Greenpeace exculpa a Sánchez por el Falcon: "El problema no está en un avión institucional"
Desde el movimiento verde esperarán al resultado electoral para decidir si intensifican sus movilizaciones en defensa del medioambiente
Uno de los episodios más controvertidos de esta campaña electoral fue el despliegue de una inmensa lona sobre la Puerta de Alcalá de Madrid con los rostros ‘sudorosos’ de los cuatro principales candidatos a la presidencia del país. Sobre aquella pancarta se apreciaba un mensaje muy directo: «¿El cambio climático os la suda?». El movimiento verde, Greenpeace, está siguiendo muy de cerca las elecciones que tendrán lugar este próximo domingo en España. Son conscientes que, dependiendo de un resultado u otro, habrá un cambio de paradigma en la política energética del país. Así, y según aseguran a este medio, desde el movimiento verde esperarán al resultado electoral para decidir si intensifican sus movilizaciones en defensa del medioambiente.
Desde la organización ecologista reconocen a THE OBJECTIVE la preocupación por un hipotético gobierno de coalición entre PP y Vox. Aseguran que, de concretarse, habrá un cambio «sin precedentes» en las políticas energéticas del país, sobre todo su apuesta por la energía nuclear. Desde la organización defienden una transición hacia energías «totalmente» renovables y rechazan la mera idea de extender la vida útil de las centrales nucleares.
La batalla de Greenpeace
Uno de los frentes de batalla de la organización está en el uso de los aviones privados como medio de transporte. En un informe el pasado mes de marzo la organización aseguró que «las emisiones de los aviones privados no dejan de crecer en Europa y en 2022 se duplicaron, causando más de 3 millones de toneladas de emisiones de CO2, equivalentes a las emisiones medias anuales de Co2 de 555.000 residentes en la UE. Por otro lado, España se situó en cuarto lugar en la lista de países de la UE con más vuelos realizados en este tipo de aviones el año pasado». En los últimos días, varios activistas pintaron un jet privado en el aeropuerto de Ibiza.
Una de las grandes polémicas de la campaña ha sido la continua crítica por parte de los partidos de la oposición al uso «desmesurado» del avión presidencial, conocido como Falcon, por parte del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. Desde Greenpeace, no obstante, rechazan entrar en esa controversia y aseguran que «su foco está puesto principalmente en los aviones comerciales y, de momento, no en los institucionales».
Durante estos últimos meses ha habido dos grandes frentes para el Ministerio de Transición Ecológica. El primero ha sido una ley procedente de Europa, y que se ha aplicado en España, que permitía una tramitación acelerada de proyectos renovables (solar y eólica) sin un informe medioambiental riguroso con el objetivo de disparar las energías verdes y sepultar la dependencia del gas procedente de Rusia por parte de la Unión Europea. Greenpeace se mostró contrario a este plan, por las implicaciones «negativas» que tenía sobre el medioambiente. Un rechazo que fue seguido de la España vacía, que fue la principal perjudicada.
Eólica marina
Sin embargo, en el segundo frente -el despegue de la eólica marina– desde la organización ecologista se han situado junto con el Ministerio. Creen que los pescadores, principalmente los que llevan a cabo las prácticas de arrastre, «dañan mucho» el ecosistema marítimo, por lo que no les ven como un actor autorizado para hablar en nombre de la defensa del medioambiente. Además, señalan desde la organización la importancia de esta nueva tecnología para descarbonizar el mix energético. Mucho más importante, afirman, que la eólica terrestre.
Pese a algún episodio bronco por parte de los activistas climáticos contra la gestión de la ministra de Transición Ecológica, como el ocurrido hace unos meses durante los premios de periodismo energético, Greenpeace ha defendido su actuación estos últimos años, asegurando que Teresa Ribera ha sido la mejor que ha habido al frente de la cartera de Energía en las últimas décadas. No obstante, sí señalan que le ha faltado «más ambición» en su Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) con respecto al fomento de las energías verdes.
En el sector energético reina un clima de inquietud con respecto a lo que ocurra en las próximas elecciones. Existe cierto consenso entre las grandes empresas sobre el giro que se llevará a cabo en la política energética si las derechas se hacen con el poder. Pese a ello, fuentes del sector critican que una materia tan importante como la energía no se haya visto reflejada apenas en los debates o durante la campaña.