Un ránking mundial en competitividad suspende a España en eficiencia gubernamental
En lo relativo a la competitividad, se mantiene por segundo año consecutivo en el puesto 36, por debajo de la mitad de la tabla
El último ‘Ranking de Competitividad Mundial’ suspende a España en eficiencia gubernamental, tanto que, de las 64 economías analizadas, aparece en el puesto número 51. Además, el ránking en competitividad también suspende al país en la tasa de desempleo (61), la baja efectividad de la legislación del desempleo (62), la comprensión de la sociedad sobre la necesidad de reformas económicas y sociales (60) y la implementación de la transformación digital en las empresas (56).
En lo relativo a la competitividad, España se mantiene por segundo año consecutivo en el puesto 36, por debajo de la mitad de la tabla, mientras que de las 64 economías analizadas lidera Dinamarca, por delante de Irlanda y Suiza.
La posición de España en competitividad (32) obedece principalmente a sus resultados en el factor de desempeño económico, donde asciende al puesto 32 desde el 35 del año pasado, así como en eficiencia empresarial, donde también avanza tres posiciones y figura en el puesto 37.
En cuanto al rendimiento económico de España, destaca su mejora en inversión internacional, donde ocupa el puesto 11, frente al 15 de 2022, así como la mejora de siete posiciones en comercio internacional, hasta el decimotercer lugar. Por contra, empeora al puesto 55 desde el 52 en empleo y hasta el 36 desde el 32 en precios.
Los desafios de España
En efecto, el estudio apunta que el desempeño de España en el factor de eficiencia gubernamental sigue siendo una gran debilidad, ya que el país aparece en el puesto 51, uno más atrás que el año pasado. En relación con la eficiencia del Gobierno, la eficiencia del marco institucional y la legislación empresarial continúan también en descenso, señalan los autores.
Para José Caballero, economista senior del Centro de Competitividad Mundial, «los puntos fuertes de España incluyen los altos ratios de inscripción en la escuela secundaria (4), la esperanza de vida (7), las exportaciones de servicios comerciales (10) y el nivel de desigualdad con respecto a la esperanza de vida (10)».
Por el contrario, se cuentan entre las debilidades de España la tasa de desempleo (61), la baja efectividad de la legislación del desempleo (62), la comprensión de la sociedad sobre la necesidad de reformas económicas y sociales (60) y la implementación de la transformación digital en las empresas (56).
De este modo, entre los principales desafíos para la economía española en 023 destacan la necesidad de invertir eficientemente los fondos europeos, fortaleciendo el sistema productivo y configurando una economía resiliente; gestionar la inflación de forma que no perjudique la competitividad, evitando indexaciones innecesarias; reducir la presión fiscal y generar un marco estable para las empresas; así como mejorar la empleabilidad de los trabajadores y replantear las políticas de empleo en el marco del diálogo social.
Ranking global
Los resultados de la 35 edición muestran que, a pesar de la compleja interacción de la inflación, el riesgo geopolítico y la fragmentación política, el panorama de la competitividad mundial sigue siendo dinámico, especialmente en Europa.
Asimismo, en líneas generales el listado evidencia el abismo existente entre las economías proteccionistas y las de libre comercio y cómo la combinación de acontecimientos políticos, económicos y sociales de alcance mundial está propiciando la aparición «de claros ganadores y perdedores».
«La fragmentación política es consecuencia de la Covid-19 y la guerra de Ucrania y uno de sus principales efectos es que un número creciente de países -Singapur, Arabia Saudí e India, por ejemplo- persiguen sus propios intereses«, afirma el profesor Arturo Bris, director del Centro de Competitividad Mundial del IMD, para quien con la relajación de las presiones inflacionistas y la incertidumbre de los mercados bursátiles, en la actualidad es posible distinguir ganadores y perdedores en un contexto en el que se solapan múltiples crisis.
Entre los ganadores, se encuentran países que cuentan con agilidad y adaptabilidad para hacer frente al impredecible entorno actual y con economías sólidas, como en el caso de Irlanda, Islandia y Bahréin, o con gobiernos capaces de adaptar oportunamente las políticas en función de las condiciones económicas del momento, como los Emiratos Árabes Unidos, Arabia Saudí, Catar y Singapur.
Economías más competitivas
En la edición de este año Dinamarca, Irlanda y Suiza aparecen como las economías más competitivas del mundo. En el caso de Dinamarca, el país mantiene su posición privilegiada al frente de la clasificación, gracias a sus continuos logros en todas las categorías de competitividad, liderando en eficiencia empresarial e infraestructuras, y mejorando ligeramente en eficiencia gubernamental.
En el caso de Irlanda, que asciende del séptimo al segundo puesto, el avance viene respaldado en gran medida por sus importantes logros en materia de resultados económicos.
Suiza, por su parte, conserva el tercer puesto gracias a sus buenos resultados en todas las categorías, ya que siendo el primer país en eficiencia gubernamental e infraestructuras y ocupa el séptimo lugar en eficiencia empresarial.
En este sentido, los autores destacan que las economías más prósperas tienden a ser más pequeñas, cuentan con un buen marco institucional que incluye sistemas educativos sólidos, así como un buen acceso a los mercados y a los socios comerciales.
El resto de las diez primeras posiciones del ranking son ocupadas por Singapur, Países Bajos, Taiwán, Hong Kong, Suecia, Estados Unidos y los Emiratos Árabes Unidos.
Por regiones, aunque siguen siendo las más competitivas del mundo, tanto Asia Oriental (19ª en 2023) como Europa Occidental (21ª en 2023) descienden ligeramente. Las economías norteamericanas se mantienen estables en la 26ª posición (la misma que en 2022), mientras que Europa del Este experimenta el mayor descenso de competitividad (del puesto 39 al 42).