Revolución en la Fórmula 1: los motores tendrán que regenerar la mitad de su energía
El cambio técnico, previsto para 2026, se traduciría también en la llegada de Audi y Porsche, que están a la espera del inminente anuncio de la FIA
El 50% de la potencia provendrá de combustible sintético y la otra mitad de energía eléctrica generada en orden de marcha por los propios bólidos. Esa es la receta que quiere aplicar la Federación Internacional de Automovilismo (FIA) en los motores de nueva generación que lleguen a la Fórmula 1 a partir de 2026. Así es la propuesta que FIA ha aprobado este martes, tal y como adelantó THE OBJECTIVE, en una reunión del Consejo Mundial del Automovilismo, una suerte de junta directiva del ente regulador en lo tocante a lo que ocurra sobre el asfalto. Se trata de un espectacular reto técnico que las marcas aplauden, y hay dos que acabarán de firmar su ingreso en este selecto club una vez aprobada la decisión. Audi y Porsche, en una trayectoria de acceso a la Fórmula 1 tan secreta como la llegada del calor cada verano, van a aprovechar el anuncio para hacer pública su próxima presencia en las pistas de carreras. Pero todo esto necesita de cierta explicación, técnica, política, económica y deportiva.
La Fórmula 1 persigue, desde que la sociedad les fiscaliza de manera intensiva, un compromiso para reducir o casi eliminar sus emisiones de gases a la atmósfera. En 2019 se realizó un detallado estudio que apuntaba que los monoplazas apenas arrojaban un 0,7 % del CO₂ generado por el conjunto del negocio. El resto era responsabilidad del trabajo en las factorías, los trailers, viajes de negocios, desplazamiento de las escuderías por todo el planeta etc. La FIA no puede regular esto último, aunque sí lo de los coches, y poder usarlo como ejemplo, como bandera que ondear ante el mundo y que el resto de la humanidad tire tras ella.
La FIA no es solo la entidad que regula el deporte, sino la encargada de velar por la seguridad vial, la movilidad planetaria, y entiende que es necesario un alejamiento progresivo de los combustibles fósiles. Este es un paso político, mediático, y tecnológico para ellos. En su deseo estaría que los F1 fueran directamente eléctricos, pero la tecnología existente está muy lejos de alcanzar los requerimientos energéticos de un Fórmula 1. Lo más avanzado que hay a día de hoy, y es realmente avanzado, son las plantas motrices de la Fórmula E, la competición que inició y promovió Alejandro Agag. Si se trasplantase uno de estos propulsores y su batería a un F1, su carga energética daría para poco más de media docena de vueltas, diez a lo sumo.
La potencia requerida es más o menos el doble, las velocidades alcanzadas mucho más altas, y las necesidades aerodinámicas de la arquitectura de la F1 y sus circuitos devorarían todos esos vatios en un santiamén. La F1 propone una motorización híbrida, la tercera generación de este tipo de motores, tras un primer intento de escaso éxito en la primera década del siglo. Le siguió una de excelentes resultados visibles desde 2014 y hasta estos días, y que genera aproximadamente un 20% de la energía que mueve a uno de estos coches. La idea, al menos en su sección eléctrica, es que los coches generen la mitad de su energía en orden de marcha —esta cantidad es la que se ha acabado de negociar estos días—.
Si cada acelerón consumirá gasolina, cada frenada recargará sus baterías a partes iguales. El combustible, por otra parte, será de origen sintético, y con muy bajo índice contaminante. Varias compañías trabajan en ello, e incluso Audi trabaja de la mano de Bosch para lograr un producto eficiente y barato que puedan colocar en sus coches de calle. Se calcula que estos combustibles, procedentes de mezclar agua con bioetanol o con el CO₂ del aire (existen varios métodos), rebajen la factura contaminante en alrededor de un 70-80 % que se sumaría al ahorro generado por la sección eléctrica de los propulsores.
Porsche y Audi, ambas marcas hermanadas a través del Grupo Volkswagen, no han hecho anuncio oficial alguno hasta la fecha, pero hay pistas que hacen pensar que esto ocurrirá muy pronto. Rumorologías aparte, a cada poco salen informaciones puntuales que lo indican. Un documento de fusión de Porsche con la compra de acciones con Red Bull, presuntos futuros motorizados, por un lado, un registro legal de una marca (F1nally/Finalmente, con una F y un evidenciador número 1) por otro, y la nada tímida presencia por las pistas de directivos y técnicos. La con toda seguridad fórmula elegida sería el matrimonio de Porsche con Red Bull, en la que Honda quedaría desplazada.
Por otro lado, Audi compraría el equipo suizo Sauber, reconocible a día de hoy a nivel comercial como Alfa Romeo, que presumiblemente usarían estos mismos motores abandonando los actuales Ferrari. Por consiguiente, el poder decisorio en esta formación, con voz y voto a la hora de colocar allí a sus pilotos y la influencia política de los italianos, quedaría mermada. La decisión de FIA es inminente, en teoría antes del fin de semana, y no sería de extrañar que la cascada de anuncios, tanto por parte de la federación como de Audi y Porsche, se hicieran públicos antes del próximo Gran Premio de Bélgica, a disputarse en último fin de semana de agosto en el circuito de Spa-Francorchamps.
*Nota:
No existe evidencia de ningún tipo acerca del interés de Audi y Porsche en ingresar en la Fórmula 1, solo indicios a excepción de la imagen adjunta. Se trata de una carta, donde se aprecia perfectamente el logotipo de Audi, y se pueden leer los nombres de los firmantes y que recibió Liberty Media, empresa organizadora, a mediados de diciembre pasado. En ella se expresaban por entonces el interés de ambas marcas y se ponían en manos de los que tomaban estas decisiones para acceder a la categoría. Todo esto está a punto de ocurrir.