Modistos del mundo, uníos... a través de Fabbric
Esta plataforma permite a cualquiera crear una colección de ropa en 20 minutos gracias a un software de diseño en 3D
Si se pronuncia una palabra llamada capitalismo, de inmediato surgirá una conexión: el ánimo de lucro. Esta es la serpentina del sistema que domina las dinámicas económicas mundiales, pero hay otras piezas clave en el engranaje, unas formuladas en clave altruista (por ejemplo, el emprendimiento social) y otras planteadas en clave operativa.
El segundo bloque se envuelve con el lazo de la simplificación, uno de los grandes propósitos de la tecnología. PayPal o Bizum simplifican los pagos, Filmin el consumo desde casa de cine clásico, Zunder la posibilidad de cargar rápido un vehículo eléctrico, Idoven el diagnóstico de un maltrecho corazón y Sons of a Bit la creación de contenidos de realidad aumentada.
Es ahí donde se enmarca Fabbric, startup nacida en Barcelona, dirigida por Alba Rocafort y cofundada por Hugo Cuesta. Compañeros en el colegio, ambos amigos soñaban con diseñar su propia colección de ropa, una idea compartida por miles de personas a lo largo y ancho del mundo que choca habitualmente con la realidad de una industria repleta de embudos. Así surge una plataforma que permite a cualquiera adentrarse en esta esfera y orquestar su colección en 20 minutos.
«Digitalizando todo el proceso, conseguimos que se diseñe y se produzca la ropa. Producir es el mayor rompecabezas en la industria de la moda. Una vez lo haces y te llega el producto, puedes vender a través de nuestra plataforma. No recurrimos a la IA generativa. Hemos construido un software propio que trabaja a partir del modelaje en 3D», explica Rocafort (29 años), formada en la London School of Economics.
Early adopters
Inicialmente, el negocio se basaba en ofrecer a los fabricantes un marketplace donde vender su producto stock, pero en mayo de 2023 se gira hacia el modelo actual. La plataforma funciona por ahora con un centenar de usuarios cuidadosamente seleccionados (incluidas empresas, influencers, creadores de contenido y actores) y a partir de septiembre el melón se abrirá sin restricciones. Hoy la lista de espera asciende a 7.000 personas.
La web de la startup ya da una pista sobre sus posibilidades. Se elimina, por ejemplo, el embudo del patronaje; igual que el de los tejidos y fornituras, el corte y la confección o la visualización previa de las prendas. Además, en sus tarifas a los modistos del futuro, Fabbric incluye asesoramiento personalizado.
El rey de los obstáculos
Pero el embudo hegemónico en esta industria, el muro que impide a muchos adentrarse en ella, son los mínimos de producción. Si lo normal es que un fabricante exija al menos 300 unidades para hacerse cargo del pedido, Fabbric rebaja el umbral a 50. «El ratio de éxito es mayor y se pueden testear diferentes opciones», señala la CEO. Camisetas y sudaderas son las piezas con más tirón en la plataforma, aunque es posible diseñar gorras, faldas, vestidos o camisas, y «próximamente también calzado».
Lo que falta todavía
Arrastra una fama dudosa la esfera de la moda, altamente contaminante y muy inclinada al greenwashing. Fabbric trabaja con factorías de España, Portugal y China, y a todas ellas exige el cumplimiento de las certificaciones planteadas desde Bruselas en el contexto más amplio y complejo de la descarbonización. «Se trata asimismo de un sector todavía demasiado manual que tiene que digitalizarse urgentemente», apunta Rocafort.
Fabbric factura al mes más de 100.000 euros y cerrará 2024 en el entorno del millón y medio de ingresos. Hasta la fecha ha levantado algo más de 1,5 millones en dos operaciones lideradas por el fondo austriaco Hans(wo)men Group, cuya responsable en España es Helena Torras.