THE OBJECTIVE
La otra cara del dinero

Y, efectivamente, la bolsa se la pegó, pero no es para tanto

Aunque el factor clave de la IA aún tiene que dar más espantadas y hay incertidumbres respecto a EEUU, las correcciones eran necesarias

Y, efectivamente, la bolsa se la pegó, pero no es para tanto

La Bolsa de Madrid. | Archivo

Perdón. Ha sido sin querer. Hace unas semanas, quizá más molesto de la cuenta por el dudoso sentido del humor de ChatGPT (en agosto los autónomos estamos muy solos), vaticiné el pinchazo de la burbuja de la inteligencia artificial: la omnipresente IA que me sonaba ya más a rebuzno sostenido que a simpática canción del verano.  

Lamentablemente, los inversores del mundo entero, conscientes de mi proverbial sapiencia y rigor, se espantaron como corderitos y arriaron sus velas bursátiles. El resultado ha sido un susto notable en pleno verano, cuando más relajados estábamos, compitiendo en los Juegos Olímpicos desde el sofá, cerveza en mano.

Pasado el sofocón, los expertos se han apresurado a analizarlo, en esa suerte de profecía a posteriori tan del gusto del sector. Aunque algunos se ciñen decentemente a los hechos. Björn Jesch, CIO de DWS, por ejemplo, constata que «la euforia desbordante en torno a la inteligencia artificial, que ha explicado casi en exclusiva la subida de los índices bursátiles estadounidenses en los últimos nueve meses, ha sufrido un primer revés». A ver, no es solo una manía mía al pesado de ChatGPT.

Pero ojo al matiz que deja caer Jesch como de pasada. Se trata de un «primer revés». O sea, que quedan más por llegar. Así las cosas, «los inversores están empezando a redescubrir la vieja, pero no obsoleta, virtud de la diversificación».

Ojo, esto no significa que la IA no siga teniendo importantes chances de marcar el futuro de la economía mundial. El problema es la burbuja, no la IA. Tras el pinchazo de las puntocom, Internet se limpió de tontería para establecerse como clave de bóveda de, básicamente, lo que es hoy en día el ser humano.

Pero, por lo que sea, a los inversores no les compensa perder algún que otro milloncejo concreto a cambio de un avance más o menos abstracto de la humanidad. Por eso Jesch ya veía una rotación hacia las empresas de pequeña y mediana capitalización. Empezó, dice, en la segunda quincena de julio. La cuestión es si persistirá, o hasta qué punto. En cualquier caso, apunta, el «índice bursátil estadounidense de pequeña capitalización Russel 2000 también podría haberse beneficiado de las especulaciones sobre la bajada de los impuestos de sociedades, en caso de que Donald Trump gane las elecciones de noviembre».

La cosa no está clara, sin embargo. En realidad, para qué vamos a engañarnos, la gente confiaba plácidamente en el acelerón de la IA porque la economía estadounidense iba bien, con una sintonía aún más que importante con las grandes tecnológicas. Andrew Jackson, director de Renta Fija de Vontobel, explica que los débiles datos de empleo de EEUU «han seguido causando estragos en los mercados, y han provocado importantes caídas en muchas clases de activos, sectores y regiones. El primer paso de esta corrección de precios estuvo en línea con nuestras expectativas basadas en los datos recientes; pero es probable que ahora estemos entrando en un territorio de rebasamiento».

Michael Langham, economista de abrdn, coincide en que «el temor a una recesión en EEUU vuelve a dominar la escena, al combinarse la rápida pérdida de impulso del mercado laboral con la escasa demanda de los consumidores en los resultados de las empresas. El mercado cree ahora que la Reserva Federal va por detrás de la curva y que recortará rápidamente en las próximas reuniones para evitar un aterrizaje brusco». Con el consiguiente contagio: «Todo esto se ha reflejado en los mercados asiáticos, donde ayer comenzaron a deshacerse las operaciones de carry trade y predominaba el sentimiento de aversión al riesgo».

Tampoco hay que dejarse llevar por el pánico: «Creemos que el trasfondo macroeconómico no es tan nefasto como indican los mercados», explica Langham. «El fuerte crecimiento de la oferta de mano de obra en los últimos años ha contribuido a enfriar el mercado laboral y el número de despidos en EEUU sigue siendo bajo. En Asia, el repunte de las exportaciones tecnológicas y la todavía boyante demanda interna no deberían hacer saltar aún las alarmas a los responsables políticos. Esperamos que la Reserva Federal empiece a relajar su política monetaria en septiembre, lo que debería permitir recortar los ciclos en algunos países emergentes de Asia. Además, los posibles estímulos adicionales en China también podrían tener algunos efectos positivos, suavizando cualquier desaceleración en la región». 

Pero hay que prepararse para un buen ajetreo. «La fase de creciente volatilidad probablemente continuará», asegura un informe de perspectivas sobre los mercados elaborado por DJE Kapital. La firma alemana de gestión de activos y fondos repara, además, en un error recurrente: «Los riesgos de una posible escalada del conflicto en Oriente Medio no parecen haberse valorado adecuadamente». La sombra de Irán planea por los mercados…

En todo caso, hay que volver a recordar que estamos en proceso de limpia. Mathew Lynn tira de flema británica desde The Spectator: «Todo el mundo debería calmarse», porque «sería mucho mejor simplemente dejar que la corrección siga su curso».

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