Tensión entre Renfe y Adif tras el lío de los trenes que no cabían en los túneles
Fuentes internas aseguran que esta situación está provocando ineficiencias en los servicios
La relación entre las dos compañías públicas, Renfe y Adif, no atraviesa por su mejor momento. Después de que se dirimieran responsabilidades por el polémico episodio -que trascendió internacionalmente- de una treintena de trenes encargados que no cabían por los túneles por los que, presuntamente, tenían que pasar, se ha creado cierta tensión entre las dos empresas estatales.
Se trata de un escenario que se zanjó por parte del Ministerio de Transportes con la destitución del presidente de Renfe, Isaías Táboas, y la secretaria de Estado y expresidenta de Adif, Isabel Pardo de Vera. Con este reparto de culpas, la titular del Ministerio, Raquel Sánchez, entendió que se acabaría con la polémica. No obstante, esa decisión ha generado un escenario de desconfianza entre ambas empresas y donde ahora se delimita todo tipo de responsabilidad.
Fuentes a las que ha tenido acceso THE OBJECTIVE relatan que la mala relación entre las dos empresas se recrudeció desde el cese de la ya ex secretaria de Estado y expresidenta de Adif, Isabel Pardo de Vera. Dentro de Adif se la valoraba por su perfil técnico y profesional. Así, se entendió que su destitución era injusta y apuntan a que la culpa del episodio de los trenes y los túneles era solo de Renfe.
Renfe hoy tiene varios frentes abiertos. Por un lado, los problemas con el tren a Extremadura (sin ir más lejos, el jueves uno de sus trenes comenzó a arder, lo que obligó a desalojar a 166 pasajeros), la falta de capacidad competitiva y pérdida de cuota de mercado con la llegada de los nuevos operadores (El Confidencial desveló que la compañía se había puesto en manos de KPMG y PWC para competir con Iryo y Ouigo), los problemas innumerables en los trenes de cercanías y la endeble situación con sus proyectos internacionales.
Este escenario ha provocado, según comentan diversas fuentes, ineficiencias «de todo tipo» en el día a día, además de una falta de colaboración en la gestión de los problemas compartidos, como la puntualidad, el uso de estaciones o la petición de capacidad. Por otro lado, las depuraciones en la compañía Renfe no han sido tan duras como en Adif. Así, como ya adelantó este medio, Táboas se ha mantenido como consejero en dos filiales del grupo, Renfe Mercancías y Renfe Viajeros. Una realidad que ponía en duda la promesa del Ministerio de la necesidad de «un cambio» para comenzar «una nueva etapa» en el operador ferroviario.
Raül Blanco, que hasta hace unos pocos meses era el secretario general de Industria y Pyme en el Ministerio de Industria, fue el rescatado por la ministra Sánchez para nombrarlo como presidente de Renfe. Se trata de un hombre que sirvió de chivo expiatorio para que la ministra de Industria, Comercio y Turismo, Reyes Maroto, no se viese salpicada en su carrera por la Alcaldía de Madrid por el mal funcionamiento del proyecto estrella de su ministerio: el Perte VEC (Vehículo Eléctrico). Mientras que David Lucas, anterior secretario general de Vivienda, fue promocionado como nuevo secretario de Estado de Transportes.
Una auditoría interna
Antes de que fuesen fulminados los dos pesos pesados de las compañías públicas, hubo otros ceses previos. Por el lado de Renfe se cesó a la encargada de la gestión de material en la Dirección Técnica y de Operaciones, que era gerente de Área de Gestión de Material de Renfe Viajeros en el momento de la gestación del proyecto de trenes de vía estrecha. Mientras tanto, por el lado de Adif se cesó al titular de la jefatura de Inspección y Tecnología de vía.
El destituido por Renfe ha ejercido diversos cargos vinculados al Área Técnica y de Material durante toda su carrera. En 2014 fue nombrado gerente de Área de Material de Media Distancia y Cercanías, puesto desde el que pasó ese mismo año a dirigir posteriormente el Área de Gestión de la Flota de Renfe Viajeros. Sin embargo, otros altos cargos más relevantes y también salpicados por aquel episodio de la compañía no pusieron su cargo a disposición, ni tampoco fueron destituidos del mismo. Por último, se anunció una auditoría interna por parte del Ministerio de Transportes para sacar a la luz todo lo sucedido.