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Las financieras de consumo siguen sin levantar cabeza: no ganaron nada en abril

Estas firmas de créditos suman 46 millones de beneficio en los cuatro primeros meses, un 39% menos que hace un año

Las financieras de consumo siguen sin levantar cabeza: no ganaron nada en abril

Sede del Banco de España. | Europa Press

Las financieras de consumo, pese a la subida de los tipos de interés, siguen sin levantar cabeza. En el mes de abril estos establecimientos de crédito – muchos de ellos de los bancos y otros de formas automovilísticas y grandes almacenes- no ganaron nada en abril.

Según últimos los datos del Banco de España recabados por THE OBJECTIVE, las financieras mantuvieron intacto el beneficio anual acumulado en marzo en dicho mes, en los 46 millones de euros. Por tanto, el resultado estanco es de cero euros. Con ello, además, confirman la caída en su rentabilidad, ya que un año antes la suma entre enero y abril era de 76 millones, con lo que sufren un retroceso de un 39,4%.

El incremento de los tipos de interés, a diferencia del impacto positivo que ha tenido en la banca a nivel general, no está suponiendo una ventaja para las financieras, que han visto como su morosidad ha experimentado crecimientos elevados en determinados momentos, aunque hasta la fecha los impagos se han controlado y no son lo suficientemente elevados como para alarmarse.

El año pasado un tercio de las financieras registró números rojos en su cuenta de resultados. Tal y como ya publicó este periódico, 11 de las 34 compañías de crédito al consumo que opera en el mercado, obtuvo un resultado negativo en 2023. Las pérdidas más relevantes son las que generó Unión de Créditos Hipotecarios (UCI), firma propiedad del Banco Santander y BNP Paribas. Esta financiera experimentó un déficit de 69,5 millones de euros, muy por encima del resto.

La segunda con el mayor agujero fue la división especializada de Credit Agricole, que opera con la marca Sofinco y que desde hace un par de ejercicios se encuentra en proceso de expansión en nuestro país. Esta financiera, que ha tenido que llevar a cabo ampliaciones de capital constantes, tuvo unas pérdidas de 28,2 millones de euros.

En lo que llevamos de 2024 la situación parece no haber cambiado y la tendencia a la baja continúa y se acrecienta, pese a que la actividad en los nuevos préstamos sigue al alza, aunque la cartera viva se mantiene a la baja por las amortizaciones realizadas por parte de los clientes. El volumen otorgado por las financieras para la compra de bienes ascendía en abril a los 42.638 millones de euros, unos 900 millones menos que doce meses antes o un 2% inferior.

Lo que sí ha experimentado un avance es el saldo de insolvencias, que alcanzaba los 3.000 millones, por lo que la tasa de morosidad de estos establecimientos de préstamos volvía a superar el 7%, dando así otro aviso a navegantes de que los impagos podrían empezar a escalar posiciones a partir de ahora de manera más generalizada.

La preocupación porque la morosidad se dispare se ha contenido al no haber aflorado con contundencia tras la subida abrupta de los tipos, pero los reguladores siguen insistiendo en la necesidad de que todas las entidades –incluidas las financieras– aumenten sus dotaciones contra insolvencias futuras. En sus últimas intervenciones públicas, los responsables de reguladores –en especial el BCE– están advirtiendo de que se están registrando los primeros deterioros en la calidad de los activos, por lo que están reclamando máxima prudencia.

Además, se espera que con la bajada del precio oficial del dinero –etapa que comenzó en junio– los ingresos empiecen a mermarse. Por el momento, la banca logró una facturación por intereses entre enero y marzo de 24.294 millones de euros, tras avanzar un 52%. En todo 2021, esta cifra sumó 29.600 millones, por lo que la diferencia es limitada, de apenas un 17%. Entonces, el precio oficial del dinero se encontraba en el 0% y el euríbor encadenaba seis años en negativo, una situación insólita que debilitó la rentabilidad del sistema.

El incremento de los ingresos de las entidades ha empezado ya a ralentizarse. En 2023 llegó a más que duplicarse, al mejorar un 123%. Pero si se mantienen los volúmenes del arranque del año, en 2024 la cifra podría rondar los 100.000 euros, acercándose, por tanto, a la época del boom inmobiliario que terminó en 2008. Una partida que incluye lo que cobran por los créditos concedidos y los rendimientos que obtienen por las carteras de deuda pública.

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