«La tecnología puede ayudarnos, pero es la humanidad la que debe cambiar»
Fernando Casado, GP en Inclimo Climate Tech Fund, explica la apuesta de uno de los fondos más sostenibles de España
Inclimo Climate Tech Fund es el primer fondo creado por The Climate Hub, una gestora especializada en startups con soluciones de descarbonización fundada por Fernando Casado, Gerard Olivé (Antai) y Alex Pardo (grupo Sorigué). Lanzado en mayo de 2023, Inclimo se armó con 20 millones de euros y ha invertido en cinco empresas, tres de ellas españolas (GoTrendier, Tennders, Ocean Ecostructures), una noruega (Soren Hydrogen) y otra alemana (Cardino).
Casado es general partner y acredita 20 años de experiencia en el área de la sostenibilidad. Trabajó ocho años para Naciones Unidas y considera que su misión, incluso en una esfera tan numérica como el venture capital, es «puramente vocacional». «No veo la necesidad de que haya esa dicotomía entre altruismo y beneficio. Ambas opciones pueden ir de la mano».
PREGUNTA.- ¿En qué punto está Inclimo?
RESPUESTA.- La proliferación de iniciativas en climate tech es muy alta y este sector ha seguido levantando capital incluso cuando más apretaba el VC winter. Además, la regulación es favorable y lo será más en el futuro y hay a disposición del emprendedor mucha inversión pública, con la ventaja añadida de que se abre así el acceso a la financiación no dilutiva. Nuestra idea es cerrar entre cinco y siete inversiones al año hasta un total de 25-30, con primeros tickets que oscilan entre 500.000 euros y un millón y follow on de hasta tres millones. Se trata siempre de startups localizadas en España y Europa. La sexta inversión ya está cerrada, pero aún no la hemos anunciado.
P.- Climate tech funciona en realidad como un vertical de verticales, es decir, abarca diferentes categorías que los fondos y los medios tratan a veces por separado.
R.- De hecho, al ser en efecto así, Inclimo analiza oportunidades en seis verticales: agrotech, foodtech, proptech, economía circular, movilidad y utility tech (agua y energía). En cada caso identificamos los principales retos climáticos en relación con las emisiones de CO₂ y las soluciones con suficiente potencial para acelerar una transformación sistémica.
P.- ¿Es la nueva hornada de emprendedores, esos millennials colindantes con la ecoansiedad, la que lidera este tipo de compañías?
R.- Aquí confluye mucho talento y, por sorprendente que parezca, hay mucho empresario senior, de los que peinan canas, con la clarísima intención de innovar desde cero en este terreno tras haber vendido exitosamente sus startups previas. Con el capital disponible, el nuevo cuerpo normativo y el apoyo de los Estados y gobiernos regionales, el entorno climate tech juega con el viento a favor.
P.- ¿Es usted optimista? ¿Salvará la tecnología a la humanidad de los peligros que acechan a la vuelta de la esquina?
R.- La tecnología puede ayudar, pero el desafío es aún mayor. Hablamos de cambiar los hábitos de la ciudadanía y de modificar el modelo económico. La tecnología es estupenda, pero el que tiene que transformarse es el ser humano. Hay retos que se resolverán con relativa facilidad, como la retirada de la atmósfera del CO₂. Otros como la disponibilidad de agua potable o alimentos, la presión demográfica y la destrucción de los hábitats naturales implican soluciones mucho más complejas.
P.- ¿Qué opina de la teoría del decrecimiento?
R.- La cuestión no es crecer o no crecer, sino crecer de manera regenerativa y minimizar o eliminar los crecimientos nocivos. Gestionar un bosque sostenible, electrificar el parque de vehículos o apostar por productos biodegradables significa crecer en la dirección adecuada; utilizar plásticos y otros materiales contaminantes (también en la industria tecnológica) no es el camino.