadena de suministro se prolongará durante todo 2022». Por ello, reclama al Gobierno que «impulse iniciativas que faciliten a fabricantes e industrias poder reubicarse en España para establecer otros puntos de fabricación en zonas más
próximas a la demanda», de modo que se acelere «la transformación hacia una cadena de suministro más corta, más próxima al cliente final y que no esté basada básicamente en costes».