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Economía

¿Son las criptomonedas una reserva de valor?

Los acontecimientos de las últimas jornadas han llevado a replantearse esta eterna pregunta en base al comportamiento de los mercados

¿Son las criptomonedas una reserva de valor?

Logo de Bitcoin. | Zuma Press

Las criptomonedas se han vuelto cada vez más populares en la última década, siendo Bitcoin la moneda digital más conocida y ampliamente utilizada. Uno de los debates más significativos en torno a las criptomonedas es si son o no una forma de reserva de valor. A más de uno le parecerá descabelladlo pensar que un activo como Bitcoin, con una gran volatilidad y sin estar respaldado por un banco central, pueda ser una forma de valor o de ahorro. Pero la reciente inestabilidad económica, sumada a la crisis bancaria de las últimas jornadas por el colapso de instituciones como Silicon Valley Bank, Silvergate o Credit Suisse, ha impulsado grandes volúmenes de compra en el mercado de las criptomonedas. Esto apunta a que, mientras que en algunos países como Venezuela, Argentina o Turquía las criptomonedas como Bitcoin se utilizan como protección ante la inflación, también en los países desarrollados se utiliza como activo y sistema de protección ante la incertidumbre financiera.

Bitcoin está programado para ser escaso

Una reserva de valor es un activo que se puede almacenar e intercambiar por bienes o servicios, manteniendo su valor con el tiempo. El concepto de reserva de valor ha existido durante siglos, siendo el oro el activo más comúnmente utilizado para este propósito. Las personas han estado usando oro como una reserva de valor durante miles de años y ha demostrado ser un activo confiable que mantiene su valor con el tiempo. En los últimos años, sin embargo, ha habido un cambio hacia los activos digitales como reserva de valor, lo cual tiene sentido en una economía mundial cada vez más digitalizada, con las criptomonedas a la vanguardia de este movimiento.

Ante todo, cabe destacar que de las decenas de miles activos criptográficos que existen, sólo algunos se califican como activos escasos, y por ende, como posible reserva de valor. Bitcoin, como primera criptomoneda y con más de un 40% del peso del mercado, sí tiene varias características para ser calificado por muchos como activo de reserva de valor. Una de sus cualidades clave es la escasez, dado que Bitcoin tiene un suministro limitado de 21 millones de monedas, lo que significa que es un activo finito. Nunca podrán haber más monedas, y el ritmo de su emisión es progresivamente decreciente e inalterable. Esto lo hace similar al oro, que tiene un suministro limitado que no se puede aumentar arbitrariamente.

Otra característica que convierte a las criptomonedas en una posible reserva de valor es su descentralización, que en el caso de Bitcoin se basa en una red de decenas de miles de ordenadores interconectados. A diferencia de los activos tradicionales como el oro, que son centralizados y controlados por entidades, las criptomonedas como Bitcoin son descentralizadas y gestionadas por una red de usuarios. Esto significa que no están sujetas a los mismos riesgos que los activos tradicionales, como una intervención del gobierno o la confiscación, y eso dificulta la manipulación por parte de grandes corporaciones.

Bitcoin también ha demostrado ser un activo resistente, manteniendo su valor durante períodos de volatilidad del mercado e incertidumbre económica. Por ejemplo, durante la pandemia de la covid-19, el precio de Bitcoin inicialmente cayó junto con el mercado de valores o el propio oro, pero se recuperó progresivamente, mostrando su potencial como un activo refugio seguro. Esta resistencia ha llevado a muchos inversores a ver a Bitcoin como un posible activo de reserva de valor.

Además de sus características, el rendimiento del mercado de Bitcoin también refuerza su posición como posible reserva de valor. Bitcoin ha superado a casi todos los activos tradicionales en la última década, con su precio aumentando desde solo unos pocos centavos hasta casi 69.000 dólares por moneda en su punto máximo. Este rendimiento ha atraído, además de a pequeños inversores, a instituciones y fondos de cobertura, que ahora están invirtiendo en Bitcoin como un activo de reserva de valor que incluyen en sus diversificadas carteras.

La criptomoneda reina se ha comportado de forma desigual

La evolución de Bitcoin y, de hecho, del mercado de las criptomonedas en su conjunto durante los años 2021 y 2022 se comportó de forma muy similar a la renta variable y concretamente a índices como el Nasdaq 100. Se trata de mercados de inversión altamente especulativos, con un rendimiento anormalmente positivo aupado por la inyección monetaria de los bancos centrales como respuesta a la crisis producida por la pandemia. Bitcoin experimentó grandes subidas en 2021 de forma similar a acciones como Tesla, y eso empujó al resto del mercado. Por el contrario, cuando se endureció la política monetaria, comenzaron las abultadas depreciaciones de prácticamente cualquier mercado o activo especulativo.

Bitcoin ha seguido comportándose como un activo especulativo durante meses, y de hecho comenzó 2023 siendo el activo de mayor rendimiento, según un estudio de Goldman Sachs. La vuelta de giro ha llegado en las últimas jornadas, cuando las alarmas despertadas en el sistema bancario internacional, por firmas a ambos lados del Atlántico, han tumbado las acciones del sector financiero, arrastrando con ello a las bolsas del mundo y la confianza hacia el sistema en su conjunto.

Como respuesta, los activos tradicionalmente considerados como reserva de valor, como el oro y la plata, han comenzado una repentina escalada alcista con apreciaciones en la última semana de un 6,44% y 9,20% respectivamente. Ante tal contexto, Bitcoin ha disminuido su correlación con las bolsas y ha llegado a apreciarse un 35% desde los 19.535 dólares del viernes 10 de marzo hasta el máximo de los 26.397 del martes 14.

Bitcoin posee unas cualidades únicas como la escasez, descentralización, resiliencia y rendimiento positivo en el mercado que lo hacen atractivo para los inversores que buscan un activo de reserva de valor. Estos deciden, ante la incertidumbre el entorno macroeconómico, apostar por la criptomoneda reina como mejor solución entre las múltiples opciones que existen, desde el dinero en efectivo a los depósitos bancarios. Si bien existen riesgos asociados, como la volatilidad del mercado, un futuro complicado y la incertidumbre regulatoria, no se puede ignorar su potencial como reserva de valor. Como tal, es probable que Bitcoin y otras criptomonedas continúen atrayendo capital a medida que las personas e instituciones de medio mundo buscan alternativas para preservar el valor de sus fondos.

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