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Economía

Los sindicatos de Renfe aprovechan la crisis del cercanías para atacar a la futura competencia

Auguran más incidencias cuando el sector se liberalice en 2028 y entren nuevas compañías a operar con este tipo de trenes

Los sindicatos de Renfe aprovechan la crisis del cercanías para atacar a la futura competencia

Un tren de cercanías. | Europa Press

«Las cercanías son una máquina de perder dinero y así debe ser». Es la frase de los principales sindicatos de Renfe tras la nueva crisis desatada con este tipo de transporte ferroviario. Los principales representantes de los trabajadores de la compañía pública aprovechan este nuevo episodio negro para arremeter contra la competencia actual (de los mercancías y de los de viajeros), y la futura, que serán las que realmente afecten a los trenes en cuestión a partir de 2028. Una situación de la que alertan: «La llegada de las nuevas empresas será un totum revolutum y, desde luego, no mejorará el servicio».

Una advertencia que trasladan los representantes de los trabajadores tras el capítulo del pasado lunes, donde la opinión pública apreció en imágenes cómo decenas de pasajeros salieron de los trenes de cercanías para ir andando por las vías hacia la estación, después de que sus trenes quedasen parados por incidencias. «En las obligaciones de servicio público (OSP por sus siglas) no compites en base al precio de los billetes como sí haces en el servicio comercial sino en base a costes, por lo que todas las empresas nuevas que lleguen tratarán de llevar a cabo un peor servicio», apuntan.

«Esto es un problema de inversión estatal, y no solo de este gobierno, de todos. La llegada de los nuevos operadores en 2028 no va a solucionar estas incidencias. De hecho, no cambiará nada. Porque la inversión en la infraestructura la va a tener que hacer el Estado. La liberalización del transporte del cercanías, en este caso en Madrid, de ninguna manera va a arreglar esto. En todo caso, lo va a empeorar. Si el Estado hace la inversión justa en lo público -como es comprar un ferrocarril y mantenerlo- no quiero imaginar lo que hará una empresa privada, que lo único que busca es el beneficio», apuntan las mismas fuentes sindicales.

«Desde hace 10 años se lleva desinvirtiendo en el servicio público de Renfe, y desde hace tres años se han iniciado unas obras de mejora en toda la red de Adif, y sobre todo en las estaciones de Atocha y Chamartín, que provoca una cantidad de incidencias tremenda. Lo que no estamos acostumbrados es a tanta descoordinación entre entre el administrador (Adif) y el operador, que es Renfe. La coordinación que existía antes, cuando eran la misma empresa, y la llegada de nuevos operadores ha causado estos problemas», apuntan.

«Coordinar todos los trenes, desde los que se han liberalizado en mercancías como los nuevos que han llegado en el servicio de viajeros (Ouigo e Iryo) no solo a nivel de operación sino también a nivel burocrático ha hecho que la cogestión que había en las cercanías entre Renfe y Adif, donde no había ningún problema, ahora esté cada vez más separado y exista mayor autonomía entre ellas y que, por lo tanto, brille la falta de comunicación entre ambas empresas. Una situación que sufren tanto los trabajadores como los viajeros», sentencian desde los sindicatos.

Un nuevo caso

Por otro lado, desde uno de los sindicatos sostienen que «cuando hay un corte en la señalización de las instalaciones, los maquinistas lo que hacen es parar los trenes porque no tienen orden de avanzar. Eso le pasa a todas las operadoras, incluida a las de mercancías, en cualquier otro punto. El problema del episodio del lunes fue que se dio en una zona con la mayor densidad de viajes, como es la Estación de Atocha». Otro de los sindicatos añade que «fue una ocupación de circuito de vía, que es una avería muy común, que se da semanalmente. Ocurre cuando en el sistema informático de las vías aparece algo, una especie de material que conduce electricidad, que corta el segmento de la vía».

El ministro de Transportes, Óscar Puente, justificó ayer tras el Consejo de Ministros que «desde 2008 no había entrado ningún tren nuevo de cercanías. Lo que suponían 16 años. Y que su gobierno afrontó la mayor compra de trenes de la historia de Renfe». Los sindicatos añaden además que quedan años para que se materialicen estas inversiones. «Renfe ha comprado una serie de trenes, pero desde que lo fabrican hasta que lo traen pasan años. Las inversiones en ferrocarril son inmensas en costes e inmensas en tiempo. Esto no se puede resolver en poco tiempo. El año que viene empezaremos a recibir los primeros, pero esto es un tema largo».

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