La filial de Iberdrola en EEUU cae en Bolsa en plenas dudas por la fusión con PNM
Avangrid baja a su mínimo en toda su serie histórica, por debajo de los 30 dólares por acción
Iberdrola prestó el pasado verano cerca de 1.000 millones de euros a su filial en Estados Unidos (720 millones de euros el 19 de julio y 230 millones de euros el 3 de julio). El objetivo primero era financiar a la compañía a un interés inferior al de los bancos, pero el segundo era demostrar su clara apuesta por la filial norteamericana, que lleva sufriendo un aluvión de imprevistos en sus distintos planes repartidos por el país. Este escenario no ha pasado desapercibido por los inversores, que le han empujado a la peor cotización de su serie histórica en la Bolsa de Nueva York (New York Stock Exchange).
El 18 de diciembre de 2015, el presidente de Iberdrola, Ignacio Sánchez Galán, culminó «un sueño» y, tras la fusión de Iberdrola USA con la eléctrica estadounidense UIL, debutó en la Bolsa de Estados Unidos. El valor de la acción se situó en los 33,26 dólares, una cifra a la que no solo no se volvería aproximar la energética, sino que además casi duplicaría cuando el 21 de febrero de 2020 cerró la Bolsa superando los 56 dólares por acción. Sin embargo, esa situación de optimismo se ha esfumado desde hace ya varios meses y, en los últimos días, el valor de estas se ha desplomado a su mínimo histórico, situándose ya por debajo de los 30 dólares por acción.
El contexto actual que vive la compañía en Estados Unidos está sumido por la incertidumbre: desde operaciones fallidas hasta multas por la cancelación de proyectos. No obstante, el principal factor del endeble escenario de la eléctrica española allí es la larga y casi interminable espera recibir un sí a su mayor fusión en el territorio. Una operación que pende todavía de la Corte Suprema de Nuevo México, cuyo veredicto no se espera hasta finales de este año o principios del siguiente.
La otra compañía con la que se busca la fusión, la energética del Estado de Nuevo México PNM, también se encuentra contagiada por la falta de una decisión final por parte de los jueces de Nuevo México. Así, en el último año su valor ha caído un 5,3%. Aunque ambas compañías hace escasos días defendieron la operación ante los cinco jueces de la Corte, existen diversos grupos y asociaciones que están haciendo frente y deslegitimando la posibilidad de que se materialice la operación.
Ayer se conoció que Avangrid había decidido rescindir los acuerdos de compraventa de energía (PPA, por sus siglas en inglés) en uno de sus grandes proyectos de eólica marina en el territorio. En concreto, el Park City Wind, un parque eólico marino de 804 megavatios (Mw) previsto en la costa del Estado de Connecticut y cuya inversión ascendería a unos 1.200 millones de euros. La razón de esta rescisión es parecida a la que ocurrió entre otro Estado de Nueva Inglaterra, en Massachusetts, donde tuvo que pagar una multa de 43 millones de euros por el alto precio de las materias primas para fabricar los molinos de viento flotantes.
A mediados de diciembre del año pasado se conoció que Avangrid no había conseguido ganar ninguno de los lotes para la construcción de un parque de eólica marina al oeste de EEUU. Era una de las subastas más importantes para la Administración de Joe Biden. Al final, las empresas vencedoras fueron la alemana RWE, la filial de la danesa Copenhagen Infrastructure Partners (CIP), la noruega Equinor y la norteamericana Invenergy.
La situación de la filial en Estados Unidos no es un caso aislado de la eléctrica española, sino que responde a una tendencia negativa que están sufriendo todas las energéticas en los distintos rincones del país. De hecho, la británica Shell y la norteamericana Ocean Winds también cancelaron contratos, con sus respectivas sanciones, en su proyecto en Massachusetts SouthCoast Wind. A esto habría que añadirle otros contratiempos para esta tecnología, como el fracaso de la subasta de eólica marina en Reino Unido por los precios poco competitivos.
Un ejemplo lo escenifica el gigante de inversión de infraestructuras, la norteamericana NextEra Energy, que en los últimos cinco días ha perdido en Bolsa cerca de un 13%. La energética española cuenta con cierta ventaja ante esta situación ya que cuenta con gran liquidez y, además, la mayor parte de la deuda está a tipo fijo.