La inflación distorsiona el consumo: la demanda de maquillaje se dispara y se hunde la de aceite
El fin de la pandemia y la inflación han cambiado el consumo. Las ventas de maquillaje se han disparado un 27% mientras caen algunos alimentos tradicionales
La pandemia y la inflación han modificado las costumbres del consumidor. Durante los años intensos de la covid, los ciudadanos acudíamos menos al supermercado y el tíquet de compra era superior. Las restricciones hicieron que se disparase la compra de algunos productos como el azúcar, la harina o la cerveza. Por contra, la demanda de maquillaje y otros productos cosméticos se hundió.
Dos años después, con la pandemia prácticamente superada -al menos en cuanto a las principales restricciones- y en medio de un contexto inflacionista, los hábitos de los consumidores al acudir al ‘súper’ han cambiado diametralmente. Compramos con más frecuencia aunque menos productos. Es uno de los principales cambios en el consumidor provocados por la inflación y que contrasta con la actitud que teníamos durante la pandemia cuando las visitas al supermercado eran menos frecuentes y el tíquet medio más elevado.
La venta de maquillaje se dispara
Otro curioso cambio es que el volumen de ventas de maquillaje ha aumentado un 27,3% en enero de este año respecto al año anterior, según los últimos datos publicados por NielsenIQ. Este aumento de la demanda es consecuencia de que en enero del año pasado aún estábamos pasando por el brote de la variante Omicron que se inició en Navidades. Este brote supuso una vuelta al teletrabajo y una caída de la vida social por el elevado aumento de contagios.
Sin embargo, el fin de la pandemia y la reducción de los contagios ha provocado una vuelta intensa a la vida social, lo que ha traído consigo un aumento del consumo de este tipo de productos. Unos productos que además han resistido mejor el embate de la inflación que la alimentación. El precio del maquillaje ha subido un 4% con respecto al año anterior, muy por debajo del dato de IPC. Con todo, el gasto en este tipo de productos se ha incrementado el 33% respecto a un año antes. Por el contrario, con la subida de los precios en la alimentación, productos como el aceite de oliva o el azúcar han visto reducida considerablemente su demanda.
Precios disparados en alimentación
Hay algunos productos que destacan por encima de los demás. Entre las categorías que sufrieron mayor alza en el precio entre enero de este año y el pasado, el azúcar se sitúa como el producto más inflacionista, con un incremento del 42%. Le sigue la margarina que elevó su precio un 41%. Por su parte, el aceite de oliva lo hizo un 37% y la leche un 27%, según los datos de NIQ.
Donde nos encontramos con productos que resisten algo mejor la inflación es dentro de perfumería y droguería, como comentábamos en el caso del maquillaje. También en los suavizantes de la ropa, cuyo precio se elevó un 7% respecto a un año antes.
Precisamente son estas categorías las que menos han aumentado sus precios, y las que se comportan de manera diferente a la caída generalizada de la demanda que sufrieron el resto de productos en enero.
Menor consumo de azúcar y aceite
Por lo que respecta a alimentación y bebidas, entre los productos que recortan más su demanda aparece el aceite, con una caída del 14,5%, los alimentos infantiles, un 11,5% menos, o azúcar y edulcorantes, que redujeron su volumen de venta en un 8,6%. Según el estudio de NielsenIQ, un mes más, la alimentación es el sector que mayor desembolso supuso para los españoles, con un crecimiento interanual de las ventas en valor del 12%, mientas que las ventas en volumen registraron una disminución del 3,8% lo que arroja un incremento en el precio del 16,5%, frente a enero de 2022.
«Tras muchos meses conviviendo con la inflación, los compradores tienen que replantearse sus prioridades y así, según nuestro estudio Perspectivas de los Consumidores 2023, el 23% de los españoles afirma que el mayor gasto que tienen que afrontar es el de los suministros, abordando en segundo lugar la alimentación, el cuidado personal y el del hogar», asegura Patricia Daimiel, directora general de NielsenIQ para el Sur de Europa.