Datos y tendencia: hambre para hoy y hambre para mañana
«La economía española es cada vez más dependiente del sector público y requiere de un mayor esfuerzo fiscal»
Ilustración de Alejandra Svriz.
En España viven actualmente 48,3 millones de habitantes, según los datos del INE. 39,3 millones son mayores de 18 años y más de 15 millones de personas reciben sus rentas del Estado, con un coste de 28.000 millones de euros al mes, que equivalen a 335.424 millones de euros al año. El coste anual de pensiones, subsidios y salarios del sector público supone el 25% del PIB de la economía española. Una cifra más alarmante es la relacionada con la morfología económica de la sociedad española, dónde el 40% de los mayores de 18 años recibe sus ingresos del sector público, ya sea vía prestación, subsidio o salario público. Si tomamos el conjunto de la población, un tercio de los españoles vive del Estado.
El grupo de perceptores de rentas procedentes del presupuesto público está formado principalmente por pensionistas, trabajadores públicos y desempleados. El más abultado lo forman los 9,12 millones de pensionistas que reciben alguna pensión pública (jubilación, viudedad, orfandad, incapacidad o en favor de familiares). Asimismo, hay otros 692.000 pensionistas de clases pasivas. Con todo, la nómina para pagar pensiones supera con creces los 12.051 millones de euros al mes, en su último dato disponible, 144.612 millones anualmente.
También son rentas públicas los salarios de los 3,53 millones de funcionarios y empleados públicos, según la encuesta de población activa (EPA). El pago a estos trabajadores del sector público es algo superior a los 14.160 millones al mes (170.000 al año), lo que supone un incremento del 20% desde que estallara la crisis derivada de la covid-19 en 2020.
«En economía importan mucho las tendencias, y la actual nos lleva a una sociedad más endeudada, menos productiva y que deberá destinar una mayor parte de su renta a pagar impuestos»
Lo preocupante en economía muchas veces no son los datos sino las tendencias. En el caso de España la tendencia hacia un predominio económico del sector público es cada vez mayor y el peso del empleo público sobre el total de creación de empleo va camino de convertirse en un fenómeno estructural. El Estado se ha convertido en el gran contratador, ya que más de un 50% del empleo creado desde la pandemia es público. Además, la tasa de temporalidad en el sector público asciende al 30%, más del doble que la del sector privado y hasta cuatro veces superior a lo que se prometió a Bruselas.
Aquí viene la pregunta clave: y esto, ¿cómo se paga? En el caso de España se está pagando con 1) Subida de impuestos e incremento de recaudación indirecta por el impacto de la inflación y 2) Endeudamiento. En el primer caso, la Agencia Tributaria podría acabar recaudando 272.068 millones de euros hasta finales de 2023, según las previsiones elaboradas por la AIReF. Esto supone un 5% más que 2022 y un 20% más que en 2021. En lo referente al endeudamiento, se sitúa en los 1.568.743 millones, el 111,2% del PIB, una cifra que, excluyendo el período de pandemia, no se había visto en España en 120 años. Ninguna de estas cifras es positiva para los ciudadanos. La primera nos quita un poco de presente, con mayor necesidad de esfuerzo fiscal por nuestra parte ahora para cubrir nuestras obligaciones fiscales; y la segunda nos quita un poco de futuro, ya que esta deuda la tendremos que devolver.
¿Por qué ninguna de estas cifras es positiva? Porque la economía española es cada vez más dependiente del sector público, o lo que es lo mismo, requiere de un mayor esfuerzo fiscal de los contribuyentes para mantenerse a flote. Este incremento del esfuerzo es presente, con subidas de impuestos y recaudación por efecto inflación, no por incremento de la actividad económica privada; y futuro, con el incremento de endeudamiento que compromete a las generaciones venideras. No debería calificarse como alarmista sino como realista afirmar que urge una gran reforma estructural para el conjunto del sistema económico español. Como apuntaba, en economía importan mucho las tendencias, y la tendencia anteriormente descrita nos lleva a una sociedad más endeudada, menos productiva y que deberá destinar una mayor parte de su renta a pagar impuestos para mantener al sector público y, lo que es más pernicioso, como resultado tendremos una sociedad desincentivada para prosperar y generar riqueza, oportunidades y puestos de trabajo en el sector privado.
