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Economía

Los bancos reactivan el robo de hipotecas ante el desplome de la compra de viviendas

La subrogación de préstamos para pisos encadena dos meses de subidas, algo no visto desde el boom de 2021

Los bancos reactivan el robo de hipotecas ante el desplome de la compra de viviendas

Sucursales de distintos bancos. | Europa Press

Los bancos vuelven a apostar por el robo de hipotecas ante el desplome de las nuevas operaciones como consecuencia del derrumbe en la compra de viviendas por la abrupta subida de los tipos de interés. Desde la actuación del BCE, a principios del ejercicio pasado, para controlar la inflación, las entidades se habían mantenido cautelosas con su política para quitar a la competencia contratos de préstamos inmobiliarios firmados en el pasado. Pero la fuerte caída de la actividad y la contención de la morosidad ha cambiado sus planes para arañar clientes y negocio.

La subrogación del acreedor en las hipotecas, tras este giro, lleva dos meses consecutivos creciendo, algo que no sucedía desde 2021, cuando se produjo un auténtico boom en el traspaso de créditos de una entidad a otra por parte de los clientes en busca de mejores condiciones. Los datos del INE, recabados por THE OBJECTIVE, indican que tanto en agosto como en septiembre este tipo de operaciones acumulan aumentos anuales, rompiendo la evolución bajista desde principios de 2022. Y el ritmo en la tendencia es, además, alcista.

En concreto, en agosto se elevaron un 1,4%, mientras que en septiembre avanzaron un 1,8%. Una subida que contrasta radicalmente con los descensos en el robo de hipotecas en los meses anteriores, cuando llegó a desplomarse un 7,7%, por ejemplo en marzo.

Tras la pandemia, los bancos aprovecharon el buen momento del sector inmobiliario para captar tanto nuevos créditos como quitar a la competencia. Esto llevó a que en 2021 las subrogaciones se dispararan más de un 150%. Pero el cambio en la política monetaria, el alza de los tipos de interés y la remontada del euríbor frenaron en seco esta práctica. Ahora, según señalan fuentes financieras, está recobrando fuerza de nuevo y las entidades están siendo algo más agresivas en sus política de precios, ya que han perdido un cierto miedo a hacer rebajas ya que necesitan aumentar la actividad y la morosidad se mantiene en niveles aceptables, pese a que ha dado los primeros síntomas de repunte por el incremento de las cuotas.

Las entidades buscan reanimar las hipotecas por todos los medios

El sector está intentando por todos los medios reanimar la actividad de las hipotecas, claves para sus rendimientos futuros, ya que además de que la nueva concesión se está desplomando un 29%, en las formalizadas con anterioridad se está produciendo una merma acusada de los saldos por el auge de las amortizaciones anticipadas para reducir las cuotas y restar el efecto del euríbor. Por tanto, con vistas al corto y medio plazo, la banca está buscando vías de captación, entre las que se encuentran las subrogaciones. También están incentivando otra vez los préstamos a tipos fijos con rebajas en las tasas que reclaman.

En este contexto, entre enero y septiembre el volumen de traspasos de hipotecas entre entidades asciende a las 17.147, con una media mensual de casi 2.000. Este volumen está aún lejos de los registros de 2021, cuando en todo el ejercicio sumaron más de 31.000.

Los banqueros no esperan que el mercado de las nuevas hipotecas vaya a mejorar sustancialmente en los siguientes meses. Esperan una clara mejoría a partir de mediados de 2024, cuando el euríbor haya caído significativamente sobre los niveles actuales, que rondan el 4%. Los pronósticos indican que el BCE comenzará a reducir el precio oficial del dinero en primavera y que el indicador para los préstamos llegue al entorno del 3% a finales del próximo año.

Con la subrogación el cliente puede llegar a ahorrarse hasta 1.200 anuales y hasta unos 40.000 euros en toda la vida del préstamo, partiendo de hipotecas con una deuda media por pagar de 100.000 euros, de acuerdo con distintos cálculos realizados por expertos. Eso sí, en un principio tienen que desembolsar un mínimo de unos 2.500 euros.

El banco que quiere ‘robar’ puede ofrecer a los usuarios un tipo o unas condiciones menos onerosas de las que tiene con el contrato vigente en la competencia. Para sellar una operación de este estilo, las entidades asumen una serie de gastos, como los de gestoríanotaría y registro, así como el Impuesto de Actos Jurídicos Documentados (IAJD), pero por lo general el cliente debe hacer frente a la tasación, los aranceles notariales y las posibles penalizaciones por amortización total anticipada.

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