La deuda pública española creció en pandemia el doble que la media de la Eurozona
El indicador aumentó un 23% entre 2019 y 2020, frente a apenas el 12% en el resto de países
España es el cuarto país de la eurozona con un porcentaje mayor de deuda pública. La ausencia de rigidez fiscal en los últimos años y los elevados déficits públicos han provocado que nuestro país sea protagonista entre los países que tienen las cuentas menos saneadas. Pese a la situación, el Gobierno minimiza las consecuencias. Mientras, aporta datos que evidencian la deficiente trayectoria.
A través de una respuesta parlamentaria a dos preguntas del Grupo Parlamentario Vox, el Ejecutivo reconoce que la pandemia provocó un incremento sustancial de la deuda pública. Ésta pasó del 98,2% del Producto Interior Bruto (PIB) en 2019 al 120,3% en el cierre de 2020. Eso supone prácticamente un 23%. Al mismo tiempo, la deuda también aumentó en la zona euro, pero poco más de un 12%. Así, la eurozona pasó de una media del 84,1% en 2019 a un 94,7%. En la actualidad, mientras en España sigue en un 107,7%, en la zona euro ha caído al 90,8%.
El pasado año 2023, España consiguió reducir su nivel de deuda pública gracias a un mayor crecimiento del esperado. Sin embargo, no consiguió avances en el ranking europeo y es que pese a disminuir hasta el 107,7% del PIB, la deuda creció en términos de volumen. Esta tendencia se ha mantenido en 2024. El pasivo del conjunto de administraciones públicas superó en febrero por primera vez la barrera de los 1,6 billones de euros.
Deuda pública sin freno
En esta línea, el Banco de España ha advertido de que la deuda pública española se situará en niveles cercanos al 108% del PIB en 2026. También pronostica que escalará en el entorno del 120% en el año 2040, en ausencia de cambios en las políticas fiscales y presupuestarias, lo que supondría un incumplimiento de las nuevas reglas fiscales europeas.
En su Informe de Estabilidad Financiera de Primavera de 2024, el organismo que dirige Pablo Hernández de Cos ha alertado de que las nuevas reglas fiscales europeas exigen a los países más endeudados una senda de gasto que asegure que la relación entre la deuda pública y el PIB se sitúe en una trayectoria descendente de forma plausible hacia el valor de referencia del 60%, bajo la condición de que el déficit público se mantenga por debajo del 3% del PIB a medio plazo.
En el caso de España, el nivel de endeudamiento público es muy alto, superior al de la mayoría de los países de la Unión Europea. Así, a finales del año 2023, la ratio de deuda pública sobre PIB en España, del 107,7% del PIB, se situó más de 30 puntos porcentuales por encima de la media simple de la UE.
Según el Banco de España, en la actualidad se perciben elementos tanto de medio como de largo plazo, que constituyen fuentes de vulnerabilidad para la dinámica futura de la deuda pública. Uno de los elementos centrales de esta dinámica es el diferencial entre el coste de financiación de los gobiernos y el crecimiento económico de un país.
Ocupación y paro
En la misma respuesta parlamentaria, el Gobierno aboga por recurrir a indicadores más allá de la tasa de paro para analizar la «correctamente» la evolución del mercado laboral. Mientras, expone datos como el número de mujeres ocupadas, la reducción de la tasa de temporalidad –todavía mayor que la europea– y el incremento del salario mínimo interprofesional (SMI).
Pero, sobre todo, avala la tasa de ocupación, falseada por el incremento exponencial de los fijos discontinuos. Así, señala que la tasa de ocupación, medida como el cociente entre ocupados y población en edad de trabajar, registró en el cierre de 2023 el 66,1%. Este porcentaje, destaca, es prácticamente idéntico al máximo histórico alcanzado en el tercer trimestre de 2007 (66,2%). Esta tasa se sitúa por debajo de la media comunitaria, cuya tasa de ocupación es un 70,7%, pero por encima de otras economías grandes como la italiana (61,6%), que tiene una elevada tasa de inactividad.